Dolor de cabeza
El 60% de los menores sufre alguna cefalea antes de los 15 años
El dolor de cabeza va en aumento en niños y adolescentes. ¿A qué se debe y cuándo hay que acudir al médico?
Los dolores de cabeza son bastante más frecuentes en los niños y los adolescentes de lo que podamos pensar. Y en los últimos años, más todavía. «Según datos disponibles de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (Senep), aproximadamente el 60% de los niños y adolescentes en España podrían experimentar algún tipo de cefalea antes de los 15 años», explica la Dra. Esperanza Sánchez, neuropediatra del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla.
Las cefaleas de tensión y las migrañas son los tipos más comunes entre la población pediátrica. «Las migrañas –prosigue la especialista– tienden a hacerse más evidentes en la preadolescencia y adolescencia especialmente entre las niñas, lo que se atribuye a cambios hormonales, mientras que las cefaleas tensionales son más comunes en niños mayores y adolescentes. Es decir, que, aunque pueden comenzar tan temprano como a los tres o cinco años en algunos niños, lo más común es que se reporten casos en niños en edad escolar y adolescentes».
Pues bien, según la última actualización, los dolores de cabeza, incluyendo las cefaleas y las migrañas, «han aumentado en prevalencia en los niños en las últimas décadas», incide la doctora Sánchez. Algo que también se da en adultos.
Esta tendencia puede atribuirse a una combinación de factores, tanto ambientales como de estilo de vida. Así, como detalla la neuropediatra, «el aumento en el tiempo frente a las pantallas puede contribuir a la tensión ocular y al estrés, lo que puede desencadenar en dolor de cabeza.
Preguntada sobre si se debería promover volver a la pizarra y a los libros físicos en el aula, explica que «hay ventajas y desventajas en ambos enfoques». De modo que, «en lugar de eliminar el uso de pantallas en las escuelas, podría ser más beneficioso buscar un equilibrio que aproveche las ventajas de las tecnologías digitales mientras se mitigan sus desventajas, complementando con métodos de enseñanza más tradicionales donde sean más efectivos».
Otro factor desencadenante de los dolores de cabeza es el aumento del sedentarismo entre los menores, así como el estrés y la ansiedad, ya que, según la doctora, «los niños de hoy enfrentan presiones escolares y sociales potencialmente mayores que antes».
Sánchez también destaca como posibles causas los cambios en los patrones de sueño, «ya sea por la calidad o la cantidad», así como la alimentación y la dieta.
En cuanto a este último factor, la especialista afirma que «los cambios en la dieta y los patrones de la alimentación, incluyendo el consumo de alimentos procesados y ricos en azúcares, pueden jugar un papel en la frecuencia de los dolores de cabeza».
De hecho, algunos alimentos han sido identificados como desencadenantes potenciales de cefaleas o migrañas en ciertas personas, pero «esto varía mucho de un individuo a otro», destaca la neuropediatra.
Así, entre los alimentos que comúnmente se reportan como desencadenantes se encuentran «productos con cafeína, ya que este ingrediente puede tener tanto un efecto de alivio como de causante, dependiendo de la persona; chocolate (aunque la evidencia no es concluyente), quesos maduros y alimentos fermentados que contienen tiramina, alimentos procesados, alimentos ricos en histamina, ya que algunos individuos pueden ser más sensible a esta sustancia presente en el pescado en conserva, en embutidos, algunos quesos y en productos fermentados», detalla. Ahora bien, «antes de hacer cambios significativos en la dieta de un niño debido a las cefaleas, es recomendable consultar a un profesional de la salud», recuerda.
El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado de las cefaleas en niños son esenciales para mejorar su calidad de vida.
Por eso, «si su hijo presenta una cefalea intensa de inicio brusco, que empeora en frecuencia e intensidad en corto espacio de tiempo, tiene vómitos matutinos, es un dolor de cabeza que despierta al niño por la noche y cefalea que se acompaña de pérdida de peso y cansancio o de cambios en el comportamiento del niño, debe buscar atención médica. También si, junto al dolor de cabeza el niño presenta síntomas neurológicos o si los dolores interfieren en las actividades diarias del niño», recomienda la neuropediatra.
Y es importante, porque un seguimiento médico apropiado desde la infancia puede hacer que el menor logre tener las herramientas para reducir los niveles de estrés o dormir mejor, claves también cuando sean mayores de edad. Y es que «la mitad de los adultos que sufren cefaleas comenzaron a experimentar dolores de cabeza antes de los 12 años», recuerda la neuropediatra.
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