Energía

Hablamos con expertos sobre la posibilidad de un apagón tecnológico

“Posibilidad, sí, pero probabilidad muy baja”

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Las alarmas se dispararon cuando el diario austríaco Die Press, señaló que las autoridades nacionales hablaban de un “riesgo real y muy serio” de apagón para todo el territorio europeo. Las consecuencias serían la caída de electricidad, internet, calefacción, se verían afectadas las comunicaciones, el tráfico, el suministro de alimentos y la seguridad pública. Un apagón total.

El pronóstico señalaba que esto podría ocurrir en los próximos cinco años… con una posibilidad del 100% y que ellos comenzarían a prepararse para este escenario. Para comprender un poco mejor qué podría llevar a Austria a hacer semejante declaración y entender las consecuencias, hemos hablado con dos expertos en el área energética.

Las posibilidades de un apagón son las mismas que había el año pasado, el anterior y el anterior – nos explica en conversación telefónica Roberto Gómez Calvet, profesor del área de empresa de la Universidad Europea de Valencia –. Se puede producir, pero es algo altamente improbable. Salvo que exista información que no se haya dado a la opinión publica. Creo que el mensaje lanzado por Austria es un mensaje incompleto y fatalista, no se puede lanzar ese mensaje sin dar fundamentos de esa posible situación. No entiendo muy bien porqué Austria se ha posicionado de esa forma. Podrían haber dicho por motivos técnicos, por motivos de arrastre energético de otro país, por un ataque terrorista… A lo mejor Austria tiene información privilegiada, parte del anuncio llega desde el ministerio de defensa y quizás saben algo, pero a mi se me escapa”.

Todo comenzó sin duda por la escasez de gas y eso habría servido para crear una sensación de alarma que no está justificada según nos confirma Pedro Linares, profesor de la Universidad de Comillas. “Posibilidades, siempre hay posibilidades, en cualquier momento. Pero la posibilidad es mínima. Siempre puede haber una serie de catastróficas desdichas, como la peli, pero en este caso no hay razones para creerlo. El sistema eléctrico se diseña siempre con un holgura para que en caso de, por ejemplo, una central nuclear se pare, el sistema siga funcionando. El sistema está diseñado para eso. ¿Por dónde viene el miedo? Porque no haya gas y si no hay gas no funcionan los ciclos combinados de algunas centrales”.

Una central de ciclo combinado es aquella en la que parte de la energía usada para generar electricidad depende del gas. En términos básicos el gas se utiliza para calentar agua que se convierte en vapor y este, al pasar por una turbina, genera energía eléctrica. Actualmente, en España, los ciclos combinados representan el 25% de la potencia instalada total de la península.

El miedo viene de esta escasez de gas que podría afectar a un cuarto de la producción energética del país. Pero hay que tener en cuenta algo más: de acuerdo con el informe de Perspectivas de Suministro de Invierno, elaborado por la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transportes de Gas, la reserva de gas natural en España está en un 73,06%. Suficiente para 40 días de consumo. Poniéndonos en el peor de los casos… ¿qué pasaría 40 días después? “Tenemos un suministro de gas muy diversificado – afirma Linares –, nos llega a través de Argelia y también compramos en el mercado mundial… Tiene que ser un desastre a nivel mundial, que China compre todo el suministro y deje a todos sin gas… Sí, puede ocurrir, pero sería muy raro”.

Para Gómez Calvet la lectura es muy similar: “Hay quien dice que es porque va a faltar gas, pero es como si me dijeran que va a faltar gasolina y por eso se me va a parar el coche en un túnel sin arcén. No se me va a parar el coche porque la gasolina esté más cara, simplemente lo usaré menos. Tomaremos las medidas necesarias, pero no podemos unir la escasez de gas con el apagón”.

Si no es el gas, ¿cuál es el problema que señala Austria y podría llevarnos al temido apagón? Ambos expertos coinciden en mencionar ciberataques, ataques terroristas o escenarios catastróficos, pero muy, muy poco probables.

“Creo que en la situación en la que estamos – confirma Gómez calvet – y lo que hemos visto en los últimos meses, con la pandemia, decir que nos vamos a quedar sin energía, sin dar fundamentos, no me parece sensato. No se ha producido ninguna alerta rara en el sistema y es un sistema robusto, sobre todo en España, que somos una isla en términos energéticos, que no podemos importar mucho por limitaciones geográficas. Ese mensaje trasladado a España no tiene sentido, yo no recuerdo un apagón en los últimos 40 o 50 años”.

Por su parte Linares también destaca que tenemos, en España, un sistema muy robusto y que cuenta con alternativas en caso de emergencia. “De la demanda eléctrica en España – añade ese experto de la Universidad de Comillas –, un tercio es comercial y residencial, dos tercios es la industria, parece más fácil parar la industria y luego volver a producir. Y en ese hipotético caso, también hay mecanismos”.

Finalmente Gómez Calvet resalta lo que podría tener que ver con la afirmación de Austria. “El sistema eléctrico es muy mallado, está muy conectado a propósito para que una avería en un transformador no impida que la energía llegue a un punto. La influencia podría ser que esas conexiones provoquen una caída en un sistema de un país vecino y eso produzca un efecto arrastre. En ese sentido sí que Austria está más expuesto que España. La realidad es que el daño de un apagón sería muy grande y la posibilidad de reactivarlo sería muy lenta, pero la probabilidad sería muy baja. Posibilidad sí, pero probabilidad muy baja”, concluye Gómez Calvet.