Ciencia y Tecnología

Una segunda vida para los viejos smartphones

Aunque tengan cinco años, estos dispositivos tienen mayor capacidad de procesamiento que la NASA en 1969. Algo podremos hacer con ellos, ¿no?

La app Rainforest Connection utiliza smartphones donados para la vigilancia de zonas forestales aisladas
La app Rainforest Connection utiliza smartphones donados para la vigilancia de zonas forestales aisladaslarazon

Aunque tengan cinco años, estos dispositivos tienen mayor capacidad de procesamiento que la NASA en 1969. Algo podremos hacer con ellos, ¿no?

Al cambiar de terminal, la primera opción para un teléfono móvil es la de revenderlo, otra posibilidad es “donarlo” a los más pequeños de la casa, pero la más habitual es que se quede en un cajón, olvidado. Puede que tenga la pantalla rota o se haya estropeado el audio o la cámara. No importa, siempre hay alternativas para servirse de estos pequeños ordenadores y que recuperen su vida anterior.

Un motor científico

La ciencia requiere una enorme capacidad de procesamiento para realizar simulaciones y tratamiento de datos. Y no siempre cuenta con superordenadores que revisen toda la información obtenida o puedan llevar a cabo estudios sobre fármacos, genes o proteínas.

Folding@home es una iniciativa de la Universidad de Stanford que utiliza smartphones cedidos por voluntarios para simular cómo se pliegan ciertas proteínas y así llegar a una mejor comprensión de enfermedades o trastornos como el alzhéimer, distintos tipos de cáncer o el párkinson. Brookhaven National Laboratory y BOINC (parte de la Universidad de Berkeley) hacen simulaciones relacionadas a campos tan diversos como el cambio climático o el estudio del VIH. SETI@home hace algo parecido, solo que se centra en la búsqueda de vida extraterrestre, mientras Rainforest Connection utiliza los viejos móviles donados para que vigilen zonas forestales casi inaccesibles. En este último caso hay que donarlo, pero en los anteriores se puede tener en casa y, mientras esté conectado a una red wifi, ya puede formar parte del proyecto.

Una ventana al mundo

Trabajar en una oficina cerrada, sin vistas al exterior, puede ser muy monótono. Para resolver esto basta un viejo móvil, una conexión wifi y descargarse, por ejemplo, EarthCam, una app que permite ver cualquier paisaje del mundo en tiempo real.

Seguridad

Las cámaras de los smartphones suelen ser mejores que las empleadas en sistemas de seguridad o monitorización de bebés. La aplicación Dormi, por ejemplo, puede convertir el dispositivo en desuso en un monitor que envía imágenes y audio a otro teléfono.

Por su parte, para vigilar el hogar, en vacaciones, por ejemplo, es suficiente con descargarse SalientEye, que envía un e-mail si percibe la presencia de un extraño o la más completa TrackView, que permite controlar de modo remoto lo que sucede en el hogar.

Un GPS permanente

Existen aplicaciones que permiten usar el teléfono como un GPS, aun sin acceso a la red. MapMe, OsMand City Maps 2Go, son algunos ejemplos. No sólo sirven para el coche, sino también para la bicicleta, por ejemplo.

Una biblioteca siempre a mano

Es cierto que las pantallas suelen ser pequeñas, pero en casos de emergencia, cuando no hay internet o los más pequeños quieren realizar tareas escolares, tener un viejo smartphone equipado con la Wikipedia completa (apenas 3,6 GB) es un recurso muy útil.

Un ordenador

Ya mencionamos la enorme capacidad de procesamiento de datos de los actuales smartphones... ¿por qué no convertirlo entonces en el cerebro de un ordenador para tareas simples como procesador de texto? Para ello se necesita un monitor, un teclado, un ratón y descargarse el programa Debian (una versión de Linux). Es cierto que no será una maravilla, pero para ver vídeos (si hay conexión wifi), hacer la tarea y buscar información, es más que suficiente.

Eso es una señal

Sucede habitualmente: hay ciertas zonas del hogar a las que la red wifi llega muy débil. NO hay problema. La aplicación Fqrouter2 cogerá la señal y la repetirá. Con esto se pueden llegar a ganar hasta un radio de 50 metros.

Entretenimiento portátil

Si limpiamos el teléfono de las fotos, los contactos y numerosas aplicaciones nos queda suficiente espacio para, al menos unas 30 películas (si tiene una memoria de 32 GB). También puede convertirse en un MP3 con toda nuestra música (más de 7.500 canciones), en un pequeño estudio de grabación y hasta en una memoria externa para guardar archivos de audio como entrevistas o clases en el instituto o universidad.

Lo mismo ocurre con videojuegos que no precisan conexión a la red o una gran memoria. La gran ventaja de estos usos es que no consumen la batería del móvil habitual, la obvia desventaja es que no tienen datos. Pero, si estos estuvieran disponibles, podemos descargarnos Netflix o transformarlo en un terminal para video chat, utilizando Skype.

También puede ser un sistema de entretenimiento a bordo (avión, coche, tren o barco) para los más pequeños con algunas películas y juegos básicos para pasar el tiempo sin necesidad de internet o usar batería de otros dispositivos.

Un mando para controlarlos a todos

Ya sea para controlar a distancia el ordenador en presentaciones, a través de la app Gmote 2.0 (necesaria conexión wifi) o para controlar diferentes dispositivos en el hogar, como la televisión o el DVD. Algunos ejemplos de apps que hacen esta metamorfosis son XBMC Remote para Windows, Unified para iOS o Google Cast y Roku para Android. Lo único que hay que recordar es dónde lo dejamos y cargarlo cada varios días.

Realidad virtual

Las gafas para aprovecharse de esta tecnología son cada vez más económicas. Podemos encontrarlas muy decentes por menos de 50 euros (como las Lakento) o aún más económicas, aunque mucho más básicas, como las Cardboards (por menos de 5 euros). El uso de plantillas, habitualmente vienen junto a las gafas, permite que se pueda usar cualquier smartphone independientemente del tamaño de pantalla.