Cómo prevenir una marea blanca de pélets como la de Galicia

Todo comenzó a mediados de diciembre cuando el buque de bandera de Libia, Toconao, perdió parte de su carga en la costa gallega. De acuerdo con la asociación Noia Limpa, se trata en total hay unos 70 sacos de 25 kilos cada uno con pélets que pertenecen a la empresa Bedeko Europe, con sede en Polonia.

El principal problema es que cada saco contiene millones de estos pélets, cada uno de cinco milímetros de diámetro. Pero no es el único. Y, al igual que los propios pélets, se van acumulando.

La carga es de una empresa polaca, el barco tiene bandera de Liberia, la responsable de transporte es la danesa Maersk y, según denuncian los polacos de Bedeko Europe, el propietario de la carga es de origen indio. ¿Quién es responsable? El primer obstáculo es que no se ha aclarado con la celeridad suficiente la composición de los pélets. Y esto es fundamental.

De acuerdo con el doctor en ingeniería química y especialista en higiene industrial, Borja Garrido Arias, "es importante destacar que este tipo de pélets se tiene sospecha que son polímeros de uso industrial para la producción de innumerables elementos que empleamos en nuestra vida cotidiana (desde envases alimentarios hasta prendas de ropa)".

"Su base de composición, por lo general, suele ser polímeros tales como el polietileno, polipropileno, policloruro de vinilo ó politetrafluoretileno. Es muy posible que se trate de los dos primeros dado que muchos de ellos flotan por disponer de menor densidad a la del agua salada. Que se transporte en forma de pélets tiene como objetivo poder facilitar su traslado, y posteriormente, su conformado. Al ser polímeros termoplásticos se pueden moldear fácilmente con la temperatura. El hecho de estar en forma de partículas de menor tamaño se traduce en un menor coste energético en su moldeo y un mejor resultado en la calidad del producto final».

[[H2:«Lágrimas de sirena»]]

Obviamente, la pregunta es qué efecto pueden provocar en las costas, cuánto tiempo durará y si se puede prevenir este tipo de derrames. Estas «lágrimas de sirena», como también se las conoce, ya se han extendido fuera de Galicia y han llegado a Asturias y Cantabria. Tanto como para que el gobierno francés comience a preocuparse. Inicialmente, la Xunta aseguró que el material no era «tóxico ni peligroso» en base a un informe, pero este no era muy extenso y ni siquiera estaba firmado por un experto. Luego hubo un segundo análisis que alertaba de posibles peligros en caso de inhalación y de que se debía evitar el contacto con piel, ojos y ropa.

"La peligrosidad se debe definir por la ficha de seguridad del producto –advierte Garrido Arias por correo electrónico–. Todo producto debe venir caracterizado en dicho documento, cuyos puntos desarrollados se definen por lo establecido en el reglamento REACH. En caso de ser polímeros de uso cotidiano, su categoría de toxicidad no es elevada para la salud humana de forma directa (polietieno y polipropileno, por ejemplo). Otros como el policloruro de vinilo o el politetrafluoretileno ya podrían entrañar mayor riesgo tanto para la salud humana como para el medio ambiente".

"El tamaño sí que entraña un problema dado que su degradación por los agentes geológicos se va a ver acentuada con la exposición, descomponiéndose en partículas más pequeñas y entrando en la cadena trófica en menor tiempo. Si no se conoce la ficha del producto éste se puede caracterizar de forma sencilla mediante técnicas analíticas tales como la resonancia magnética y/o el espectro de transformada de Fourier. Con ellas se podría evaluar posibles aditivos de carácter antioxidante que, tal vez, pudieran tener mayor toxicidad". "Es importante destacar, que de cara a la población que está colaborando, en caso de tratarse de los polímeros como el polietileno o polipropileno, no están expuestos a riesgo químico. Sin embargo, en caso del policloruro de vinilo o politetrafluoretileno, bajo exposiciones continuadas y repetidas, sí que pueden entrañar mayor riesgo".

¿Cuánto tiempo durará esto?

Pero también existe un peligro a largo plazo. El plástico, en tierra firme, tarda más de un siglo en degradarse, pero en el mar desaparece muy pronto si es pequeño… devorado por la vida marina. Se acumula en el sistema digestivo de peces, mamíferos y aves y, o los mata por infecciones o inanición, o llega a nosotros a través de la cadena trófica.

Para Garrido Arias lo ideal sería la retirada mediante medios físicos, extrayendo la mayor cantidad de polímero antes de su degradación, aunque su eliminación por métodos químicos es inviable.

¿Cuánto tiempo durará esto? "Dependerá de la cantidad de partículas retiradas y las condiciones del medio en que se encuentran, así como del tipo de polímero. Al disponer de aditivos antioxidantes, la degradación será más lenta, pero se producirá".

Obviamente no hay forma de prevenir ciertos accidentes, muchos de ellos inesperados por definición, pero sí se pueden tomar precauciones. Sobre todo en regiones como Galicia, que son puntos de convergencia permanentes del tráfico marino y donde es más probable que pase algo como lo que le ocurrió al Toconao o lo que viene ocurriendo en la costa catalana desde 2018.

Lo primero es contar con protocolos de respuesta rápida para evitar que las corrientes aumenten el problema. Pero hay más medidas. «Cumplir con la legislación vigente en materia de seguridad industrial y de prevención de riesgos laborales. Tener identificado el producto o materia prima mediante su ficha de seguridad permitirá evaluar los riesgos a los que estamos expuestos ante el vertido. Mantener el etiquetado de los lotes, las fichas de seguridad debidamente actualizadas y disponer de planes de prevención de riesgos ante este tipo de catástrofes en las empresas del sector permitirá minimizar los riesgos tanto para los trabajadores como para el medio ambiente».

La realidad es que dependemos de este tipo de materiales para la producción de miles de bienes y, mientras esto siga así, la prevención y el conocimiento, resultan fundamentales.