Opinión
"El debate sobre las guardias de 24 horas es oportuno, pero debe hacerse bien"
Tomas Cobo, presidente de la Organización Médica Colegial, explica cómo la calidad y la seguridad de la atención al paciente dependen también de la salud física y mental de sus médicos y médicas
Nuestro Sistema Nacional de Salud está conformado por muchos elementos y piezas clave para su engranaje y, entre esas piezas, la atención médica continuada emerge como un tema crítico que merece una revisión profunda y reflexiva.La propuesta de la Ministra de Sanidad, Mónica García, de eliminar las guardias médicas de 24 horas supone una gran oportunidad para una modernización del decreto de jornada, y para debatir y analizar las necesidades reales del sistema y cómo mejorarlo.Una reflexión que no solo es oportuna, sino vital para asegurar la calidad de la atención, la seguridad del paciente y las condiciones en las que trabajan los médicos y médicas, piedras angulares de la sanidad española.
Es evidente que el actual decreto de jornada médica está obsoleto y requiere una revisión integral. Para ello resulta fundamental tener en cuenta dos factores claves: el envejecimiento de la población médica y las necesarias políticas y condiciones para lograr una conciliación efectiva entre la vida laboral y personal de los facultativos.
Pero no podemos abordar el tema de las guardias de 24 horas desde una perspectiva global y única porque en el ámbito de la atención médica existen necesidades y presiones que varían según la especialidad, el hospital y el servicio de salud. Por lo tanto, hablar de guardias de 24 horas de forma generalizada es insuficiente. Afrontar este asunto con una visión práctica y de futuro requiere de un estudio preciso que determine las necesidades específicas de cada servicio, con un objetivo absolutamente prioritario: garantizar que los médicos estén en óptimas condiciones físicas y psíquicas para desarrollar sus conocimientos y competencias a la hora de atender a los pacientes. En definitiva, que brindemos a la ciudadanía la máxima seguridad clínica. Este debe de ser el punto de partida.
Un debate que trasciende fronteras
Es importante destacar que esta discusión sobre las guardias médicas no es exclusiva de España. Los médicos jóvenes en toda Europa están impulsando cambios para garantizar una conciliación efectiva entre la vida laboral y personal sin comprometer la seguridad del paciente. Es un debate que trasciende fronteras y que se enmarca en la búsqueda de un sistema de salud más equitativo y eficiente.
No parece lógico que otras profesiones cuenten con tacógrafo que marca sus tiempos de descansos y quienes estamos en un quirófano podamos pasar horas y horas seguidas trabajando cuando en nuestras manos tenemos la vida y la salud de las personas. No es un argumento el que si se suspendieran las guardias de 24 horas habría que contratar a muchos más profesionales y, además de que en estos tiempos no abundan, el costo sería inasumible.
Es imprescindible un estudio determinado que tenga en cuenta las particularidades de cada servicio, de cada hospital, de cada centro de salud y de cada comunidad. Y los agentes clave para este análisis son los Jefes de Servicio de los Hospitales y los Coordinadores de los centros de AP, ellos son los que conocen en profundidad las necesidades de sus servicios.
Los futuros médicos
Mención particular merecen nuestros compañeros más jóvenes, los residentes. En este ámbito, las reformas deben de contemplar un cambio hacia un sistema de formación basado en competencias que considere el contexto laboral actual, porque la calidad de la formación médica y la atención sanitaria dependen intrínsecamente de las condiciones laborales en las que se desarrollan. Debemos buscar un modelo que no solo mejore la calidad de la atención y la seguridad del paciente, sino que también promueva el bienestar de los médicos y facilite la conciliación entre la vida laboral y personal a través de políticas que generen condiciones laborales atractivas y una adecuada planificación de recursos humanos. Esto es fundamental para garantizar la disponibilidad de profesionales capacitados y promover la igualdad real en la profesión.
Abrir el debate sobre las necesidades reales del sistema de salud y cómo adaptarlo para mejorar es un paso crucial hacia la construcción de un sistema más moderno, sostenible, eficiente y equitativo. Es hora de replantear nuestras prácticas e implementar medidas que garanticen la seguridad clínica, la salud de los profesionales y la de los pacientes. Ellos son el único sentido de nuestra profesión.
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