Visita a la cárcel

El partido de Puigdemont convierte a Pablo Hasél en un “preso político”

Laura Borràs visita al rapero en la cárcel en Lleida dos semanas después de su detención

Los Mossos introducen detenido en el coche de policía al rapero Pablo Hasel, en la Universitat de Lleida, Cataluña (España) a 16 de febrero de 2021.
Los Mossos introducen detenido en el coche de policía al rapero Pablo Hasel, en la Universitat de Lleida, Cataluña (España) a 16 de febrero de 2021.Europa PressEuropa Press

Carles Puigdemont acogió al rapero Valtonyc en Bruselas y ahora su partido muestra todo su respaldo y complicidad con Pablo Hasel. Laura Borràs se ha desplazado esta tarde hasta el centro penitenciario de Ponent (Lleida) donde se encuentra Hasel para visitarle y, a su salida, ha concluido: “Es otro preso político de la (in)justicia española convencido de la necesidad de internacionalizar la represión”.

“Salimos de una larga y provechosa conversación con Pablo Hasel en la prisión de Ponent donde hemos conversado de política, de antirrepresión y de los que hacen de muleta en el Régimen del 78″, ha resumido Borràs en un tuit publicado esta tarde. Hasel, condenado a nueve meses y un día de cárcel por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona y a las Fuerzas de Seguridad, lleva ya dos semanas en prisión, después de que fuera detenido el pasado 16 de febrero en la Universidad de Lleida, donde se había atrincherado para evitar entregarse a la policía.

Lo cierto es que la figura de Hasel ha generado un huracán en Cataluña y la política española. Su ingreso en prisión ha vuelto a situar en el centro del debate la libertad de expresión, pero también ha enfrentado a los partidos por su trayectoria: en su pasado, Hasel cuenta con mensajes machistas que han comprometido mucho la postura de los partidos que han salido en su defensa, como Unidas Podemos.

Pero, sobre todo, los problemas con la Justicia no se limitan a sus canciones. En total, Hasel acumula cuatro condenas y tiene todavía una causa abierta. Una de las condenas, confirmada hace un par de semanas por la Audiencia de Lleida aunque con margen para recurso aún, es por amenazas a un testigo de un juicio. En concreto, el castigo impuesto es una pena de 2 años y medio de prisión: 1 año y 9 mes de prisión por el delito de obstrucción a la justicia, y 9 meses de prisión por un delito de amenazas.

Otra de las condenas, dictada en junio y todavía por confirmar, es de seis meses de prisión por agredir a un periodista de TV3 durante una rueda de prensa en 2016 en la Universitat de Lleida.

Su primera condena data de 2015, cundo el Tribunal Supremo dictó dos años de prisión por enaltecimeinto del terrorismo por canciones de entre 2009 y 2011. No entró en prisión porque la pena no superaba los dos años de prisión, pero este precedente ha hecho que ahora entre en la cárcel por la condena de nueve meses.

Este historial judicial ha convertido su figura en controvertida. Además, en protesta por su encarcelamiento, Barcelona ha registrado una ola de protestas que se ha alargado durante casi dos semanas y se ha saldado con numerosos destrozos y con impactantes imágenes, como el intento de asalto a la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Vic a pedradas o la quema de una furgoneta de la Guardia Urbana con un agente en su interior que pudo salir sin daños.