Curiosidades del extranjero

Un español viaja a Egipto y revela lo peor de la sociedad: "A las mujeres occidentales les dicen de todo y la policía es muy corrupta"

Mientras que la riqueza culinaria fue uno de los factores más enriquecedores durante su estancia, el factor social dejó muchas cosas a deber, sobre todo con el papel de la mujer

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EgiptoWikimedia

El choque cultural que puede experimentar un ciudadano español al viajar a países africanos es una experiencia profunda que va más allá de las diferencias visibles. En muchas zonas del continente, el ritmo de vida es más pausado y las relaciones personales ocupan un lugar prioritario frente a la eficiencia o la puntualidad, lo que puede generar desconcierto en quienes están acostumbrados a una sociedad más estructurada. El papel de la religión, muy presente en la vida cotidiana de numerosos países africanos, también puede impactar al visitante que no está habituado a esa convivencia tan directa entre lo espiritual y lo social. En algunos contextos, además, las normas de comportamiento, el trato hacia la mujer o la manera de expresar el respeto pueden chocar con los valores que predominan en España.

A pesar del impacto inicial, muchos viajeros descubren una riqueza cultural y humana que transforma su perspectiva. El concepto de comunidad es mucho más fuerte en muchas regiones africanas y contrasta con el individualismo más extendido en Europa. Esta diferencia puede generar incomodidad al principio, pero también abre la puerta a nuevas formas de entender la vida y las relaciones. Sin embargo, el viaje no siempre resulta positivo. En algunos casos, los españoles pueden enfrentarse a barreras idiomáticas, a sistemas sanitarios muy distintos o a infraestructuras deficientes que dificultan la adaptación. También pueden surgir situaciones de inseguridad, diferencias profundas en la percepción de los derechos humanos o malentendidos culturales que, lejos de enriquecer, generan frustración o rechazo.

Sin embargo, una vez establecido el contexto social, países como Marruecos se han convertido en el destino favorito de muchos españoles, que acuden periódicamente en busca de nuevas riquezas culturales. Al tratarse de sociedades con amplias diferencias entre sí, tanto a la hora de pensar como de relacionarse entre los ciudadanos, cada vez son más frecuentes los malentendidos, como el que hoy nos acontece. En este caso, un joven viajó al país de las pirámides, Egipto, con el fin de pasar su periodo vacacional. Por el contrario, una vez acabado el viaje, expuso en redes sociales las principales problemáticas que habían surgido, tanto a él como a su acompañante.

Esto es lo peor de Egipto según el español

Álvaro Casares, influencer reconocido en redes sociales por su vídeos de humor centrados en el reflejo de la sociedad española, explicó al detalle su experiencia en Egipto con un listado de las cosas "que no le han gustado" y curiosidades. Para empezar, comienza diciendo que está implantada la inexistencia de seguridad vial y, en ocasiones, tampoco medidas sanitarias, mientras recoge unas imágenes donde se aprecia una montaña de pescado en condiciones de dudosa salubridad. Por otro lado, intercala esta aclaración con una curiosidad: "Me llamó la atención que fuera de Europa el tapón de las botella no va unido", indica en relación a la medida que se ha adquirido en el continente respecto a esta materia.

No obstante, en este preciso instante señala lo peor de la sociedad. "Para muy mal, a las mujeres occidentales en la calle les dicen de todo", aclara. De todas formas, no es el primero que pone sobre la mesa esta variable, puesto que, en otras ocasiones, varios influencers han reconocido la habitualidad de esta costumbre. Por otra parte, incide en el caos que supone el tráfico, ya que, tal y como informa, no existen los pasos para peatones. "Conduciendo es muy normal hablar por él móvil y no ponerse el cinturón", agrega poniendo de ejemplo a un taxista. Respecto a esta materia, también añade que "hay que regatear hasta en la aplicación" para solicitar transporte.

Siguiendo con más materias negativas, explica que "a los animales a veces se les trata regular", indicando la explotación de camellos para uso turístico. Por otra parte, Casares cuenta una anécdota para explicar una de las cosas que más le sorprendió. "La policía es súper corrupta, nuestro conductor le dio un billete al policía en un control y para delante", menciona. En algunos países donde la economía no se asemeja a los países europeos, esta práctica es más habitual de lo que podríamos pensar. Para sorpresa de muchos, también aclara que "a pesar de todo, las calles son bastante seguras".

Curiosidades y aspectos positivos

Al venir de un país occidental, el susodicho también notó el cambio de moneda y, por consiguiente, la variación del patrimonio. "Entre diez y veinte céntimos cuesta el litro de gasolina", explica. Esta diferencia supone casi diez veces menos de valor que en España. Cambiando de tercio, el punto más favorable que identifica es el mundo culinario, ya que asegura que la "comida está riquísima". En este contexto, la experiencia en centros dedicados a la hostelería fue algo contradictoria. "Aunque no haya nadie en el restaurante, suelen atender despacio", sentencia.