Salud

Benzodiacepina para "medicalizar los problemas de la vida diaria"

Casi 80.000 andaluces han conseguido deshabituarse gracias a la campaña «BenzoStop»

Por la pandemia cayó la donación de sangre y plasma. Ahora, los hospitales se ven obligados a reducir las dosis de los fármacos elaborados con ellos a pacientes con déficit de anticuerpos. Urge donar
Por la pandemia cayó la donación de sangre y plasma. Ahora, los hospitales se ven obligados a reducir las dosis de los fármacos elaborados con ellos a pacientes con déficit de anticuerpos. Urge donarJ.J.GuillenAgencia EFE

España es uno de los principales consumidores de benzodiacepinas, fármacos muy eficaces con efecto ansiolítico, hipnótico, muscular y antiepiléptico, que suele prescribirse para tratar trastornos de ansiedad y para combatir el insomnio. El consumo en nuestro país de benzodiacepinas es de 110 dosis por cada 1.000 habitantes, muy por encima de países de nuestro entorno, como Portugal, cuya tasa está en 80, por no hablar de Alemania que no llega a las 0,04 dosis por cada 1.000.

En Andalucía, más de un millón de personas consumen estos fármacos–lorazepam, lormetazepam bromazepam, alprazolam o zolpidem–, es decir 1 de cada 10. Este consumo se disparó en pandemia y, por ello, la Consejería de Salud de Andalucía puso en marcha en 2022 la campaña «BenzoStop» para concienciar a la población de los riesgos de un uso continuado de estos medicamentos y ofrecer otras alternativas. Gracias a esta campaña, casi 80.000 paciente andaluces han dejado de tomarla.

Desde salud indican que el uso continuado de benzodiacepina puede generar dependencia. «Cualquier paciente que lleve más de seis semanas se considera que hace un uso crónico de benzodiacepinas y en muchos de los casos se ha creado dependencia. La duración máxima del tratamiento debe ser entre 2-4 semanas incluyendo el periodo de retirada, muy muy despacito. Tras estas cuatro semanas el efecto beneficioso de las benzodiacepinas desaparece y lo que queda es una percepción de beneficio, pero realmente lo que hace es calmar el síndrome de abstinencia de la dependencia que presentan los pacientes, que se manifiestas con síntomas iguales a los generaron el inicio de la toma del fármaco como es la ansiedad, el insomnio, la irritabilidad», apunta el subdirector de Farmacia del SAS, Carlos García Collado.

Por eso, uno de los objetivos principales de la campaña «BenzoStop» es ayudar al paciente a la deshabituación, tanto en el ámbito de Atención Primaria como en el hospitalario. «A estos pacientes se les ofrece dichos programas para dejar este medicamento poco a poco y de la mano de un profesional sanitario, ofreciéndole alternativas no farmacológicas. Se basa en la atención centrada en la persona, en ofrecer otras alternativas, no queremos deshabituar a las personas a la fuerza, sino mejorar el conocimiento y facilitar que los ciudadanos lleven las riendas de su salud», explica Collado.

El consumo de estos fármacos es más acusado en mayores de 65 y también en mujeres, «probablemente porque son más vulnerables socioeconómicamente, están más sobrecargadas con el hogar, familia, trabajo, etc., lo que hace que sean más demandantes de ayuda sanitaria y se le exponga a este tipo de fármacos», indica el director de farmacia del SAS, quien advierte, además, que «en los últimos años se ha observado un aumento de consumo en jóvenes, pero no solo debido al aumento de los problemas de salud mental, sino también por la tendencia a medicalizar los problemas de la vida diaria».

Cuando se le pregunta a l subdirector de Farmacia por qué España es uno de los principales consumidores de benzodiacepina, expone varios motivos: «Las exigencias de la sociedad en la que vivimos unido a la falta de tiempo, un sistema sanitario con recursos escasos y la baja percepción de riesgo en torno a estas sustancias, hacen que muchas personas con dificultades para afrontar los problemas del día a día recurran a su consumo para disminuir la ansiedad o simplemente poder dormir sin ser conscientes de que, desconectar a través de la química refuerza la recompensa inmediata y evita que aprendamos conductas de afrontamiento más adecuadas y útiles a largo plazo».

Por ello, incide, «desde hace varios años existe un especial control en la prescripción de estos fármacos tanto en el ámbito de la atención primaria como hospitalaria, la cual ha sido reforzada en los últimos años con la campaña BenzoStop».