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Toros

¿Por qué no hay corridas de toros?

Las ferias se cancelan con meses de anticipación incluso antes de conocer las fases de desescalada o las condiciones que habrá para dar festejos en determinadas fechas

Plaza de toros de Illumbe, en San Sebastián, en imagen de archivo larazon

Apenas estamos comenzando la llamada desescalada, que es algo así como la vuelta al mundo, y no en ochenta días. Algo para lo que nuestra cabeza hace tres meses no estaba diseñada. La vuelta a una no normalidad para la que nos están programando en los últimos tiempos. No tenemos muy claro a qué nos vamos a enfrentar todavía en estos tiempos tan convulsos como cambiantes. En esta época en la que el Gobierno hace poco por el sostén de la Fiesta y mucho por ahogarla todo lo que pueda.

Ahora, que las terrazas se copan de gente, con poco (o ninguna) distancia social, ahora que el propio Ministro de Cultura hace un llamamiento a la sociedad para que se consuma Cultura y se haga de manera legal, ahora que se estudian y se solicita las distintas maneras de hacer una desescalada de los espectáculos intentando que sean los más sostenibles posibles, vienen muchas preguntas a la cabeza. ¿Cómo es posible que haya ferias suspendidas a tres, cuatro e incluso cinco meses vista?

En tiempos tan cambiantes, cuando todos los sectores están intentando adaptarse a la locura de esa legislación que varía incluso por días, respecto al aforo, a la forma de adaptarse y que en muchos casos necesita de inversión económica para poder facturar algo... Cuando cada sector se agarra a un clavo ardiendo para mantenerse en pie, como es posible que la tauromaquia sea un desierto. Que las noticias de la suspensión de las ferias se agolpen unas detrás de otras.

¿Será cuestión de aforo? ¿Números? ¿Cuentas?

Podríamos sacarnos los colores y las vergüenzas si alumbramos los números de esas mismas ferias que ahora suspendemos con meses de antelación y han registrado, tercios, cuartos y quintos de aforo en la plaza varias tardes de sus ferias y en muchos casos ni un solo lleno sin ir más lejos el año pasado. ¿En serio es cuestión de aforo?

Está claro que la situación es compleja, seguro que más que nunca. Bien lo saben todos los hosteleros, que han tenido que cerrar sus puertas y abrir, en terrazas, si las tienen, a la mitad de su aforo, sin usar sus barras, comprando el material necesario para adaptarse y ver la manera imposible de que le salgan las cuentas. Las ferias al uso también son un imposible, pero habría que buscar alternativas, soluciones de emergencia, esa “oportunidad” que se abre en las crisis para salir fortalecidos y no muertos en combate.

En tiempos de crisis sólo habla de nosotros la afición, el amor por lo nuestro y el talento. Es decir, es probable que nos encontremos ante otro tipo de desierto. Se irá viendo. El silencio y la inacción, en estos tiempos, son armas letales.

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