
Patrimonio
Las curiosidades que esconde el Acueducto de Segovia
Es una de las obras de ingeniería civil romana mejor conservadas del mundo y tal día como hoy de hace 141 años se declaró Monumento Nacional por orden real

Poco hay más conocido en el mundo que el Acueducto de Segovia, una de las obras de ingeniería civil romana mejor conservadas del mundo.
Un monumento construído en un periodo que se estima posterior al año 112 d.C., durante el final del gobierno de Trajano o ya en el de Adriano. A finales del siglo XX, Géza Alföldy descifró el texto de la placa de dedicación estudiando las anclas que sujetaban las letras de bronce ahora desaparecidas. Decidió que el emperador Domiciano (81-96 d. C.) ordenó su construcción y se propuso el año 98 d. C. como la fecha más probable de finalización. Sin embargo, en 2016 se publicaron evidencias arqueológicas que apuntan a una fecha ligeramente posterior, después del 112 d.C., durante el gobierno de Traiano o en los inicios del gobierno del emperador Adriano, a partir del 117 d.C.
Su impresionante estructura muestra la habilidad de los arquitectos de la época.
El acueducto ha servido para transportar agua a la ciudad a lo largo de los siglos y ha mantenido esta función hasta el último tercio del siglo XX.
Fue declarado Monumento Histórico tal día como hoy de hace 141 años. Concretamente el 11 de octubre de 1884 y Patrimonio de la Humanidad el 6 de diciembre de 1985, destacando su relevancia histórica y arquitectónica.
Como curiosidad, esta obra magna centa con 167 arcos que sostienen el acueducto así como con 120 pilares que garantizan su estabilidad.
Además, el punto de altura máxima, que se encuentra en el Azoguejo, está a 28,10 metros.
El acueducto se compone de 20.400 piezas de granito que están unidas sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas, y el caudal máximo que puede transportar es de unos 20-30 litros por segundo.
El acueducto una vez transportó agua del río Frío, ubicado en las montañas a 17 kilómetros de la ciudad en la región de La Acebeda, y recorre 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad.
La construcción del acueducto sigue los principios establecidos por Vitruvio en su De Architectura publicado a mediados del siglo I a.C.
El acueducto está construido con bloques de granito parecidos a ladrillos sin mortero. Durante la época romana, cada uno de los tres arcos más altos exhibía un letrero en letras de bronce, que indicaba el nombre de su constructor junto con la fecha de construcción. Hoy en día, todavía se pueden ver dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que uno de ellos tenía la imagen de Hércules, quien, según la leyenda, fue el fundador de la ciudad. Ese nicho ahora contiene una imagen de la Virgen. El otro solía contener una imagen de San Esteban, ahora perdido.
La primera mención escrita del acueducto se encuentra en un documento de la Catedral de Segovia del año 1201, mientras que la primera representación artística conocida aparece en un canecillo románico de la iglesia de Peñasrrubias del siglo XII y en la Cántiga 107 de Alfonso X El Sabio, escrita alrededor de 1280.
Asimismo, Segovia cuenta con un Centro de Interpretación del Acueducto, situado en la Real Casa de Moneda y en las tiendas de turismo de la ciudad, hay varios libros que exploran este monumento emblemático, como "El Acueducto de Segovia: de Trajano al s. XXI" de Santiago Martínez Caballero, "El Misterio del Acueducto de Segovia" de Dominica Contreras López de Ayala y dos libros de las Actas recogidas de unas jornadas del acueducto.
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