Naturaleza

Las setas de primavera comestibles más codiciadas

La recogida de este producto que da la tierra en esta época del año sigue siendo desconocida para el gran público

Recolección de setas en los Montes de Soria
Recolección de setas en los Montes de SoriaMontes de Soria

Las setas son el producto estrella durante el otoño en las mesas de los restaurantes, coincidiendo con el principal periodo de recolección. Pero aunque siempre se ha pensado que esta época del año es la principal en cuanto a producción micológica, que así es, tampoco es menos cierto que no es la única, ya que la primavera es también temporada de setas y un momento ideal para recoger este producto que se extrae de la tierra cercana a los montes y bosques.

Las setas comestibles tienen entre marzo y junio uno de sus momentos más importantes, con el monte esplendoroso repleto de flores y brotes verdes, amén de una temperatura agradable para disfrutar de la búsqueda y de la naturaleza en toda su belleza y, con poca gente o mucha menos que en otoño.

De hecho, la temporada de recogida de setas y hongos sigue siendo la gran desconocida para el gran público, no así para los amantes de este mundo tan peculiar y adictivo, ni mucho menos para los cocineros, que las consideran de excelente calidad y son muy codiciadas.

Aunque cada primavera, al igual que el otoño, es diferente e incluso irregular, dependiendo del agua bendita que ha de caer del cielo o del deshielo invernal, que son vitales para el crecimiento de los hongos y setas -algunas igual no llegan ni a brotar si no hay agua, como el marzuelo o la colmenilla, que son así de caprichosas- la parte de final de mayo el y el mes de junio entero son buenos y son muchas las especies que el recolector experto, que sepa conocerlas y saber su momento óptimo, ya que hay algunas especies que en esta época no son comestibles al estar parasitadas, podrá encontrar en su camino, entre las cuales están algunas de las que en estas líneas se va a intentar explicar al lector.

Marzuelo escondido bajo unas hojas
Marzuelo escondido bajo unas hojasYouTubeLa Razón

Marzuelo

Considerada como la reina del camuflaje, porque se esconde entre el musgo y puede incluso crecer debajo de la nieve, esta seta abunda también en primavera en pinares, hayedos, robledales y, en general, suelos ácidos. Es de las primeras en salir al exterior y, por tanto, un alimento codiciado también por los animales del bosque como las ardillas.

Seta de San Jorge
Seta de San JorgePicasaLa Razón

Perrechico

También conocida como seta de San Jorge, mansarón, blnaquilla o bujarón según la zona de España, es, quizás, la gran estrella primaveral y una de las más bonitas y que más placer provoca al recogerla.. Destaca su gran aroma y se suelen encontrar en los mismos setales cada año y marcando la hierba, por lo que los recolectores expertos conocen cada año donde van a brotar.

Cesta con rebozuelos
Cesta con rebozuelosBarbroforsbergpixabay

Rebozuelo

Rossinyol, cantharellus cibarius, cantharellus pallens o subpruinosus… rebozuelo. Es otra de las grandes setas de esta época, muy colorida además, y le gusta mucho el calor. De hecho, el reflejo amarillo dorado de esta seta indica la inminente llegada del verano, según los expertos. Cuando brota al exterior lo hace de forma abundante y en grupos numerosos.

Debe tenerse cuidado al identificar a las senderuelas, ya que estas pueden confundirse con otras especies tóxicas.
Debe tenerse cuidado al identificar a las senderuelas, ya que estas pueden confundirse con otras especies tóxicas.Lord Mayonnaisepixabay

Senderuelas

Son habituales en los prados que se ven desde el coche cuando circulamos por la carretera marcando la hierba, y por eso son conocidas también como ninfas de prado. Son muy frecuentes cuando ha llovido, ya que el agua, además, las infla y reaviva si han salido y se secan. También se encuentran en grandes cantidades cuando brotan y su enemigo público número uno son las altas temperaturas y el calor extremo.

Boletus lepido

Leccinum lepidum es su nombre técnico, aunque también se le conoce como boleto agradable o Faisán, y es muy habitual en primavera. Tiene la peculiaridad es que se le confunde fácilmente con otros boletus como el edulis, el pinícola, o el aereus y el reticulado, incluso para los expertos. Si bien, lo que más llama la atención de esta seta es por su gran porte y su coloración, que la hacen distinta y reconocible al resto.

Tiene un color amarillento y compacto, mientras que su sabor y olor se aprecian poco pero son agradables por lo que es considerada por muchos como un buen comestible.

Boleto reticulado

Conocido también como hongo blanco de verano, hongo de castaño, hongo de marojal faisán de alcornoque, se trata de la seta más común y alegre del verano. Se detecta bien por su sombrero de color avellana o marrón claro y porque suele cuartearse y a veces se suele confundir con el boletus edulis.

Es el ejemplar que predomina y domina durante los meses más cálidos del año. Produce cuerpos fructíferos en los meses veraniegos que son comestibles y se recogen popularmente. Se encuentra en cualquier bosque si ha habido un clima cálido y húmedo.

Ejemplares de boletus reticulado
Ejemplares de boletus reticuladoCesta y setasLa Razón

A pesar de que a primera vista no es una seta muy consistente, lo cierto es que destaca por su intenso sabor y es por ello una seta silvestre muy codiciada en esta época del año.

Amanita cesárea

Esta seta es la que más historia tiene, y de ahí su nombre, que viene de la afición que tenía a ella el emperador romano César Augusto, que se las hacía traer por correos especiales a caballo desde todos los rincones de imperio, Hispania entre ellos.

Es una especie a la que le gusta el calor del suelo, termófila. Así empezará a aparecer a finales de primavera, en verano y principios de otoño. Le gusta el calor y la humedad y tiene algo que seduce y atrae al setero: que es difícil encontrarla y la satisfacción que produce cuando se consigue algún ejemplar.

Amanita cesárea
Amanita cesáreaLa RazónLa Razón

Suele crecer de forma aislada y a veces en grupos numerosos en bosques de encinas o alcornoques, caducifolios, robles o castaños. También en coníferas, pero menos.

Se la detecta por su peculiar sombrero, que es muy grande, y por su cutícula, de un color anaranjado muy característico, aunque con frecuencia aparece decorado con restos de su volva