«Julia», la chef sin estrella que brilló en televisión

Arguiñano, los hermanos Torres y ahora Juanma Castaño junto a Miki Nadal hacen de la comida casera un show televisivo, en el que la comedia y la naturalidad son los ingredientes principales. Sin embargo, parecía que salvo novedades como «Celebrity Bake off» las plataformas internacionales se resistían a apostar por formatos gastronómicos. Ahora HBO Max lanza cada semana un nuevo capítulo de «Julia», (con acento francés a poder ser).

La serie de 8 capítulos está basada en la vida de Julia Child, una de las pioneras de este formato televisivo que nacía sin elevadas expectativas. En aquel momento no se contaba a las amas de casa como una potencia en las audiencias. Julia llegó a una televisión invadida por el tabaco, incluso en forma de pipa, y por una casi exclusiva masculinidad. De hecho, entre las clases intelectuales la televisión estuvo contemplada en sus inicios como una moda pasajera, que jamás llegaría a la altura de la lectura o la pintura, actividades que practicaba con pasión su marido. Ahora HBO Max rinde tributo a quienes fueron las auténticas protagonistas de la alimentación de la mayoría de hogares y que sin embargo, fueron ignoradas durante mucho tiempo por las guías y certámenes gastronómicos. La chaquetilla para ellos y el delantal para ellas.

A través de su protagonista, la serie también reflexiona sobre los contenidos que debe ofrecer una televisión pública y cómo ésta debe educar sin adoctrinar. Este longevo programa «The French Chef» fue el primero en entender la alimentación como un factor principal en la salud de los americanos, que arrastran el sobrepeso infantil como una lacra.

Julia no solo rompió estigmas sobre la mujer de la época, sino que también lo hizo en cuanto a la edad y el tono irreverente del programa. Desde el principio, como refleja la serie, fue evidente que estaba predestinada a convertirse en una estrella televisiva. 27 cartas recibió la cadena tras su primera intervención televisiva.

A pesar de ser una abanderada de la sofisticada comida francesa (la gran referencia gastronómica de la época, hasta que la española ocupase su lugar), en ningún momento Julia Child (interpretada por Sarah Lancashire, «Happy Valley») pretendió hacer alta cocina. Al contrario, buscaba recetas sencillas que las mujeres americanas pudiesen replicar en sus casas para sus familias.

Por si fuera poco, la serie cuenta con una fotografía de gran personalidad y la recreación de escenarios de la época está cuidada al detalle. Las cocinas, los restaurantes, las oficinas y los despachos de la cadena de televisión conservan el espíritu de aquella época de cambio, en la que aún no se sospechaba el fenómeno masivo en el que se convertiría la televisión. A buen seguro, de haber aparecido años más tardes, Julia se habría convertido en una excelente conductora de «late nights».

De hecho, aquel formato tan revolucionario poco ha cambiado hasta nuestros días. La cocina casera es una de las más firmes apuestas de la televisión en su franja matinal, incluso en la era de la comida a domicilio y las franquicias.

Más allá de los fogones la gran trama de esta ficción es el día a día de un matrimonio que se respeta y que valora el trabajo del otro. Pero la presión mediática y la abrasión de los focos generarán conflictos habituales en aquella época. La intención de su marido era que su mujer demostrase todo el talento y el conocimiento que tenía sobre la cocina, mientras que ella apostaba más porque fuese un programa útil y que ayudase a miles de familias.