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La desconocida ciudad romana con teatro, anfiteatro, templos y acueducto, a una hora de Madrid

El conjunto de Mérida o el acueducto de Segovia son dos de las joyas que cada año atraen a millones de personas. Pero el legado del Imperio romano fue mucho más allá y existen otros lugares menos conocidos, pero no por ello dejan de sorprender a los curiosos que deciden visitarlos.
El teatro podría albergar a 2.000 personas y es el más importante de la Meseta
El teatro podría albergar a 2.000 personas y es el más importante de la Mesetacultura.castillalamancha.es
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El impresionante conjunto de Mérida o el imponente acueducto de Segovia son dos de las joyas de la época romana que cada año atraen a millones de personas. Pero el legado del Imperio romano fue mucho más allá y existen otros lugares menos conocidos a lo largo del país, pero no por ello dejan de sorprender a los curiosos que deciden acercarse a ellas.
Un buen ejemplo de ello es la ciudad de Segóbriga, situada a 100 kilòmetros de Madrid, camino de Levante y a 90 kilómetros de Cuenca. De hecho, Segóbriga es una de las ciudades romanas mejor conservadas del occidente del Imperio romano y el más importante conjunto arqueológico de la Meseta.
El Parque Arqueológico de Segóbriga está constituido en torno a la ciudad romana, situada en el término municipal de Saelices.
El lugar era un castroceltibérico, que tras la conquista romana a en el siglo II a. C. se convirtió en una ciudad celtibérica. Su época de esplendor se produjo hacia el año 80 de nuestra era, cuando Augusto decidió que merecía el estatus de municipium o población de ciudadanos romanos, por lo que pasaría a ser autónoma y no tenía que rendir tributo a Roma.
Cuando se produjo la caída del imperio, Segóbriga continuó siendo un lugar próspero con los visigodos. Los obispos de la ciudad acudían a los concilios de Toledo entre los años 589 y el 693, periodo en el que se levantó una gran basílica y la extensa necrópolis que la rodea. La invasión islámica supuso en inicio de la decadencia de Segóbriga, aunque debido a su excelente ubicación fue protegida por una fortificación árabe en la cumbre del cerro sobre el que se sitúa la ciudad.
Tras la Reconquista, la población se desplazó a Saelices y el lugar pasó a denominarse Cabeza del Griego, quedando reducido a una pequeña población rural dependiente de la Villa de Uclés.
La ciudad estaba es una ubicación privilegiada, en la que confluían las calzadas romanas que unían Segóbriga con otras ciudades como la capital de la Lusitania, Emerita Augusta (Mérida), y sobre todo con Cartago Nova, desde donde se exportaba el mineral a otras partes del imperio.
Pero el mayor expolio se comete por parte de los constructores del Monasterio de Uclés, la Orden de Santiago, que empezó a levantarlo en el siglo XIII y utilizó la mayoría de las piedras de la ciudad romana.
Fruto del periodo romano son sus construcciones más emblemáticas.
El teatro es uno de los monumentos más sobresalientes, a pesar de ser uno de los más pequeños de Hispania. Tiberio inició su construcción y se inauguró en tiempos del emperador Vespasiano, hacia el año 78. Tenía una capacidad para 2.000 espectadores. El graderío o cavea, bien conservado en la actualidad, se dividía en tres partes, separadas por corredores para diferenciar a los espectadores según la clase social a la que pertenecían. La parte superior se apoyaba en la muralla sobre un corredor abovedado bajo el que corría una calle.
También se conserva la orchestra, de planta semicircular, con tres escalones para las autoridades y espacio donde se colocaban los músicos. El escenario era de madera sobre sobre pilares de piedra, tras el que se alzaba una escena monumental decorada con columnas y esculturas de mármol, presididas por la diosa Roma.
Termas monumentales
Termas monumentalescultura.castillalamancha.es
la sala para cambiarse de ropa con sus taquillas,
bañera de agua caliente
El anfieteatro tenía capacidad para 5.500 personas
El anfieteatro tenía capacidad para 5.500 personascultura.castillalamancha.es
Vespasiano levantó el imponente anfiteatro
La arena, a la que se accedía por dos grandes puertas, estaba separada del graderío para dar mayor seguridad al público asistente. Un pasillo cubierto unía las puertas y enlazaba las estancias en las que las fieras aguardaban para salir a la arena. El graderío está dividido por las escaleras en doce sectores y comunicaban con las puertas exteriores. Al igual que el teatro, el graderío también está dividido horizontalmente por un muro, denominado balteus, que separaba a los espectadores según su status social. Los asientos de la parte baja eran de piedra mientras que los de la parte superior eran de madera.
rodeada por una muralla, de 1,3 kilómetros de longitud,
En la basílica se realizaban las transacciones económicas y se administraba justicia
En la basílica se realizaban las transacciones económicas y se administraba justiciacultura.castillalamancha.es
La fachada de la basílica se abría a la plaza del foro a través de 11 puertas.
El Foro se edificó hacia el año 15 a. C., dentro del programa de urbanización monumental de la ciudad. Fue costeado, entre otros, por Proculus Spantamicus, quién pagó el suelo de la plaza descubierta, grabando en memoria de ello su nombre en una larga inscripción de letras de bronce doradas, instalada en su pavimento.
Imagen aérea del aula basilical
Imagen aérea del aula basilicalcultura.castillalamancha.es
un lugar bien comunicado en pleno centro de la ciudad y con acceso directo desde la calle principal,
Una inscripción en lengua griega dedicada a Zeus Megistos por Caius Iulius Silvanus, hallada en las excavaciones realizadas en las termas monumentales de Segóbriga, documenta la presencia de este funcionario estatal en la ciudad donde tuvo una casa.
Silvano construyó su vivienda junto a las termas monumentales. Tenía tres estancias: Una de carácter religioso, con un altar dedicado a Zeus Megistos. En la segunda estancia había un mosaico de teselas blancas y negras, que decoró su pavimento y cuyo original se exhibe en el Centro de Interpretación. La tercera conserva un gran banco corrido adosado a uno de los muros, que probablemente formaba parte de la cocina.
Tenían además un acueducto y una especie de piedra mágica llamada lapis specularis (piedra especular), es un tipo de yeso cristalizado, translúcido, que cortado en finas láminas se usaba para ventanas a modo de cristal.