Salud
Cuando la cara tiene contracciones
Con un diagnóstico adecuado y opciones de tratamiento como la toxina botulínica, es posible controlar y mitigar los efectos de estos movimientos.
Las contracciones faciales son movimientos involuntarios de la cara que pueden afectar la apariencia y calidad de vida de una persona. Existen dos posibilidades principales en las que se pueden observar estos fenómenos: los tics y los espasmos o sincinesias.
El Dr. José Luis Fernández Plaza, neurofisiólogo del Hospital Quirónsalud Sur, señala la importancia del rostro humano: “La cara es uno de los medios principales a través del cual nos comunicamos. Nuestras expresiones faciales transmiten emociones, estados de ánimo y mensajes sutiles”.
Sin embargo, en ocasiones, algunas personas experimentan contracciones faciales involuntarias que pueden afectar la forma en que se perciben a sí mismas y los perciben los demás.
Tics y espasmos
Los tics faciales son trastornos motores en los que se altera el control que el cerebro ejerce sobre los movimientos de la cara. Estos tics dependen del sistema nervioso central y no hay alteración en los nervios o músculos en sí mismos.
Los espasmos y sincinesias son fenómenos motores relacionados con alteraciones en el funcionamiento del sistema músculo-nervio, que pueden ser estudiados mediante electromiografía (EMG). Estos fenómenos implican un aumento de la excitabilidad del sistema nervio-músculo en una región facial específica.
Uno de los casos más comunes de contracción facial involuntaria es el blefaroespasmo, una anomalía de la función de los párpados, que se caracteriza por la contracción involuntaria y visible del músculo que los controla. A menudo, se presenta en un ojo determinado y puede estar relacionado con irritación ocular. Mediante un EMG, se puede observar una actividad motora continua en el músculo afectado, con descargas motoras a una frecuencia específica.
Otro caso es el espasmo hemifacial, que implica una contracción involuntaria y visible de la mitad de la cara. Este tipo de contracción suele estar relacionado con un episodio previo de parálisis facial y, mediante un EMG, se observa una actividad motora continua en los múltiples músculos de la cara en el lado afectado.
Las sincinesias faciales son contracciones no deseadas de una parte de la cara cuando se mueve otra parte voluntariamente. Por ejemplo, la desviación de la comisura de la boca al cerrar el ojo. Estas sincinesias pueden estar respaldadas por un crecimiento anómalo de alguna rama nerviosa o, con mayor frecuencia, por un aumento de la excitabilidad de estas ramas debido a la recuperación anómala de una parálisis facial previa. Un EMG puede ayudar a evaluar la hiperexcitabilidad neuronal en estos casos.
La importancia de la cara
El doctor Fernández Plaza apunta: “Es importante destacar que estos tres fenómenos tienden a aumentar en situaciones de estrés o ansiedad debido a su relación con la hiperexcitabilidad neuronal”.
Una vez diagnosticados, es posible controlar estos movimientos involuntarios mediante la aplicación local de toxina botulínica, una sustancia que bloquea la unión neuromuscular en la zona donde se aplica. Sin embargo, el tratamiento debe ser evaluado y recomendado por un especialista en base a cada caso específico.
En conclusión, el rostro del ser humano es una pieza muy importante de su anatomía poque a través de él se comunica y se relaciona con el exterior. Por tanto, las contracciones faciales involuntarias pueden afectar la vida diaria de una persona.
Con un diagnóstico adecuado y opciones de tratamiento como la toxina botulínica, es posible controlar y mitigar los efectos de estos movimientos. Ante cualquier contracción facial involuntaria, es recomendable buscar la evaluación de un especialista para obtener un diagnóstico preciso y valorar las opciones de tratamiento más adecuadas para la situación.
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