
EE UU
Un guardia de prisiones en Texas podría ser encarcelado por hacer contrabando de alitas de pollo con los reclusos
El hombre fue recluido en el mismo centro penitenciario en el que trabajaba

Amos Nyanway, un agente penitenciario de 25 años, ha sido formalmente acusado de introducir contrabando en el Centro Correccional del Condado de Travis (Texas, EE. UU.) tras entregar alitas de pollo a reclusos a cambio de dinero. El caso, revelado por la Unidad de Inteligencia sobre Amenazas a la Seguridad, ha sido clasificado como un delito de Clase B, lo que podría derivar en hasta seis meses de prisión y una multa de 2.000 dólares.
Según informó el Daily Mail, la Oficina del Sheriff del Condado de Travis inició la investigación el 21 de agosto, tras detectar un posible intercambio ilegal entre un funcionario y un interno. El contrabando fue identificado como alitas de pollo, entregadas por Nyanway en varias ocasiones. El agente fue suspendido de forma inmediata y posteriormente despedido este martes. Ese mismo día fue arrestado y trasladado al mismo centro penitenciario donde trabajaba.
Antes de incorporarse al sistema penitenciario en junio de 2024, Nyanway había servido en el Ejército de Estados Unidos. Su historial profesional no presentaba antecedentes disciplinarios previos, lo que ha generado sorpresa entre sus colegas. La investigación continúa para determinar si hubo otros incidentes similares o cómplices involucrados.
La sheriff Sally Hernandez expresó su “profunda decepción” por el caso, calificando la conducta del agente como una “decisión insensata”. En su comunicado oficial, subrayó: “Mantenemos a nuestros empleados bajo altos estándares de conducta y responsabilidad. No podemos tolerar ningún tipo de contrabando en nuestras instalaciones seguras”.
El delito de introducir contrabando en una cárcel de Texas está tipificado como falta grave. Las autoridades han seguido estrictamente los protocolos administrativos y legales, documentando cada paso del proceso. El caso ha sido remitido a la fiscalía local, que decidirá si se presentan cargos adicionales. Expertos en seguridad carcelaria señalan que incluso objetos aparentemente inofensivos, como alimentos, pueden alterar el orden interno si se usan como moneda de cambio o privilegio.
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