Diversidad

"Delante de un ordenador todos somos iguales"

El Hub de Diversidad Digital Integralia pretende romper la brecha digital y formar a personas con discapacidad en competencias TIC

Alumnos del curso del Hub de Diversidad Digital Integralia DKV
Alumnos del curso del Hub de Diversidad Digital Integralia DKVLa Razón

Yago Sánchez es un malagueño de 38 años que sufre discapacidad congénita debido a espina bífida. Eso no le ha imposibilitado formarse en materia de ciberseguridad y ha sido gracias a un curso impartido por el Hub de Diversidad Digital Integralia DKV de la mano de Fujitsu y la Asociación Málaga Inclusiva. El objetivo es romper la brecha digital a través de la capacitación en las competencias digitales más demandadas del mercado TIC.

El proyecto, puesto en marcha en enero de este año, ha formado a personas con discapacidad en UX/Accesibilidad, una disciplina de las más demandadas en el mercado, que capacita a los alumnos para que puedan determinar si un producto o servicio puede ser utilizado por todos los usuarios equitativamente. No en vano, la legislación vigente obliga a que la web de la Administración pública y de las grandes empresas e instituciones sean accesibles.

Gracias a esa formación «tenemos más posibilidades de optar a un puesto de trabajo, y podemos desenvolvernos mejor en materia de nuevas tecnologías», aplaude Yago para reivindicar que «delante de un ordenador todos somos iguales, hasta quienes tenemos algún tipo de discapacidad».

Es por ello, por lo que pide al sector empresarial «que nos tenga en cuenta, somos muy válidos», al tiempo que hace hincapié en que materias como la ciberseguridad «ofertan cada vez más puestos de trabajo y a mí me apasiona todo lo que acarrea, es un campo muy amplio sobre el que hay mucho que descubrir».

Otra usuaria llamada Lourdes y que está postrada en una silla de ruedas por una discapacidad, también se ha formado en materia de ciberseguridad gracias a un curso impartido por el Hub de Diversidad Digital Integralia DKV. Una vez finalizado, la alumna reconoce «la importancia de haber aprendido a trabajar en equipo, así como compartir contenido y herramientas que nos ayudan a movernos por los programas», por lo que a partir de ahora «podemos decir a las empresas que estamos ahí, somos muy válidos, porque las personas discapacitadas en la gran mayoría tenemos problemas de movilidad, pero delante de un ordenador somos maravillosos».

Y es que «por desgracia solemos pasar mucho tiempo de nuestras vidas delante de los ordenadores y es necesario concienciar a las empresas de que han de habilitar la accesibilidad de sus páginas web».

Con todo, reivindica que «la silla de ruedas la tenemos en el culo, no en la cabeza», por lo que se antojan necesarias iniciativas en materia de formación que atajen «la importante brecha digital a la que nos enfrentamos». Pero no sólo a nivel de usuarios de la red internet, sino que «los problemas de accesibilidad son más traumáticos en la calle, toda vez que la accesibilidad es mínima a la hora de poder ir a trabajar».

En Andalucía habitan 378.800 personas con discapacidad, o lo que es lo mismo, en 1 de cada 4 hogares andaluces vive una persona con discapacidad. La tasa de actividad del colectivo es del 29,9 por ciento, la cuarta más baja del país. En ese contexto, un 78,4 por ciento de las personas con discapacidad entre 16 y 64 años que trabaja lo hace por cuenta ajena.

Para combatir esos indicadores, iniciativas como el Hub de Diversidad Digital Integralia DKV pretende romper la brecha digital a través de la formación y capacitación en las competencias digitales más demandadas del mercado para así cubrir algunas de las 100.000 vacantes existentes en el mercado TIC. Un proyecto que vio la luz en el año 2020 y que está presente en varias comunidades autónomas, entre ellas Andalucía, y que tiene como objetivo que su alumnado pase de ser personas con conectividad limitada a convertirse profesionales técnicos cualificados.

Brecha digital

La brecha digital es la desigualdad en el acceso a la tecnología y que afecta especialmente a personas de colectivos vulnerables: personas con discapacidad, mayores, etc. En un contexto de hiperconectividad, la vulnerabilidad social se agranda por las consecuencias que se derivan de la misma: dificultad en solicitar y encontrar empleos, dificultad de acceso a servicios básicos que se están digitalizando.

Para revertir esta situación es necesario tomar medidas concretas que faciliten la conectividad de estos colectivos. Por un lado, dicen los expertos «es imprescindible una mayor inversión en infraestructuras de acceso a internet en zonas rurales, al tiempo que es vital ofrecer capacitación y formación TIC para las personas con discapacidad y otros colectivos vulnerables». De igual modo, se incide en la importancia de “desarrollar tecnologías y servicios accesibles para personas con discapacidad, teniendo en cuenta sus necesidades específicas».