Aniversario

Gregory Peck: el ciudadano encantador

TCM recuerda al actor con la emisión del documental y 13 de sus más emblemáticas películas en el 20 aniversario de su muerte

El actor en «Matar a un ruiseñor» junto a Mary Badham
El actor en «Matar a un ruiseñor» junto a Mary BadhamLa Razón

Eldred Gregory Peck murió a los 87 años, tal día como hoy hace 2dos décadas, pero sus trabajos siguen tan presentes en la historia del cine como su calidad como ser humano. TCM ha preparado una programación especial (La buena estrella) para rendirle homenaje con la emisión de 13 de sus mejores películas y el estreno del documental de 2022 «Gregory Peck, el gran actor». A través de un recorrido cronológico por su vida personal y por su carrera profesional, el espectador contará con el testimonio de varias personas cercanas al actor, que ayudarán a conocer mejor a uno de los grandes mitos del cine, y a entender su trabajo.

Parece que durante un tiempo quiso que le llamaran Eldred, a tenor de lo que de él cuenta en gran parte su biógrafo, Michel Senna, que interviene en el documental dirigido por Grégory Maitre para desvelar la intención de su padre de estudiar Medicina, intento que se quedó en las escaleras de la facultad, aunque las mismas le llevaron hasta el teatro universitario y de ahí a Broadway. También escucharemos de boca del propio Peck su opinión sobre la industria, la vocación actoral y la manera de enfocar su propia vida. «Empezar es solo cuestión de suerte, lo difícil es mantenerse en la cima», llegó a decir el actor que se lanzó al cine con «Días de gloria» (1944), drama bélico dirigido por Jacques Tourneur del que no quedó muy satisfecho e intentó «compensarlo» con su siguiente trabajo, «Las llaves del reino», del mismo año. «Actuando en una película tras otra, Gregory Peck tuvo la oportunidad de desarrollar su técnica actoral, su voz profunda, su sonrisa triste y su actitud elegante», Senna, que asegura que el actor era «ambicioso», pero buena persona», y eso fue una constante en su vida. Pronto le llovieron ofertas de directores como Alfred Hitchcock, con quien rodó «El proceso Paradine» (1947) y «Recuerda» (1945). También rodó con realizadores como William Wyler, Raoul Walsh o Robert Mulligan.

Persona y personaje

En el repaso a los papeles interpretados se nos desvela la ética detrás del actor. Peck siempre abocaba a personajes empeñados en hacer el bien a pesar de los prejuicios raciales y de cualquier otra índole y sólo en pocas ocasiones adquirió el rol de malo de la película: Capitán Ahab en «Moby Dick» (1956), el del médico nazi Josef Mengele en «Los niños del Brasil» (1978) o el de Lewt McCanles en la inolvidable Duelo al sol» (1946). En muchas de ellas, como se cuenta en el documental, su estado anímico influyó mucho en el tipo de personaje que hizo, hasta el punto de que «encajaba su situación personal en sus papeles». Más depresivo y vulnerable tras el divorcio de su primera mujer, Greta Kukkonen, con la que tuvo 3 hijos, y exultante al encontrar el amor en la que fue su segunda mujer, la periodista francesa Veronique Passani, madre de otros dos hijos del actor. El documental también toca el tema de su amistad con Ingrid Bergman, donde se rumoreó un romance que comenzó con sus viajes a Europa para rodar películas en Londres, París o Roma, como «Vacaciones en Roma», en la que tuvo de partener a una debutante Audrey Hepburn. El testimonio del hijo de la actriz, Sean Hepburn Ferrer, es fundamental para entender a la persona tras el personaje. También perfila al hombre «encantador» tras el actor el recuerdo de su hijo, Carey Peck. Este último contará los pormenores del sucidio de su herman John a los 31 años de edad, y cómo marcó la culpa al intérprete de por vida

El documental también destaca su actividad social y política, defendiendo el no a la Guerra de Vietnam (que criticó en «La cima de los héroes» de 1959), su labor para luchar contra el cáncer y luchar por la alfabeticación y el conocimiento de las artes. «Era un buen ciudadano», destaca su biógrafo, que cuenta cómo elegía papeles en los que pudiera tratar temas importantes como el racismo y el antisemitismo. La «fusión de personaje y actor» llegó en 1962 y tras leerse en una sola noche la novela «Matar a un ruiseñor» de Harper Lee. Tras conseguir el Oscar como Atticus Finch, el actor permaneció en las sombras hasta la década de los 70, pero con una actividad marcadamente política con apariciones en televisión y papeles destacados como Menguele o el que interpretó en «La profecía» (1976).