¿Cuánto tiempo deberíamos esperar para tomarnos el primer café de la mañana?

Cuenta la leyenda que un pastor del Cuerno de África llamado Kaldi estaba paseando con sus cabras cuando se percató de que estas estaban inusualmente agitadas. Después de investigar un poco, llegó a la conclusión de que aquel extraño comportamiento podría estar relacionado con los frutos rojos que habían estado comiendo los animales.

Echándole un poco de valentía, Kaldi decidió echarse unos cuantos de estos granos a la boca. La cosa se podía haber torcido mucho para el pastor, pero lo peor que le pasó fue queesa noche no pudo dormir. Al día siguiente, Kaldi se lo contó a todos sus vecinos y estos -escépticos- decidieron llevárselo al imán de la mezquita más próxima… para que les sacase de dudas.

El religioso se hizo una infusión con aquellas bayas y comprobó que -efectivamente- tenían un efecto estimulante. En vista de sus beneficios, el imán se lo dio a sus discípulos para que estos se mantuvieran despiertos y espabilados durante la oración. Con el tiempo, el consumo de aquel milagroso brebaje se fue extendiendo más y más... hasta nuestros días, cuando ya es la segunda bebida más consumida del mundo… solo superado por el agua.

Para ponerlo en perspectiva: estamos hablando de que cada día se preparan más de tres mil millones de tazas de café en todo el mundo… o esas son las estimaciones, claro. Dada la enorme importancia que este producto tiene para la economía global y, sobre todo, para la salud pública; durante las últimas décadas se han puesto en marcha multitud de estudios que han tratado de explicar las reacciones fisiológicas que se dan en el organismo a raíz de la ingesta de café.

La principal de estas reacciones fisiológicas consiste en la liberación de cortisol en la corteza prefrontal del cerebro, lo que excita la mente y el cuerpo. Al activar la cafeína el sistema nervioso central, se bloquean (o al menos se suavizan) los efectos de la somnolencia. Esta es la principal reacción fisiológica no sólo porque sea la más interesante en nuestro día a día, sino también porque es el principal motivo por el que esta bebida se consume en todo el mundo.

Evita estresar de más a tu cerebro

Contar con el poder estimulante de la cafeína por las mañanas es algo absolutamente esencial para muchas personas. Esta primera taza de café empieza a hacer efecto unos 20 o 30 minutos después de haberla bebido y les ayuda a despertarse y a ponerse en marcha como es debido. Sin embargo, hay otras personas que defienden que, en realidad, esta rutina del café matutino no es tan conveniente como podríamos pensar.

Su teoría parte de la idea de que la mañana es cuando nuestro cuerpo libera naturalmente más cortisol, una hormona que el organismo libera para aumentar su actividad. Es algo así como la hormona opuesta a la melatonina, que se produce naturalmente en nuestro organismo cuando ha llegado la hora de dormir.

Al tomarnos este chute de cafeína por la mañana, no permitimos que esta hormona se produzca de forma paulatina y natural, por lo que nuestro cerebro experimentará más estrés del necesario. De acuerdo con esta teoría, lo ideal sería esperar unas tres o cuatro horas para tomarnos esta primera taza de café y aprovechar al máximo sus beneficios.

Es decir, que si una persona se levanta a las 6:30, el primer café debería tomarlo alrededor de las 10 de la mañana. De esta forma, el cuerpo no sólo se habrá activado de una forma natural y escalonada, sino que además podremos aprovecharnos de su alto contenido en antioxidantes (polifenoles y ácidos hidrocinámicos), que le confieren propiedades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, diabetes, incluso el alzhéimer.