Entrevista a la coreógrafa de Blanca Paloma

Paula Quintana: «Quiero que la gente diga ‘‘joder, qué maravilla lo que acaba de hacer España’’»

Es la responsable del rito de Blanca Paloma y su «Eaea» para Eurovisión

Paula Quintana, coreógrafa de Blanca Paloma
Paula Quintana, coreógrafa de Blanca PalomaSerrano Sierra

Quedan 15 días para que Blanca Paloma se suba al escenario del M&S Bank Arena de Liverpool para representar a España en el Festival de la Canción de Eurovisión. Junto a ella estará Paula Quintana, la coreógrafa responsable de los movimientos del «Eaea» que está cautivando a medio mundo. La creadora tinerfeña ultima los ensayos tras el rito de la artista y las cinco bailarinas, y aterriza en el Teatro Español de Madrid con «La Carne».

Estreno de «La Carne» y Eurovisión… ¿está nerviosa?

Nervio hay, pero es un nervio bueno. El que te entra cuando tienes ganas de algo; nervio hay, y respeto, mucho respeto ante lo que se viene. Es un nervio productivo del que te hace entrar a la sala de ensayo con gusto y con ganas de dar lo mejor que una tiene.

Se atreve con todo tipo de género musical adaptado a la danza…

Es que soy una persona muy curiosa. Desde muy chiquitita, que estaba estudiando danza y teatro, me obsesiono mucho. De repente empiezo a estudiar flamenco y me obsesiona, y me vuelvo loca. Siempre estoy buscando maneras con las que contar algo e intentar emocionar. Y eso es lo que me ha llevado a buscar en diferentes disciplinas. El deseo de cómo puedo contar algo mejor; cómo puedo transmitir algo mejor. Es desde ahí, desde donde mezclo estilos, siempre intentando la mejor manera de llegar al espectador.

¿Blanca Paloma tiene un lenguaje personal?

Sí que lo tiene. Blanca bebe de muchos estilos y al final los hace suyos. Quiero decir, viene del flamenco, y eso se nota. Pero no llega a ser una cantaora flamenca. Tiene esa cosa de la raíz, pero después tiene una proyección y un entendimiento de la música muy contemporáneo: con una proyección hacia afuera y un deseo de contar cosas muy contemporáneas. Y luego, es una mujer del 2023 que tiene sus deseos de expresarse. Al final es como coger todo eso e intentar trasladarlo a un sello propio. Es difícil con la cantidad de artistas que hay ahora y que no se vaya ni a un lado ni al otro. Es un lugar que hay que trabajarlo y hay que proyectarlo, y creo que es un sitio delicado. Más o menos se ha encontrado, o estamos en ello, y está funcionando. De repente la escucho y es Blanca: te recuerda un poquito de esto y un poquito de lo otro. Es un trabajo que llevamos haciendo todos estos meses y en el que tenemos el foco muy puesto.

¿Cuál es la fortaleza de la candidatura española?

Primero, la voz de Blanca. Tiene una voz no solamente de calidad técnica, si no emocional. Y luego es una voz y una propuesta que es muy rotunda, pero no es agresiva. Es una propuesta amable, dentro de que hay el deseo de compartir. Ella tiene esa cosa un poco guerrera de salir, pero en ningún momento es violento. Invita a sumarse a la propuesta, a este gesto de la mano. Es una candidatura que parte de algo muy humano que se desea compartir. Y se ha buscado que fuera genuina, que no lo hubiéramos visto antes. No es una cantante con un ballet detrás, con todo mi respeto, que es maravilloso, pero en este caso hemos intentado una propuesta que aunque tú no sepas muy bien qué es lo que está pasando, sabes que te están queriendo contar algo.

No simplemente subir al escenario y tocar unos instrumentos…

Exacto, hay algo más que me quieren contar; cosas personales. Creo que, humanamente, todos empatizamos con algo íntimo que comparte hacia afuera, que, al final es el «Eaea». Blanca tiene una historia íntima que la lanza al aire y la comparte. Todos tenemos una historia personal, ya sea una tradición de una abuela, un recuerdo… Todos tenemos algo íntimo que lo sacamos hacia afuera y que lo tenemos que compartir.

Hemos visto diversas versiones de «Eaea», ¿cómo se enfocó la coreografía?

