Conducción

La DGT lo explica: ¿a qué edad debe una persona dejar de conducir y cuáles son las señales para hacerlo?

Conducir prolongadamente en la vejez puede seguir siendo seguro, siempre que se atiendan con honestidad los signos de deterioro físico y mental

La DGT lo explica: ¿a qué edad debe una persona dejar de conducir y cuáles son las señales para hacerlo?
La DGT lo explica: ¿a qué edad debe una persona dejar de conducir y cuáles son las señales para hacerlo?Freepik

El debate sobre cuándo debe una persona dejar de conducir no tiene una respuesta universal, pero sí exige honestidad y autocuidado. Ni una cifra mágica, ni prohibiciones automáticas: la decisión debe basarse en condiciones reales de salud, capacidades de reacción y la seguridad propia y ajena. Un informe de 2024 de Fundación MAPFRE, en colaboración con el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, aporta datos esenciales para reflexionar sobre la conducción en edades avanzadas.

¿Cuál es la edad límite para conducir, según la DGT?

No hay una normativa que fije una edad concreta en la que haya que dejar de conducir. De hecho, la mayoría de personas mayores considera que el momento debe decidirse “cuando las condiciones físicas o mentales cambien”, no por cumplir un número determinado de años.

El citado estudio de MAPFRE revela que, de media, quienes dejan de conducir lo hacen alrededor de los 75 años. Sin embargo, no se trata de un umbral rígido, sino de un punto frecuente en el que convergen varios factores: reflejos, vista, coordinación, salud general y la aparición de problemas cognitivos.

Señales que indican que puede ser hora de dejar las llaves

Según los expertos, no es la edad lo que incapacita per se, sino la disminución de capacidades clave para conducir con seguridad. Entre los indicadores más frecuentes destacan:

  • Problemas de visión o audición, que dificultan la detección de señales, peatones o peligros acústicos.
  • Lentitud o pérdida de reflejos, relevante en maniobras, frenadas o cambios de carril. Estudios muestran que la tasa de accidentes mortales por kilómetro crece drásticamente en conductores de 80 años o más.
  • Problemas de memoria, orientación o atención, incluidos síntomas de deterioro cognitivo, que pueden afectar al uso adecuado de pedales, indicaciones o decisiones bajo presión.
  • Fragilidad física o movilidad reducida, que limita la capacidad de maniobra o reacción ante imprevistos.

El informe de MAPFRE recuerda que “dejar de conducir es un proceso por el que todos vamos a pasar durante nuestra vida” y que ignorar esas señales puede “agravar los riesgos” tanto para los mayores como para otros usuarios de la vía.

De manera interesante, los datos muestran una paradoja: los conductores mayores de 65 años cometen menos siniestros que los jóvenes, según algunas estadísticas, posiblemente por su prudencia, experiencia y menor tendencia a conductas arriesgadas. Pero a partir de los 74-75 años, la gravedad de los accidentes en los que están involucrados se incrementa, debido a su mayor fragilidad física y al hecho de que a menudo circulan con vehículos antiguos o por vías secundarias menos seguras. Así, aunque en muchos casos la conducción siga siendo segura, existe un punto en el que los riesgos derivados del envejecimiento empiezan a superar los beneficios de la autonomía.

Dejar el coche no es solo una cuestión práctica: muchas personas sienten que pierden independencia, libertad y parte de su estilo de vida. En el estudio citado, el 45 % de quienes abandonaron la conducción lo hicieron de forma forzosa o aconsejada por su entorno, no por decisión propia. Entre las razones principales: deterioro físico, pérdida de habilidades cognitivas, dificultades para conducir con seguridad o enfermedades. Y muchas vecesese adiós al volante viene acompañado de rechazo, tristeza o sensación de pérdida de autonomía.

Por eso los expertos alertan de la necesidad de acompañar esa transición con alternativas de transporte, apoyo social y comprensión familiar para aliviar el impacto emocional.

Claves para una conducción segura en la tercera edad

Para quienes todavía conducen pasados los 65 años, estos consejos pueden ayudar a prolongar la seguridad al volante:

  • Someterse con regularidad a los reconocimientos psicofísicos necesarios para la renovación del carnet. En España, la validez del permiso se acorta y exige revisiones más frecuentes tras los 65 años.
  • Evitar conducir de noche, en condiciones meteorológicas adversas o en viajes largos. Disminuye reflejos y visibilidad.
  • Vigilar la medicación: algunos fármacos pueden afectar la atención, reflejos o coordinación.
  • Contemplar restricciones, no necesariamente la retirada total del permiso: conducción diurna, trayectos cortos o acompañados, tráfico bajo o solo vías seguras.
  • Valorar el abandono voluntario cuando las señales de deterioro sean evidentes: vista borrosa, confusión, cansancio, reacciones lentas, dificultades para orientarse o juzgar situaciones de riesgo.

Decidir que ha llegado el momento de dejar de conducir no es fácil, pero a veces es necesario. No se trata de discriminar por edad, sino de reconocer que algunos cambios físicos o cognitivos reducen la seguridad propia y de los demás. La conducción responsable no se define por los años, sino por la capacidad real para tomar decisiones correctas al volante.

Cuando el cuerpo o la mente empiezan a fallar, el paso más prudente es dejar las llaves. Una decisión que gana sentido cuando se convierte en un acto de responsabilidad, calma y cuidado hacia uno mismo y hacia quienes compartimos la vía.