
Recuerdos
La ciencia lo confirma: ser feliz te ayuda a no perder la memoria
Un estudio con más de 12.000 participantes y con una duración de 16 años arroja resultados optimistas acerca de la relación entre bienestar y cuidado de las capacidades cognitivas

La enfermedad de Alzheimer es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Equipos investigadores se centran en encontrar patrones que ayuden a predecir sus síntomas con la máxima antelación posible así como aquellos aspectos de la vida cotidiana que pueden reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
Las investigaciones en este campo requieren de un trabajo notable, así como de una inversión que en ocasiones llega desde fundaciones privadas como la creada por Bill Gates junto a su exesposa Melinda Gates. Para el cofundador de Microsoft, la pérdida de su padre a causa de alzhéimer fue un golpe importante y un aliciente para apoyar desde su organización filantrópica estudios para tratar de comprender mejor la enfermedad.
Muestra amplia en número y tiempo
Las líneas de trabajo se orientan en varios ámbitos y uno de ellos ha sido el modo en que el bienestar puede tener una relación directa con la menor pérdida de memoria. Así se desprende de los resultados obtenidos y de los que se ha hecho eco la publicación especializada Taylor & Francis por el grupo de trabajo liderado por Amber John, del Departamento de Investigación de Psicología Clínica, Educativa y de la Salud del University College de Londres, en Reino Unido.
La investigación se valió de los datos recopilados por el Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento (ELSA) durante 16 años en un grupo de más de 12.000 individuos mayores de 50 años y llegó a una conclusión esperanzadora: un mayor nivel de bienestar se asocia con una mejor función de la memoria a lo largo de 16 años, si bien existen matices importantes.
El estudio evaluó el grado de felicidad de las personas que formaron parte del mismo con una periodicidad de dos años entre las entrevistas que se realizaban, junto con pruebas de memoria que trataban de ver si existía algún tipo de deterioro con respecto a los resultados previos. A lo largo de las nueve pruebas efectuadas, se llevaron a cabo ejercicios de memoria episódica (recuerdo inmediato y diferido de una lista de palabras) para evaluar el estado cognitivo.
A tenor de los resultados obtenidos y hechos públicos por el equipo de investigación inglés, un mayor bienestar se asoció con puntuaciones más altas de memoria inmediata y diferida en todos los puntos temporales, aunque la magnitud del efecto fue pequeña. Lo que no se pudo relacionar fue el hecho de que las personas que obtenían mayor puntuación en las pruebas de memoria tuvieran un estado de bienestar posterior mayor.
Como decíamos previamente, los investigadores reconocen en sus conclusiones algunas limitaciones ante los resultados del estudio, como el hecho de que los informes sobre bienestar estaban realizados por los propios participantes del estudio, lo que puede producir cierto sesgo al sobreestimar las personas su propio estado de ánimo.
Del mismo modo, haberse enfrentado a pruebas de memoria que no albergaban una dificultad notable puede hacer que no plasmen las complejidades acerca del funcionamiento de la memoria. A pesar de estos detalles, la magnitud del estudio por el número de exponentes abarcado, así como el tiempo de duración del mismo, señalan que hay un bueno motivo para cuidar nuestro bienestar y felicidad diarias y es tratar de prevenir al máximo nuestra capacidad cognitiva.
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