Fueron muchísimas conversaciones con Blanca y con José Pablo Polo para dar exactamente con lo que ese tema tenía que ser. Y Blanca tenía claro que partía de una cosa muy íntima, de esa cosa que para ella es su abuela, como ha contado ella, y es la tradición y cómo eso ella ha conseguido hacerlo suyo y convertirlo en algo con lo que ella se pueda expresar; que no sea algo que la encarcele, si no algo que le de libertad. Hablaba de la nana como una tradición que te cuida, que te arropa, del papel de la mujer en ese sentido. Entonces, con todo este tipo de información: pensando en algo que te cuida, que te arropa, que lleva transmitiéndose generación tras generación…. Pues un encuentro de mujeres en el escenario, que no están haciendo un baile como tal, están haciendo un movimiento. Y de ahí salió la idea de llevarla a una especie de rito, de un movimiento cíclico que se repite generación a generación y que eso se comparte hacia afuera. Tenía claro que eso no podía ser una coreografía al uso, porque no es la identidad de Blanca. Y empezamos a trabajar en esa idea, de muchas personas que se juntan y se ponen a moverse juntas, y lo que es la energía que se genera ahí, que es muy interesante: a generar ese movimiento y esa cosa que parece que es repetitiva, pero que nunca es igual. En cuanto a las distintas versiones de «Eaea», cuando terminamos el Benidorm Fest y empezaban a aparecer las demás fechas de la gira, sí que tuvimos claro que lo que no queríamos era hacer una especie de versión light de lo que pasó en Benidorm. Y cada escenario tiene unas características diferentes y con unas dimensiones diferentes. Entonces, pensamos realmente en trabajar en una propuesta para cada concierto y trabajarla con el mismo cariño y con el mismo cuidado, y que cada uno tuviera su identidad. Es una manera de presentar las diferentes estilos de los que bebe «Eaea».

¿Cómo estáis ensayando la puesta en escena?

Todas juntas, incluida Blanca. Hay un trabajo que hemos hecho igual desde el principio y seguimos haciendo: de mucho disfrute, de estar ellas muy concentradas. No solamente qué hacen, sino cómo lo hacen. Estamos trabajando muchísimo en la energía, en el disfrute, en cómo ellas trabajan desde algo y cómo lo quieren compartir en la concentración interna, antes de subirse al escenario. En mantener esa cosa que tienen entre ellas: esas miradas que tienen y que es lo que luego Blanca le da ese aplomo también.

¿Irá a Liverpool?

Sí.

¿Veremos ligeros cambios en el «Eaea»?

Claro. Lo que pasa es que una vez allí es muy difícil cambiar nada, porque las propuestas hay que mandarlas a Liverpool cerradas. Hay muy poco margen de maniobra una vez lleguemos. Todo este tiempo hemos ido enviando cosas a Liverpool y ellos te devuelven y te mandan pruebas, y sobre eso vamos construyendo. La capacidad de maniobra no es tanta porque hay que tener cerrados los planos de cámaras, la luz y la iluminación. Toda ese margen lo estamos teniendo ahora; de ir probando cosas y se envían y ellos las devuelven y así ir encontrando la mejor versión para el escenario de Liverpool, que tiene unas medidas , una dotación técnica determinada y unas cámaras determinadas.

Les tenéis aburridos de enviarles cosas

Y ellos de preguntarnos a nosotros. Al final es así como se trabaja: enviamos y ellos también nos preguntan. Hay mucho trabajo técnico detrás: Es milimétrico.

¿Vamos a ganar Eurovisión 2023?

Mi obsesión es que, independientemente de que ganemos o no, sea una función que no pase desapercibida. Que la gente diga «joder, qué maravilla lo que acaba de hacer España». Y eso es lo que está en nuestra mano. Me obsesiona mucho más no solamente dónde se llegue, sino cómo. Aquí lo que se está transmitiendo es un tipo de energía, que Blanca comparte una alegría, un deseo, compañerismo y eso también es importante. Esa capacidad que tiene Blanca de hacer amigos de todo el mundo, de siempre tener una sonrisa en la cara, de nunca hablar de competición: siempre habla de compartir. Que sea una función que, independientemente de que te pueda gustar o no, se pueda apreciar que es una buena propuesta y que tiene calidad. Lo demás, pues mira, hay gustos, y tendencias, pero ahí prefiero no estar tan pendiente.

[[H2:¿Qué podrá ver la gente en «La Carne»?]]Entré en el universo de Blancas Paloma porque llevo muchísimos años trabajando con José Pablo Polo, que es el compositor de «Eaea», y es el compositor de la música de mis piezas desde hace muchos años. «La Carne» es un espectáculo con música de José Pablo Polo que levamos un año haciéndolo y es muy emocionante porque junta muchas disciplinas: hay gente bailando, un texto, música electrónica y al final, de lo que está hablando es de que somos la carne de la nueva era e invita a decir este es el tiempo que nos toca vivir y es el tiempo nuestro, nos ponemos de pie, nos movemos, resistimos y bailamos porque nos toca, es nuestra vida. Además, hemos trabajado con jóvenes de Madrid que participan también en la función. LaCaixa tiene un programa que se llama «Act for change», que cogió la pieza y formó parte del programa en el 2021. De repente te da un mensaje esperanzador.