Violencia Infancia
El 50% de los menores que son víctimas de violencia presenta síndrome de estrés postraumático y el 30%, secuelas a largo plazo
Vall d’Hebron ha puesto en marcha la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia para diagnosticar y tratar de forma integral todo tipo de casos, con el modelo de las Casas de Niños como referente
Uno de cada diez menores es víctima de la violencia física, uno de cada cinco sufre violencia sexual, tres de cada diez, emocional y/o psicológica, otros están expuestos a la violencia de género y la más frecuente es la violencia por negligencia y en todos los casos, la violencia hacia la infancia y la adolescencia puede acarrear consecuencias para la salud, tanto física como emocional, a lo largo de la vida, así como tener efectos en el ámbito social.
Con el fin de ofrecer una atención adecuada a las víctimas y así tratar de minimizar al máximo esas secuelas, el Departamento de Salud y el de Asuntos Sociales y Familias, a través de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), ha desarrollado un protocolo de actuación frente a los malos tratos en la infancia y la adolescencia en el ámbito de la salud.
En este contexto, se enmarca la creación de equipos multidisciplinares en la atención a las violencias en diversos puntos de Cataluña y uno de ellos es la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia (Equipo EMMA) del Hospital Universitario Vall d’Hebron, ubicada en las nuevas Consultas Externas de pediatría que se inauguraron hace apenas dos meses, la cual es la unidad de referencia de toda el área de la ciudad de Barcelona.
El Equipo EMMA, que empezó a trabajar hace cuatro meses, está integrado por profesionales del Servicio de Pediatría, del de Psiquiatría y de la Unidad de Trabajo Social para mejorar la detección de las violencias hacia la infancia y la adolescencia y poder ofrecer una abordaje específico a cada uno de sus tipos, tanto desde el punto de vista médico, como psicológico y social. También forma parte del equipo una ginecóloga especialista en infancia y adolescencia para cuando la situación requiera su intervención.
“En la violencia hacia la Infancia y la Adolescencia existe un infradiagnóstico, de manera que las cifras no representan la realidad que existe, y con esta unidad pretendemos potenciar la detección de casos, así como ofrecer un tratamiento no solo centrado en el aspecto médico o físico, sino también basado en la evidencia científica en el ámbito de la salud mental para ofrecer un tratamiento integral con el fin de favorecer una recuperación lo más inmediata posible”, explica la doctora Anna Fàbregas, del Servicio de Pediatría del Hospital Vall d’Hebron y coordinadora de la unidad, quien señala que “las secuelas psicológicas en estos casos son muy frecuentes y pueden ser muy graves”.
“Entre el 50%y el 60% de los menores que son víctimas de violencia presenta síndrome de estrés postraumático, el 30% tiene secuelas a largo plazo y entre este colectivo hay un alto índice de depresión, consumo de tóxicos, relaciones sexuales de riesgo...”, concreta la doctora, quien además destaca que “al margen de la salud mental, el haber vivido violencia o experiencias adversas durante la infancia, antes de los 3 o 5 años, provoca alteración a nivel de la estructura cerebral, que puede desembocar en alteraciones cognitivas en el ámbito del lenguaje y alteraciones en la gestión de la emociones”. Asimismo, “si la situación se mantiene en el tiempo, se produce un nivel tóxico de estrés, que se relaciona con alteraciones a nivel cardiovascular, metabólico e inmunológico”.
El Equipo EMMA, que a día de hoy está integrada por tres profesionales -una pediatra, una psicóloga y una profesional de la Unidad de Trabajo Social- trabaja además en coordinación con los diferentes dispositivos involucrados en las situaciones de violencia, como Interior, Justicia, Asuntos Sociales, o Educación y Salud, y cuenta con dos referentes de la DGAIA para Barcelona ciudad. Sobre este último punto, la doctora Fàbregas destaca que “para los profesionales de la unidad es muy importante contar con dos personas de contacto en la DGAIA, dos personas a las que ponemos cara y son nuestro referente”.
En definitiva, la unidad “toma como modelo a seguir, como ideal hacia el que caminar, la Casas de Niños de diferentes países europeos, gracias a las cuales se evita la revictimización de los menores que han sufrido violencia”, explica la doctora Fàbregas, quien al respecto aclara que en dichos equipamientos “se atiende a las víctimas en un entorno acogedor y amigable, donde una psicóloga especializada les hace una entrevista, mientras que el resto de dispositivos que intervienen en las situaciones de violencia hacia la infancia y la adolescencia escuchan esa conversación detrás de una mampara, de manera que la víctima no ha de repetir su testimonio y revivir así los hechos ante diferentes profesionales. “La unidad aún no está en este punto, pero el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia ha puesto en marcha una prueba piloto de la Casa de los Niños en Tarragona y, si es favorable, se establecerá en más lugares”, comenta la doctora.
A día de hoy, la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia de Vall d’Hebron es la tercera de estas características que existe en Cataluña y aún queda pendiente la puesta en marcha de unas cinco más para tratar de dar respuesta a las víctimas, que, según datos del Sistema de Protección a la Infancia, que contabiliza el número de expedientes abiertos entre la población infantil, en 2019 ascendieron a 18.338 y en 2020, fueron 16.484, un decrecimiento que se explica por la falta de visibilidad de la violencia a la infancia y la adolescencia como consecuencia de la pandemia.
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