Tragedia en Oviedo
Frases como "no puedo más", cambios de conducta y autolesiones, pistas de intención suicida en menores
El año pasado la Fundación ANAR atendió 1.275 llamadas de menores de edad con el intento de suicidio iniciado
Los cambios bruscos de conducta, la verbalización de frases como "no puedo más" o "así no merece la pena vivir" y las autolesiones son algunas de las señales de alerta que pueden avisar al entorno de la conducta suicida de un menor, según ha advertido la Fundación ANAR, tras el caso de las hermanas de 12 años de Oviedo, en el que la Policía ha descartado la intervención de terceras personas, y que se produce tres meses después de otro caso similar en Sallent (Barcelona).
"Si el menor expresa que tiene un problema que no tiene solución, si ha bajado el rendimiento escolar, si tiende a aislarse o si tiene cambios bruscos en el carácter -tristeza, depresión o agresividad-, o si observamos algún tipo de verbalización o expresión escrita de la idea de terminar con su vida con frases como "no puedo más" o "así no merece la pena vivir". A veces cuando las oímos hacemos que no ha dicho nada, pero puede estar tratando de decirnos algo", ha explicado el director técnico y portavoz de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, en una entrevista con Europa Press.
Asimismo, ha advertido de que el principal indicador de una conducta suicida es "la autolesión". Ante estos casos, Ballesteros insta a los padres a "escuchar con empatía" a los menores, a no restar "importancia" a lo que cuentan y a buscar ayuda psicológica.
La Fundación ANAR ha advertido que los datos son "estremecedores", pues "solo" el año pasado, en ANAR atendieron 4.554 casos de ideas e intentos de suicidio -frente a los 131 de hace una década-, de los cuales 1.275 eran menores de edad que ya tenían el intento de suicidio iniciado cuando llamaron al teléfono de ayuda de la fundación 900 20 20 10.
Efecto contagio
Asimismo, ha mostrado su "preocupación" por la extensión de un posible "efecto contagio", tras el caso de dos hermanas en Oviedo, que se produce pocos meses después de otro caso similar en Sallent.
"Hemos recibido la noticia con gran preocupación porque lo que hemos visto es que está existiendo un posible efecto contagio, pues hace poco tiempo se produjo un caso similar", ha explicado Ballesteros.
Se trata, según ha advertido, del llamado "efecto Werther, un efecto romantizador de la conducta suicida o idealizador, como una forma de buscar una solución a un problema, cuando en realidad es una manera irracional de analizar la realidad, todos los problemas son temporales y tienen solución". "En cambio, la muerte no tiene solución y deja otros problemas muy graves a las personas del entorno", ha añadido.
Por ello, la Fundación ANAR recomienda que en las noticias "nunca" se informe sobre el método utilizado por los menores para suicidarse, de forma que otros menores que puedan tener ideaciones suicidas no lo reproduzcan; y no relacionarlo con "una causa simple o una sola causa" porque "el suicidio es siempre multicausal". "Hay que evitar dar una visión simplista", ha añadido.
Sobre la edad a la que se producen más intentos de suicidios, el director técnico de la Fundación ANAR precisa que el perfil de las menores que se han suicidado en Oviedo, de 12 años, no es el más frecuente. Tampoco lo es que se produzcan suicidios colectivos.
En el 71% de los casos, según indica Ballesteros, son menores de 13 a 17 años migrantes, con problemas de salud mental, que se han practicado autolesiones previamente, con intentos de suicidio previos, que han sufrido agresiones sexuales y que sufren un problema desde hace más de un año con una consecuencia diaria.
Entre los más pequeños (de 12 años o menos) que llamaron al teléfono de ANAR por ideas o intentos de suicidio, el principal problema que sufrían era el acoso escolar.
Por su parte, el exdefensor del menor Javier Urra coincide en que existe un "contagio emocional del suicidio" entre los adolescentes y apunta, entre las principales causas del mismo, el "acoso escolar, la depresión o la baja autoestima y el maltrato en el hogar".
También apuesta por informar de estos casos porque "el silencio es el peor enemigo" pero aconseja "evitar detalles como el método utilizado". "La noticia acaba diluyéndose, el duelo permanece", subraya Urra, insistiendo en la importancia de hacer un acompañamiento a las familias dilatado en el tiempo.
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