Inteligencia Artificial
Usar la IA para descifrar el lenguaje de los animales
Un estudio persigue un objetivo claro: saber lo que piensan los animales de nosotros.
Más de cien años atrás, el escritor inglés Hugh Lofting creó un clásico de la literatura infantil: Las aventuras del Dr. Doolittle, la historia de un veterinario capaz de hablar con un cerdo, un loro, un perro, un pato, un mono, un búho y un ratón. Es una obra de ficción, obviamente, pero ¿puede hacerse realidad?¿Alguna vez te has preguntado de qué hablan los pájaros? ¿Quieres saber qué piensa realmente tu gato de ti? La inteligencia artificial podría permitirnos comunicarnos con ellos.
Un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv, liderados por Yossi Yovel y Oded Rechavi, ha investigado qué se necesitaría para que la IA comprenda la comunicación entre animales no humanos. En un ensayo publicado en Current Biology, el equipo investiga los matices de la inteligencia animal, la comunicación y el potencial y las limitaciones de las capacidades de la IA. Los autores han enmarcado la comunicación con los animales precisamente como "El desafío del Doctor Dolittle" y sugieren que, independientemente de las capacidades de los animales, los humanos o la IA, el texto y el contexto de la comunicación serán muy diferentes a asignar significado directo a los sonidos como lo haríamos con otro lenguaje humano. Se necesitarán múltiples factores de comunicación para conversar con el mundo animal, y los investigadores identifican tres obstáculos principales.
El primero de ellos es distinguir el contexto de la comunicación animal. Los humanos han estado registrando e imitando las comunicaciones de los animales durante décadas, y los investigadores, sin la ayuda de la IA, han podido obtener respuestas de varios animales basándose en esta técnica. Por ejemplo, una rana robótica con apariencia femenina atrajo ranas macho reales para intentar aparearse, y un pez robot interactuó con peces vivos durante el comportamiento de escolarización, afectando su movimiento.
Estos ejemplos demuestran el potencial de los estímulos diseñados para provocar respuestas e incluso comunicar información a los animales en situaciones con un contexto específico. Si bien la IA puede generar sonidos de comunicación parecidos a los de los animales, es más difícil determinar si se acercan a algún contexto más allá de simplemente sonar familiares o parecidos a los de un animal.
La IA puede generar el canto de un ave específica después del entrenamiento con grabaciones, pero determinar si el ave canta para establecer un territorio, atraer a una pareja o hacer una vocalización que transmita algo completamente diferente requiere información adicional.
Actualmente, la IA requiere aportaciones y definiciones humanas para comenzar a trabajar en la comunicación animal, como grabaciones de campo de cantos de pájaros. El problema es que nuestros prejuicios influyen en la interpretación de estas señales porque, en algún momento, es necesario asignar al canto de los pájaros un contexto para que la IA establezca conexiones relevantes con los cantos de otros pájaros. Esto requerirá un enfoque muy controlado para observar las comunicaciones de los animales que solo provocan respuestas naturales.
Otro de los desafíos que distinguen los autores es el que busca provocar una respuesta natural. Los animales exhiben una amplia gama de comportamientos y sus respuestas pueden verse influidas por numerosos factores, incluido su estado fisiológico actual, su dinámica social y sus condiciones ambientales.
Los animales no solo se comunican con el lenguaje o los gestos y dependen de diferentes modalidades sensoriales para comunicarse, como las señales químicas o el lenguaje corporal (la danza de las abejas). Aislar respuestas específicas relacionadas con la comunicación puede requerir una variedad de técnicas de observación. Los experimentos no pueden entrenar a los animales para que produzcan respuestas, una técnica de investigación común, ya que esto cierra la ventana a la comunicación natural y hace que las observaciones dependan del entrenamiento en el laboratorio. Los algoritmos de IA entrenados para interpretar respuestas correrán un mayor riesgo de tomar gestos sutiles como respuesta y encontrar correlaciones donde en realidad no existen.
Finalmente, está la disposición de contextos limitados. La comunicación animal se centra en un conjunto restringido de contextos, como la alarma y el cortejo. Esta limitación reduce la capacidad de comunicarse con los animales sobre una amplia gama de temas o contextos, lo que potencialmente limita las posibles vías de contacto.
¿Cuáles son los beneficios de esto más que la curiosidad? Para los autores del estudio, comunicarse eficientemente con las abejas u otros polinizadores podría beneficiar a la agricultura. Distinguir el estado de ánimo o la disposición de los animales de granja podría ayudar en su cuidado. Comprender el ruido en un bosque protegido podría alertar a los conservacionistas sobre una amenaza invisible. El ensayo también tiene implicaciones como ensayo de primer contacto para posibles encuentros extraterrestres. Si no podemos comunicarnos con la vida inteligente en este planeta, ¿qué esperanza tendríamos de comunicarnos alguna vez con la vida en otro?
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