Tribunales

Cuatro años de cárcel para los autores del robo de vino en el restaurante Atrio

Entre los dos van a tener que pagar 753.454 euros de indemnización para la aseguradora

Los dos acusados vistos desde una pantalla de la sala de prensa durante una vista oral del juicio por el robo de las botellas de Atrio, en la Audiencia Provincial, en Cáceres, Extremadura (España).
Los dos acusados vistos desde una pantalla de la sala de prensa durante una vista oral del juicio por el robo de las botellas de Atrio, en la Audiencia Provincial, en Cáceres, Extremadura (España). Carlos CriadoEuropa Press

La Audiencia provincial de Cáceres ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión al acusado de robar 45 botellas de vino del restaurante Atrio de la capital cacereña, Constantin Dumitru, y a cuatro años de prisión a Priscila Lara Guevara, como autores responsables de un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público de especial gravedad. Además deberán indemnizar conjunta y solidariamente con 753.454 euros a la aseguradora Reale que llegó a un acuerdo con los dueños de Atrio, a los que indemnizó por el valor que se reclama y que también coincide con el precio del peritaje que se realizó a los vinos que desaparecieron de la bodega del afamado restaurante cacereño, según recoge Europa Press.

La Audiencia considera como hechos probados que los dos acusados puestos de común acuerdo y con la finalidad de obtener un beneficio ilícito, decidieron que se alojara la mujer en el hotel Atrio de Cáceres el día 26 de octubre de 2021, lugar que conocían por haber estado previamente planificando el hecho los días 1 y 13 de y 12 de agosto de 2021.

La reserva fue realizada por la mujer utilizando un pasaporte falso y portando solo una mochila que, al ser cogida por un empleado, observó que no tenía peso alguno. La sentencia indica que posteriormente se presentó el varón para cenar y alojarse, sin registrarse, en el hotel. Tras cenar en el restaurante sito en el mismo, realizaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a la habitación.

Sobre las 2:10 horas de la madrugada la acusada llamó a recepción, pidiendo una ensalada e interesándose repetidamente por el tiempo que tardaría en ser servida por el único empleado que se encontraba en ese momento en el hotel-restaurante.

El empleado de recepción, tras negarse a realizar la comanda, manifestándole que se encontraba solo y la cocina cerrada y extrañado por la solicitud (habían cenado un menú degustación de 14 platos), accedió a la petición dado la insistencia de la acusada, indicando que tardaría por lo menos unos 20 minutos en servir lo solicitado. El empleado se dirigió entonces a la cocina y fue el momento que el acusado aprovechó para ir a la recepción, donde cogió una llave electrónica con la que acudió a la bodega, no teniendo éxito en su apertura por no tratarse de la llave adecuada. El empleado, tras subir la ensalada, regresó a recepción.

El ahora condenado, al ver que la llave no abría la puerta de la bodega, realizó una llamada a la mujer que se encontraba en la habitación desde la puerta de la bodega para que volviera a entretener al recepcionista.

Así, poco después, la acusada repitió la llamada a recepción, en esta ocasión para solicitar un postre, a lo que nuevamente el empleado puso reparos, accediendo finalmente a llevarle algo de fruta.

El acusado volvió a la recepción y cogió la llave maestra número 27 de una caja, abriendo con ella la bodega, accediendo a la sala de catas donde se apoderó de 45 botellas de vino que guardó en una mochila y dos bolsos de gran tamaño con los que subió inmediatamente a la habitación antes del regreso del empleado a la recepción.

Los acusados abandonaron precipitadamente el hotel sobre las 5:00 horas de la madrugada cargando el varón la mochila a la espalda y los dos bolsos con las botellas, en las que había introducido cuatro toallas del baño de la habitación del hotel para evitar que tintinearan entre ellas y subiéndose posteriormente a un vehículo, concluyen los hechos probados de la sentencia.