Gramática

Los signos de puntuación que no existen en otros idiomas y los usamos en el español: ¿sabes cuáles son?

Pocos idiomas pueden presumir de tener una puntuación propia tan característica

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El español cuenta con dos signos de puntuación exclusivos que no se encuentran en ninguna otra lengua del mundo, lo que añade un toque distintivo a nuestra escritura. Pocos idiomas pueden presumir de tener una puntuación propia tan característica.

¿Cuáles son?

La pista está en la pregunta misma: se trata de los signos de interrogación (¿) y exclamación (¡) que se colocan al inicio de las frases. Estos signos iniciales son únicos en la gramática española. A diferencia de otros idiomas, como el inglés, francés, alemán, italiano o portugués, que reservan los signos de interrogación (?) y exclamación (!) exclusivamente para el final de la frase, el español utiliza pares de signos al principio y al final para indicar preguntas y exclamaciones.

¿Por qué los usamos?

Los signos de interrogación (¿) y exclamación (¡) iniciales tienen un origen singular que se remonta a la Edad Media. En los textos manuscritos de la época, la entonación de las frases no siempre era clara, lo que podía generar confusión al leer. Para solucionar este problema, los copistas comenzaron a usar marcas especiales, como una “q” invertida para las preguntas, que con el tiempo evolucionó hasta convertirse en el signo de interrogación inicial.

En el siglo XVIII, la Real Academia Española (RAE) formalizó el uso de los signos de apertura y cierre para interrogaciones y exclamaciones en su Ortografía de 1754. Esta norma se estableció para facilitar la comprensión en textos largos, permitiendo al lector identificar desde el inicio si una frase era interrogativa o exclamativa. Así, el español se convirtió en el único idioma que emplea estos signos dobles de manera sistemática.

Aunque lenguas como el gallego o el catalán adoptaron temporalmente signos similares, solo el español ha mantenido esta práctica de forma consistente. La influencia de la RAE y la necesidad de claridad en la entonación escrita consolidaron esta característica distintiva, que sigue vigente hoy. Sin embargo, algunos escritores modernos, como Gabriel García Márquez, han cuestionado su necesidad en la literatura, argumentando que la entonación puede deducirse del contexto.