Ciencia y Tecnología

«Retro» pero mini

Los fanáticos de los videojuegos están de celebración. Ha comenzado a venderse la versión de bolsillo y actualizada de la clásica consola de los años 80, la Nintendo NES. ¡A jugar!

El mítico Pacman
El mítico Pacmanlarazon

Los fanáticos de los videojuegos están de celebración. Ha comenzado a venderse la versión de bolsillo y actualizada de la clásica consola de los años 80, la Nintendo NES. ¡A jugar!

Vamos por partes que uno ya tiene cierta edad y cuando se entusiasma pierde el norte (si alguna vez lo tuvo). Primero, entonces, la nostalgia. La adolescencia de un friki puede ser muy extraña, excepto que cuente con algún amigo, real o imaginario, que le permita llevar aquel odiado país de las hormonas y la confusión. Para mí, ese «amigo» fue la Nintendo NES (Nintendo Entertainment System), una consola que comenzó a venderse en 1985 y que ignoraba todo lo referente a estética, ergonomía y funcionalidad, pero traía un mundo lleno de DonkeyKong, SuperMario, PacMan, Tetris o uno de los primeros clásicos de carreras, el R. C. Pro-Am.

El tiempo pasó y la raza humana, o al menos algunos de sus ejemplares, me aceptaron como amigo. Eso, unido al paso del tiempo, hizo que la NES quedara olvidada en un cajón de la casa de mi madre, que en algún momento la regaló porque ya no vale nada (ay! Si el síndrome de Diógenes fuera tecnológico, ahora sería millonario!). Pero si bien el reloj siguió corriendo, en la cartografía emocional ha quedado un lugar marcado para la NES; por eso, cuando pude volver a probarla, o al menos la NES Classic Mini que comenzó a venderse en España el pasado viernes, viajé al pasado en un instante. La música, los píxeles y hasta la simulación de las líneas de pantalla, todo volvía a estar allí. Excepto el tamaño, pues ahora la nueva versión lanzada por Nintendo cabe en la palma de la mano y pesa menos que muchos smartphones.

Las NES Classic Edition Mini es (por fin) un acierto de la firma japonesa. Logra combinar cómo sólo ellos pueden la nostalgia y la tecnología para devolver a la infancia a los mayores de 35 y para que unos carcamales logremos enseñarles a nuestros hijos cómo se juega a los videojuegos.

Si hasta la caja es casi una réplica de la original. Claro que ahora los cables vienen con HDMI y puerto USB, pero el mando tiene el mismo color y botones que gastábamos 30 años atrás.

Si a eso le añadimos que para configurarla no hace falta más que conectarla a la TV, miel sobre hojuelas. En la película «Rompe Ralph» (que de pixeles y años 80 va la cosa) definían retro como «viejo, pero molón» y eso es la nueva NES. Al encenderla podemos elegir entre tres formatos distintos de imagen: un filtro CRT que simula las líneas de un televisor de la época, la opción Pixel Perfect, que imita lo que los diseñadores veían al programar los juegos, y el modo 4:3, personalmente el más retro de los tres.

El catálogo de juegos es muy amplio, 30 en total, entre los que no faltan los inolvidables: Super Mario Bros., Donkey Kong, Galaga, Pac-Man, Final Fantasy, Zelda, Ghost’n Goblins, Tecmo Bowl o Punch Out. Volver a jugar a todos ellos (y ser el dueño de los récords!) es impagable. Y por 60 euros, lo mismo que sale un juego de última generación, la mayoría de los modernos (juegos y jugadores) salen perdiendo. Y si un mando extra cuesta menos de 15 euros, sigue siendo una ganga.

Eso sí, tiene algunas pequeñas desventajas, concretamente tres. No es posible agregar más juegos (fanáticos del R.C. Pro-Am o el Tetris, seguid buscando en otros sitios). La segunda es que el cable del mando es muy corto y hay que jugar como lo hacíamos a los 10 años: pegados al televisor y en el suelo... a menos que compremos el mando inalámbrico de Nyko. Finalmente y esto es algo que Nintendo debería haber previsto: la NES Classic Mini debería llegarnos automáticamente al cumplir cuarenta años junto con nuestra declaración de la renta. Ciertamente, hay algo que está fallando en la política de Nintendo. Yo llevaba varios esperándola.

¿Se podrá hackear?

Si algo se le puede señalar a la NES Classic Mini es que «sólo» trae 30 juegos. Y siempre queremos más. A simple vista parecería ser sencillo sumarle otros, ya que cuenta con un cable con conexión USB, pero hay varios inconvenientes. Primero, este modelo no comparte absolutamente nada del hardware que tenía su abuelo, y hasta los títulos son «imitaciones» de los originales. En el interior, todo es simplicidad y minimalismo, lo que complica aún más las posibilidades de hackearlo. De hecho, el software y los juegos se guardan en una memoria flash e introducirse en ella significaría violar por completo la garantía. A todo esto se le une que los juegos que no están aquí tampoco están disponibles de modo legal, excepto en cartuchos, que obviamente no entran en esta última versión. Aun así, decir nunca en tecnología es pillarse los dedos.