
Suceso
Lo que llevaba en la mochila durante un viaje a Tenerife le ha costado tres años de prisión
El procesado afirmó en el juicio que trabajaba como peluquero, tatuador y también se dedicaba a la prostitución masculina

La Audiencia Provincial ha condenado a tres años de prisión a un hombre que fue detenido en el puerto de la capital tinerfeña tras desembarcar de un barco procedente de Gran Canaria con distintas drogas sintéticas escondidas en su equipaje.
El suceso se produjo la noche del 13 de noviembre de 2023, durante un control rutinario en el muelle. Los agentes revisaron su mochila y hallaron 19 pastillas de viagra, 11 gramos de metanfetamina, 10 de MDMA, 5 de anfetamina, una pequeña cantidad de marihuana y 410 euros en efectivo. El hallazgo bastó para su arresto inmediato y posterior apertura de diligencias.
Durante la investigación, la Guardia Civil descubrió que semanas antes había llegado a su domicilio un paquete remitido desde Ámsterdam con 25 gramos de catinona, una sustancia estimulante de origen vegetal. Sin embargo, la Audiencia descartó ese envío como prueba de tráfico, al no quedar acreditado que el acusado fuese su destinatario real.
Esa pieza del caso quedó en segundo plano, pero reforzó la sospecha de que el hombre mantenía algún tipo de contacto con entornos vinculados al consumo o distribución de drogas sintéticas.
En el juicio, el procesado ofreció una explicación muy distinta. Afirmó que trabajaba como peluquero, tatuador y también se dedicaba a la prostitución masculina, y que las sustancias estaban destinadas exclusivamente a su consumo personal. Según su testimonio, las había comprado en una fiesta y decidió adquirir “más cantidad” porque las consiguió “a buen precio” y quería tener reserva “para futuras celebraciones”.
La Sala, sin embargo, no dio credibilidad a esa versión. Los magistrados destacaron la coherencia de los agentes que realizaron el registro y la consistencia de los informes sobre las cantidades intervenidas, consideradas excesivas para un uso privado.
La Fiscalía había solicitado cuatro años de prisión y una multa de 2.000 euros, al considerar probado un delito contra la salud pública con sustancias que causan grave daño. En sus conclusiones, el Ministerio Público pidió mantener la calificación de “presunto delito” o “tentativa”, pero la Audiencia acabó imponiendo una pena menor, estimando parcialmente los argumentos de la defensa.
El abogado defensor reclamó la absolución, insistiendo en que las dosis apenas superaban los márgenes de consumo personal y que el acusado se había limitado a aprovechar una oferta ventajosa. La Sala, no obstante, concluyó que existía intención de distribuir o, al menos, de disponer de una cantidad que excedía ampliamente el autoconsumo.
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