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El crimen no paga, pero hace caja

Situado como el segundo género más visto en plataformas después de la comedia, sigue en constante expansión con nuevos títulos

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La serie sobre el asesino Jeffrey Dahmer consiguió un éxito inaudito en Netflix y a pesar de su protagonistaNetflix

«Son las 9 de la mañana de un domingo y Liz está tratando de averiguar quién lo hizo. En concreto: ¿quién mató a este tipo tirado en el suelo? En su trabajo diario, Liz es masajista, pero hoy es detective de homicidios». Esta frase podría demostrar por si sola la influencia que está teniendo el género del «true crime» durante los últimos años. El traducido como «crimen real» es un género amplísimo que abarca la literatura, el cine, las series de ficción y no ficción, y por supuesto, el pódcast, su segunda casa. En la primera frase de este artículo Liz es fan del género y se dirige al CrimeCon, la convención de fanáticos de los crímenes reales y donde hay paneles sobre temas que van desde la sextorsión hasta la entomología forense, sesiones de casos famosos sin resolver y merchandising. Esa solo es una de las consecuencias de la fiebre por este género que ya tiene estrenos en forma de series en lo que resta de 2024.

Se considera al libro de los frailes (1617), una colección de historias sobre supuestos casos reales de fraudes, como el inicio del género en la literatura. Luego llegaron los panfletos y ensayos sobre el tema. Aparecieron los pioneros, con Edmund Pearson en 1924 y la mención del género en 1964. La modernidad del mismo llegó con la novela de no-ficción de Truman Capote «A sangre fría» (1965). En 1988 llegaría a los documentales con «The Thin Blue Line», dirigido por Errol Morris, sobre un hombre condenado a pena de muerte por un crimen que no cometió. En la actualidad hay decenas de títulos como «The disappearance of Madeleine McCann» (2029) en Netflix, «The Jinx: The life and deaths of Robert Durst» (2015) en HBO, «The Moors Murders» (1999) en Amazon Prime. Antena 3 fue pionera en la explosión del género con el documental que marcó el inicio de esta nueva tendencia con «Lo que la verdad esconde: el caso Asunta» (Operación Nenúfar), estrenada en 2017 en la cadena de Atresmedia. De hecho atresplayer acaba de estrenar «Tor», su nueva serie documental creada por el reconocido de Carles Porta. Además, el Grupo Audiovisual prepara «Maje», un true crime basado en el crimen de Patraix. Ahora mismo es uno de los géneros más vistos solo por detrás de la comedia, según los datos del estudio TGI Global Quick View de Kantar, realizado sobre usuarios de video en más de 35 mercados de todo el mundo. Por eso durante los últimos cinco años han proliferado muchos «basado en hechos reales» que tanto atrae en ficción y no ficción. Ahora proliferan tanto en formato documental como ficcionadas. Hay éxitos que se mantienen en el tiempo, como es el caso de la trilogía de «Paradise Lost», y representaciones españolas como «Muerte en León», «El caso Wanninkhof-Carabantes», de Tania Balló (2021) o la recién estrenada «Lucrecia: un crimen de odio» de Disney+. Algunos han resultado útiles para resolver casos, como «A los gatos ni tocarlos» sobre unos detectives de Facebook o «El timador de Tinder», para cazar a un estafador que lleva años esquivando a la justicia europea. En 2022 se estrenaron dos que merece la pena reseñar: «No puedes fiarte de nadie», sobre las criptomonedas, y «Bad Vegan: Fama, fraudes y fugas», de Chris Smith, que en cuatro episodios nos presenta a la economista Sarma Melngailis, la reina de la comida vegana. No podían faltar en esta selección «Los hijos de Sam: Un descenso a los infiernos», de Joshua Zeman (2021), «Tiger King» (2020), que muestra la vida y costumbres de los mayores poseedores de felinos salvajes de Estados Unidos, y «Conversaciones con un asesino» de Joe Berlinger en Netflix sobre Jeffrey Dahmer.

Pero lejos de apagarse, el género se revitalizará con nuevos estrenos y apuestas en varios formatos que incluyen series y pódcasts. Así, Prime Video en la presentación de nuevos contenidos, anunció cuatro títulos que dan un giro al género. «Medina: El estafador de famosos», la primera comedia de true crime con Jorge Ponce (octubre); «El circo de los muchachos» (noviembre); la sorprendente historia de Lluís Gros, condenado por pederastia, en «Cómo cazar a un monstruo» (6 de septiembre) e «Infiltrada en el búnker», sobre una mujer infiltrada con cámara durante dos años en un laboratorio que usaba animales para sus pruebas. Disney+ estrenará próximamente «Mastermind: To Think Like a Killer», que sigue a la Dra. Ann Burguess, una de las pioneras en el FBI en el estudio de los asesinos en serie. El 9 de septiembre, incluso llegará «True Crime News», un nuevo programa sobre crímenes reales de 30 minutos. Disponible está ya «Homicide: Los Angeles», en Netflix, tras el éxito del formato con Nueva York.

Otros han sufrido reveses y peticiones para no grabarse, y en eso tiene mucha culpa Netflix. La plataforma ha sido exhortada para no grabar un drama sobre la explosión en los años 80 de una escuela en Ortuella, en la que murieron 50 niños. Por otro lado, Netflix tuvo que confirmar, a petición de Patricia Ramírez, que no grabaría un documental sobre la muerte de su hijo Gabriel Cruz. Todo esto va en la línea de que no todo vale, y algunos ven en los true crimes una tendencia peligrosa que a veces no tiene en cuenta a las víctimas y solo busca la exposición del asesino, el delincuente o el crimen. Según los expertos este género seguirá en expansión mientras cumpla con las necesidades de intentar entender los crímenes, la descarga de adrenalina que sufrimos viendo esas piezas, y colmen nuestra búsqueda de Justicia.