Halloween

Origen de las calabazas de Halloween: así es la leyenda jack o'lantern

De los campos de Irlanda a nuestras casas.: esta es la historia real de la calabaza de Halloween

 Origen de las calabazas de Halloween: así es la leyenda jack o'lantern
Origen de las calabazas de Halloween: así es la leyenda jack o'lanternUnsplash

En el ámbito rural irlandés y escocés, durante el Samhain -el final de la cosecha y entrada en la "mitad oscura" del año- se tallaban nabos y remolachas para convertirlos en linternas de gesto amenazante. Se colocaban en puertas y caminos como amuletos protectores. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y el Museo Nacional de Irlanda documentan estas piezas y su función apotropaica, con ejemplos conservados y descripciones del uso doméstico de las "linternas de nabo".

¿Quién era Jack? El pícaro que engañó al diablo

Origen de las calabazas de Halloween: así nació la leyenda de jack-o’-lantern
Origen de las calabazas de Halloween: así nació la leyenda de jack-o’-lanternUnsplash

La explicación más difundida del nombre se asocia al cuento irlandés de "Stingy Jack" (Jack el Tacaño): tras engañar varias veces al diablo con tretas y cruces, Jack queda condenado a vagar sin reposo, alumbrándose con un tizón dentro de un nabo. De ahí "Jack of the Lantern", jack-o’-lantern.

De nabos a calabazas: la adaptación americana

El salto a la calabaza llega en el siglo XIX con la emigración irlandesa a Norteamérica: el fruto era más grande, abundante y fácil de tallar que el nabo, y sustituyó rápidamente a las raíces europeas. Se sitúa en ese cruce cultural el nacimiento de la calabaza tallada como símbolo moderno de Halloween, una costumbre que pronto se popularizó en ferias, escuelas y prensa local.

Más allá del mito, quedan objetos que comprueban sus orígenes. El Museo Nacional de Irlanda conserva los célebres "ghost turnips" (nabos fantasmales), con rasgos angulosos tallados a finales del XIX y principios del XX. Esos ejemplares prueban que la talla vegetal es anterior a la calabaza americana y que se practicaba en entornos domésticos rurales.

Luces errantes

La imagen de una luz que vaga por la noche no es casual: en el folclore europeo, las luces de los pantanos confundían a los caminantes y se asociaban a almas errantes o espíritus burlones. La jack-o’-lantern funciona como su reverso protector: una luz tallada que ilumina y ahuyenta lo inquietante, personalizando el "espanto" con un rostro. Esta conexión aparece en repertorios folclóricos y síntesis históricas sobre Halloween.

¿Qué nos queda hoy de la leyenda?

En esencia, la jack-o’-lantern que enciendes en tu puerta conserva la misma lógica que sus ancestros de nabo: dar forma y luz a lo desconocido para domesticar el miedo de la noche de difuntos. Los materiales de base cambiaron -del nabo europeo a la calabaza american-, pero el gesto de tallar un rostro y encenderlo sigue naciendo del mismo impulso ritual que acompañaba al Samhain: hacer visible lo invisible, ahuyentar y celebrar a la vez.

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