
Psicología
¿Mueves la pierna sin parar cuando estás sentado? Esto es lo que la psicología dice de ti
Cuando el cuerpo se mueve sin que lo notemos puede estar revelando mucho más de lo que creemos sobre nuestro estado emocional y mental

Puede que te haya pasado más de una vez: estás concentrado en una reunión, esperando tu turno en una sala de espera o viendo una película, y sin darte cuenta, tu pierna se mueve muy rápidamente de arriba abajo. Tal vez no te des cuenta hasta que alguien te lo señala. O quizás seas tú quien observa con cierto fastidio cómo otra persona no deja de sacudir la pierna. ¿Por qué lo hacemos? ¿Es una simple costumbre o tiene un trasfondo más profundo? La psicología tiene varias respuestas.
Un gesto más común de lo que creemos
Este movimiento repetitivo, que algunos llaman informalmente "zapateo nervioso", es más frecuente de lo que se piensa y, según diversos estudios en neurociencia y psicología conductual, suele ser una respuesta automática del cuerpo ante ciertos estados mentales o emocionales.
No se trata de una "manía" sin sentido. La ciencia define este tipo de acciones como comportamientos motores repetitivos de autorregulación. En otras palabras, el cuerpo se mueve sin que la mente lo ordene conscientemente, como una forma de liberar tensión acumulada. En este sentido, no es tan diferente de otros gestos como jugar con el pelo, tamborilear con los dedos o balancearse ligeramente en la silla.
¿Qué hay detrás de este movimiento?
El doctor Stephen Porges, creador de la teoría polivagal, sostiene que el cuerpo humano cuenta con múltiples mecanismos para autorregularse en momentos de estrés. Uno de ellos es el movimiento físico leve pero constante. "El sistema nervioso busca señales de seguridad y maneras de calmarse cuando detecta amenaza o incomodidad, incluso a nivel subconsciente", explica.
En esa línea, un estudio de la Universidad de Cambridge (2019) concluyó que las personas que presentan movimientos repetitivos como mover la pierna o jugar con objetos suelen tener un perfil neurológico más sensible a estímulos externos, lo que los lleva a liberar energía sobrante a través del cuerpo.
Por otro lado, no siempre se trata de estrés. La psicología evolutiva sugiere que estos movimientos también pueden estar relacionados con la necesidad de mantener la atención o la activación cerebral. Cuando estamos aburridos o desmotivados como en una clase larga o una conferencia poco dinámica, el cerebro busca mantenerse estimulado. Y mover la pierna podría ser una forma inconsciente de ayudar a ese proceso.
¿Debería preocuparte mover la pierna de manera constante?
Aunque en la mayoría de los casos es algo inofensivo, conviene observar la frecuencia y el contexto. Si el movimiento es persistente, interfiere con el descanso o se acompaña de otros síntomas (como insomnio, fatiga o irritabilidad), podría ser señal de algo más serio, como el síndrome de piernas inquietas (SPI).
Este trastorno neurológico afecta a millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por la necesidad imperiosa de mover las piernas, sobre todo durante la noche. La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos estima que hasta un 10% de la población podría presentar síntomas leves o moderados de SPI.
Por otro lado, en contextos de alta ansiedad o trastornos como el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), estos gestos también pueden ser habituales. En estos casos, más que una costumbre, se consideran formas de canalizar el exceso de energía o la dificultad para mantener la atención sostenida.
Más allá de lo clínico, mover la pierna puede ser una forma no verbal de expresar emociones. Para algunos, es una válvula de escape; para otros, un signo de impaciencia, frustración o aburrimiento. En entornos sociales o laborales, estos movimientos pueden ser malinterpretados como señales de desinterés o falta de respeto, lo que añade una capa más compleja al análisis.
El psicólogo social estadounidense Albert Mehrabian, conocido por sus investigaciones sobre la comunicación no verbal, señalaba que el cuerpo a menudo "habla" incluso cuando la boca calla. En ese sentido, los pequeños gestos repetitivos pueden ofrecer pistas sobre el estado interno de una persona, aunque ni siquiera ella misma sea consciente de lo que expresa.
Si mueves la pierna sin parar, no estás solo, y probablemente no sea nada de lo que debas alarmarte. En la mayoría de los casos, es una forma natural del cuerpo de liberar tensión, mantener la atención o expresar lo que no se dice con palabras. Sin embargo, si notas que este gesto se vuelve persistente, te causa molestias o afecta tu calidad de vida, puede ser útil consultar con un especialista.
El cuerpo, al fin y al cabo, siempre encuentra formas de decir lo que la mente aún no ha procesado. Y a veces, basta con observar esos movimientos para empezar a entendernos un poco mejor.
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