Entrevista a la lingüista de "Pasapalabra"
Lucía Sesma: «No sería lo mismo ganar más de 2.000.000 de euros con una palabra que puede saber todo el mundo»
Desde diciembre de 2011 es la encargada de velar por la corrección en las pruebas del concurso de Antena 3, "Pasapalabra"
Tras casi 12 años trabajando en «Pasapalabra», la lingüista Lucía Sesma es la guardiana de las palabras del concurso más visto de la televisión española. También colabora con diversas publicaciones y su plan profesional seguirá creciendo próximamente. Defiende a la RAE y estuvo a punto de rechazar el trabajo, por segunda vez.
¿Cómo llega uno a trabajar de lingüista en «Pasapalabra»?
La oferta me llegó en 2008 a través del director del Máster de Edición y Proyectos Editoriales de la UAM, Manuel Becerra, del que yo era exalumna. Mandé mi currículum y me llamaron para una entrevista presencial en la que vimos algunos casos prácticos que se habían dado en el Rosco. Imagino que el director vio capacidades de resolución aptas y una actitud adecuada para ser la lingüista de «Pasapalabra». Me dijo antes de salir de la oficina que el puesto era mío. Sin embargo, yo le contesté que me lo tenía que pensar porque estaba con un posible cambio de vida, que no lo tenía claro. En los 15 minutos de camino al metro, le llamé para decirle que le agradecía la oportunidad; pero que me iba a vivir a Dubái, tal como hice. Se puso de nuevo en contacto conmigo en diciembre de 2011 , y por entonces, yo terminaba una beca como ayudante de Edición en el Consejo Económico y Social de España (CES), así que nos volvimos a encontrar en otra entrevista. Me ofreció de nuevo el puesto y esta vez lo acepté. Aquello sí fue un antes y un después en mi vida.
¿Tuvo más que ver con tu personalidad o por filóloga?
Digamos que iba un poco por todos los estudios que yo había hecho y mi experiencia profesional. Y es verdad que en esta prueba un poco más técnica, aparte de ver cómo tomaba yo las decisiones en casos que habían sido reales, también mirarían esa actitud y sobre todo cómo se responde en momentos de tensión o en momentos donde no está tan clara una decisión. La actitud hace mucho.
En esos diez años, ¿ha faltado alguna vez?
En diez años, creo que he faltado dos días; de estar en cama.
¿Le gusta el calificativo de «jueza lingüista?
Eso lo cambiaría. No recuerdo haberme llamado jueza, porque me resulta un poco ajeno el considerarme «jueza», porque los lingüistas somos más bien fotógrafos del lenguaje. Pero es cierto que el puesto requiere tomar decisiones donde tienes que decir que una cosa es correcta o incorrecta. Pero sí, no me siento del todo cómoda con la calificación del puesto.
También la han llamado «la mujer que no puede faltar en «Pasapalabra».
Esos son los halagos de los compañeros de la Prensa, pero es un trabajo de equipo, entonces, hay una parte en la que sí que soy imprescindible y al mismo tiempo, tampoco lo soy tanto. La labor del equipo es fundamental. Da igual que yo esté, que si no hay un equipo de guión, de producción y el equipo de redacción...
Consta como «guionista» del programa
En realidad el guión, el 99 por ciento lo realizan los compañeros de guión. Es un guiño que puse, porque es cierto que, a veces, yo colaboro con ellos en el sentido de que voy modificando o editando algunas oraciones o frases. Simplemente por estar en contacto con lecturas lingüísticas o del diccionario, pues me van apareciendo palabras que me parecen sugerentes, que las pueden utilizar ellos y se las traslado.
Los presentadores de «Pasapalabra tienen don de lenguas, ¿hay la tentación de meterle alguna palabrita difícil, para que parezca más redicho?
No; nuestra misión es llegar a todo tipo de público, entonces tenemos que mostrar un lenguaje cuidado, pero claro y transparente. Queremos llegar a todo el mundo cuidando el lenguaje.
La RAE lleva una temporada modificando cosas, ¿tiene un trabajo de actualización?
La RAE tiene un papel muy complejo, debido a que somos muchísimos millones de hispanohablantes y tiene que tomar decisiones que se ajusten un poco según van cambiando los tiempos. Esto de que los lingüistas somos más bien fotógrafos, pues esto es lo que hace la RAE: observa lo que sucede en los usos lingüísticos, y según haya más presencia o se vaya dejando constancia, tanto oralmente como escritos los usos, los va añadiendo y aceptando. El trabajo es normativo, pero siempre va a haber disputas y opiniones para una cosa y otra. Lo que tiene que primar en las decisiones de la RAE es, aparte del sentido común, que den tono a la lengua. Y sobre todo, que regulen la ortografía. Hay que tener en cuenta que hacen muchísimas más labores, aparte de decirnos si ponemos la tilde en solo o no. Hay un trabajo ingente que va desde el análisis de inteligencia artificial a las redacciones de cortes para investigaciones. No es sólo quien que nos dice cómo debemos hablar o no. Me parece un poco injusta toda la caña que se les da, pero bueno, es inherente a su construcción.
¿Es de las radicales que ha dejado de hablar a los que no tildan sólo?
No (ríe). Cada uno es libre de hablar y de escribir como quiera. Lo único que creo es que no es inocente el uso que hacemos del lenguaje, es decir, que uno siempre se posiciona socialmente, geográficamente, incluso políticamente, cuando hablamos, nos presentamos a nosotros mismos. Y te quiero decir que ahí radica el cómo somos. Entonces, yo no juzgo a nadie cómo habla o cómo escribe. Simplemente creo que hay mensajes que son adecuados a un contexto y otros que no lo son. Es decir, en los grupos que tengo de WhatsApp, familiares, amigos y tal, hay un lenguaje informal, incluso con faltas de fotografía, acentos, comas que no están, comas que están de más. Juzgar nunca y tolerarlo siempre ¿Qué sucede? Que si hay un discurso en la OTAN, que el presidente de cualquier país adopta un nivel de lengua coloquial, cometiendo fallos o errores gramaticales, eso sí que lo condeno. Públicamente y en los medios de comunicación, hay que cuidar el lenguaje, es un código común.
Dijo en una entrevista que, de media, la gente se sabe de 20 a 23 palabras de el Rosco
Ten en cuenta que nosotros hacemos un programa de entretenimiento, que tenemos la suerte de que también sea un programa cultural, donde es importantísimo para nosotros contar con la participación de la gente. En esa implicación del público, de la audiencia, queremos que jueguen, y que bueno, conociendo el nivelo de lengua que puede haber, digamos estándar, pueden contestar a muchas de las preguntas. Y luego, como en cualquier concurso o competición, siempre tenemos que poner retos. En ese sentido, tú dices, bueno, nuestros retos son el conocimiento. Y en esa fase de competición están esas palabras que a lo mejor no son de uso común y que son muy difíciles, pero son esos regalos que hacemos cada día a más de tres millones de personas. Me parece un reto bonito hacer que el público aprenda al mismo tiempo que nosotros No sería lo mismo ganar más de dos millones de euros con una palabra que puede saber todo el mundo, a como la que ganó Rafael Castaño. Esto da más gustito.
¿Hay proyectos fuera de «Pasapalabra»?
Hay proyectos en torno a la comunicación, que ojalá vengan. No están concretado, pero sí que me gustaría hacer hincapié en otros medios, pero todavía está por confirmar, así que no te puedo decir más.
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