Desaparición de Diana Quer

Un buceador de los GEAS sobre Diana: “Antes de morir sufrió una situación de gran pánico”

Los expertos de la Guardia Civil ven el ángulo de sus piernas compatible con la violación. Los encargados de sacar el cadáver del pozo dicen que estaba completo aunque al sacarlo se desmembró

Juicio por asesinato de Diana Quer
El Chicle, en un momento del juicio/Efe/Xoán ReyXOÁN REYEFE

Hoy ha sido, sin duda, el día más duro de todas las sesiones del juicio de Diana Quer, que se está celebrando desde el martes en los juzgados de Santiago de Compostela. Si ayer escuchábamos a las últimas personas que vieron a la joven madrileña aquella noche del 22 de agosto de 2016, hoy, apenas separados por unos metros, coincidieron en el salón de bodas de estos juzgados el último individuo que tocó el cuerpo de Diana, sentado como acusado, y el primero que, 497 días después, lo volvió a tocar para rescatarlo del fondo de un pozo. Fue uno de los dos guardias civiles de la Unidad de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil de A Coruña; unos agentes que asumieron la complicada tarea que suponía este rescate y que han dejado “mudos” a todos los presentes en la sala. Su relato ha sido estremecedor. La madrugada del 31 de diciembre de 2017, cuando José Enrique Abuín señaló en el sótano de la nave de Asados el pozo donde había escondido el cadáver de Diana -después de haber dado minutos antes otros dos emplazamientos que resultaron falsos- se desplazaron al lugares varios agentes, entre ellos, estos dos buzos profesionales. “Ya solo con la linterna, desde arriba, vimos que había un cuerpo; el agua estaba bastante limpia”, señaló uno. Para comprobar en qué estado se encontraba el cadáver, colocaron una cámara a la linterna y la sumergieron hasta abajo para planear la mejor forma de bajar a por Diana. Los miembros del jurado han tenido que visionar hoy estas imágenes. El absoluto silencio se contagió al resto de la sala y, durante varios minutos, no se escuchó un ruido. Las caras de algunos miembros del jurado (ceños fruncidos e inspiraciones profundas) no dejaban lugar a dudas de la dureza del video.

Según explicó el agente, el pozo era demasiado estrecho (1,14 metros de diámetro) para bajar los dos, que hubiera sido lo ideal para ascender con sumo cuidado y evitar una posible desmembración del cuerpo. Al final decidieron que uno de ellos se quedaría a unos cuatro metros de la superficie y el otro bajaría hasta abajo. “Yo me sumerjo invertido (con los pies hacia la superficie). El cuerpo de Diana también estaba invertido. Estaba completo, sin ninguna merma y lastrado a la altura de la cintura. La cabeza estaría a unos 50 centímetros del fondo del pozo. Estaba con las piernas arqueadas y la espalda hiperextendida. Me indicaron que cortara los cables. Lo tenía alrededor de la cintura porque tenía la piel muy plegada a esa altura y era lo que lo sujetaba. También alrededor de las axilas. Los corté y fui ascendiendo con él a menor velocidad de lo que “pedía” el cuerpo. Poco a poco iba perdiendo consistencia. Después de subirlo cinco metros me indica el compañero que ya lo tiene”. En esta maniobra, la “saponización” del cadáver (“como jabonoso, que se deshace”) hizo muy complicada la tarea y se desmembraron la cabeza y las manos. Al subir se lo comunicaron y el agente se sumergió de nuevo para recuperar los restos. “Al moverse, la piel que lo protege se va deshaciendo y al emerger iba perdiendo consistencia”. Su compañero, también lo explicó: “Cualquier pequeña manipulación hace que se desmembre el cuerpo”.

Valeria sufre una crisis

Después de haber escuchado estos datos tan terribles, y justo cuando el agente estaba gesticulando para mostrar la postura en la que se encontraba su hermana, Valeria Quer se derrumbó por completo y tuvo que abandonar la sala junto a su padre. Poco después, una ambulancia tuvo que atenderla por una crisis de ansiedad.

Ha sido este agente quien ha explicado que una brida como la que, ya en superficie, vieron que tenía enmarañada en su larga melena Diana, no flotaría en el pozo. Y es que, el argumento de la defensa es que Abuín no estranguló a Diana con la brida en la nave, después de violarla, sino que la estranguló con sus manos en A Pobra. Ella quiere convencer al jurado de que la brida podía estar ya en el pozo y se le enganchó en el pelo al subirla. Es más, ayer sembró la duda de que no fuera la misma brida y que había trozos de muchas en el pozo.

Hoy era muy importante que los especialistas en rescatar cuerpos sumergidos explicaran cómo suelen encontrarlos. Dos agentes de Salvamento Marítimo de A Coruña y del GEAS, con 30 años de experiencia como buzos, aseguraron que “nunca” vieron un cuerpo como el de Diana. Se mostró en ese momento al jurado las imágenes de cómo estaban las piernas del cadáver de la chica, con un ángulo bastante abierto.

Una postura anormal

Los agentes simularon las posturas en las que suelen quedar los cadáveres (boca arriba, abajo o en posición fetal si es un espacio angosto) pero lo de Diana “no se parece en absoluto a lo que yo he visto. Y he visto bastantes (cadáveres en el agua)”, explicó uno. “Esa postura es totalmente anormal. No hay por donde cogerlo”, apuntó el compañero. La única explicación que encontraron es que “se sabe que en una situación de bloqueo, de gran pánico, puede dejar cuerpos con gran rigidez”. La explicación científica es que la adrenalina generada, deja “huella” en el cuerpo y que, aunque se modifique a posteriori, la anatomía tiene memoria y se queda en la postura en la que murió, explicó un especialista. Es difícil que esto pueda tener otra explicación que, cuando murió, Diana tenía las piernas abiertas, y sufriendo una situación de “gran pánico” según los expertos.

Un simulacro del pozo

Para analizar todos estos comportamientos de la física y los cuerpos en medios acuosos, los investigadores hasta hicieron una simulación del pozo con un tanque de agua en Cartagena y con una buceadora que tenía la misma complexión que Diana. También declaró ayer uno de los agentes de la UCO que analizaron los coches que había captado la cámara de la gasolinera y los cotejaron con los propietarios de los móviles. Todo señalaba a Abuín. Hasta hicieron un simulacro con un Alfa Romeo 166 que permitió medir la altura de los faros, la distancia entre ambos... “El Chicle” iba a una velocidad de 140 kilómetros por la autovía AG-11. Ya tenían dos indicios que apuntaban en la misma dirección: el coche y el móvil. Cuando le llamaron para que entregara el terminal, él trató de burlar a los agentes

Móvil resetado

Lo explicó un agente de la UCO de Delitos Cibernéticos. Abuín tenía un Samsung y un Sony Ericson y la primera vez entregó el que no llevaba aquella noche. Se lo pidieron el 13 de diciembre de 2016, lo que da una idea de lo claro que tuvo la Guardai Civil quien era el principal sospechoso apenas tres meses después de la desaparición de Diana. Cuando los agentes se dieron cuenta de que no era el número que marcaba el mismo posicionamiento que el de Diana, volvió a ser requerido para entregar el otro. Pero el móvil “el bueno” lo había formateado dos horas antes de entregarlo. Lo explicó con todo lujo de detalles y tecnicismos el especialista de la Benemérita, añadiendo además que “no pudo ser algo accidental”. “Fue formateado de forma deliberada” y además trató de darle “apariencia de que tenía un uso normal”. Es decir, que “El Chicle” pensaba que no se darían cuenta.