"El bloc"

Griñán y los otros

"Siempre hubo y habrá clases, o sea, incluso entre los hampones"

Griñán en los juzgados de Sevilla
Griñán en los juzgados de SevillaEP

Resulta imposible no compadecerse en este comienzo de verano de José Antonio (¡¡presente!!) Griñán, un anciano de 77 años aquejado de una gravísima enfermedad, ni solidarizarse con su batalla médico-legal para evitar su ingreso en prisión.

Cabecilla del régimen cleptómano de saqueó minuciosamente Andalucía durante tres decenios largos, eso es cierto, la condena firme a seis años de cárcel parece suficiente castigo para un dirigente que jamás fue venal y cuya catadura moral, permítanme el atrevimiento, sobrevuela la miseria acendrada de muchos de sus compañeros de gabinete y de su ilustre antecesor.

Aquí sólo incomoda, en realidad, la sensación de que la administración de justicia se allana ante quienes tienen posibles para costearse buenos abogados, cosa que ya sabíamos por otro lado, y que la cristiana misericordia de la que se beneficia Griñán no casa con el rigor punitivo del medio millar de pacientes oncológicos que ahora mismo, según Instituciones Penitenciarias, se pudren literalmente entre rejas.

Eduardo Zaplana, quien aún no ha sido juzgado, lidió con una agresiva leucemia mientras estaba encerrado preventivamente en Picassent, escrito quede por recordar que también algunos políticos, como los animales de Orwell, son más iguales que otros. Incluso Arnaldo Otegi pidió para su adversario la excarcelación que el tribunal competente (y sádico) le negó con contumacia.

Sin salir del universo ERE, es pertinente recordar que el exviceconsejero de Empleo de la Junta, Agustín Barberá, está recluso en el Penal del Puerto cumpliendo su septenio de pena pese a padecer otro cáncer, aunque a él no se le abrieron las autopistas de solidaridad por las que transita su antiguo jefe. Siempre hubo y habrá clases, o sea, incluso entre los hampones