Historia Contemporánea
Las grandes mentiras del independentismo (IV): Cataluña rechaza la Constitución
El voto catalán favorable a la Carta Magna fue más que masivo hace 44 años y superior al de Madrid
La respuesta a la pregunta “Aprueba el proyecto de Constitución?” fue masivamente un “sí” en toda España, e incluso Cataluña fue una de las cinco “regiones” más favorables. El independentismo catalán es profundamente anticonstitucionalista, y de hecho siempre se alude al bloque de partido no separatistas como los “constitucionalistas”.
Dentro del independentismo catalán el calificativo de “constitucionalista” es muy peyorativo. Se relaciona el adjetivo con algo rancio y centralista, además de anticuado. No hay duda de que España ha cambiado sobemanera en todos los aspectos desde 1978, pero también es cierto fue una de las cartas magnas más avanzadas y descentralizadoras de esos años. Que se compare con Italia, por ejemplo. Y además, fue fruto de un arduo y complicadísimo trabajo. Era la primera Constitución en 47 años, desde la republicana de 1931. Todo había cambiado.
Hay que recordar los nombres de los 7 ponentes de la Carta Magna: Gabriel Cisneros (UCD), Miguel Herrero (UCD), José Pedro Pérez-Llorca (UCD), Gregorio Peces-Barba (PSOE), Jordi Solé (PCE), Manuel Fraga (AP) y Miquel Roca (Pacte Democràtic per Catalunya). Dos catalanes de siete, una proporción nada desdeñable. En toda España, la provincia que aportó más papeletas a favor fue Barcelona, con más de 2 millones. Parece mentira ahora, pero así fue. Cataluña votó masivamente a favor de la Constitución. Incluso lo hizo el ahora independentista Jordi Pujol.
El debate sobre si hacer una nueva reforma de la Constitución ha vuelto a aparecer en gran parte por el modelo territorial del Estado, propiciado por el proceso independentista de Cataluña de los últimos años. Desde partidos independentistas como ERC han pedido que la Carta Magna incluya el derecho de autodeterminación de los pueblos, algo que Moncloa ha descartado tanto con el Gobierno de Mariano Rajoy como con el de Pedro Sánchez. Este es uno de los puntos más importantes para explicar el anticonstitucionalismo separatista. Se ve como algo hostil a sus intereses, y se ignora el más de 91 % de votos favorables catalanes al texto en 1978.
En Cataluña se han celebrado cuatro referendos de este tipo. En 1976, el de la Ley sobre la Reforma Política, que fue el final del franquismo; en 1978, el de la Constitución vigente; en 1979, el del primer estatuto de autonomía, y en 2006 el del segundo estatuto de autonomía, que deroga el anterior y trata de establecer una relación bilateral entre Cataluña y el resto de España. Pues la votación con más participación favorable fue la que nos ocupa, la de 1978. Hubo más catalanes favorables a la Constitución que madrileños, y solo en Andalucía y Murcia hubo más. El porcentaje del “sí” en esta comunidad autónoma fue tres puntos superior al de la media española. El “sí” obtuvo en Girona el 90,43% de los votos; en Tarragona, el 91,74 y en Lleida. Cifras muy diferentes al referéndum sobre el nuevo Estatut d’Autonomia, que en 2006 tuvo más abstención que votos a favor.
Las cifras en egeneral no dejan lugar a dudas, si nos basamos en la votación por la Constitución en 1978 y por ejemplo en las elecciones autonómicas de 2015. En estos comicios, recordemos que planteados como plebiscitarios, las formaciones independentistas (Junts Pel Sí y la CUP) obtuvieron el 47,7 % de los votos, por el 91 % de favorables a la Carta Magna. No pareció el de estos comicios un porcentaje muy fuerte para derogar el documento jurídico. La superación del marco constitucional requiere de una fuerza mucho, mucho mayor.
Tampoco se debe pasar por alto lo comentado anteriormente, que la Constitución de 1978 es más bien propia de un estado descentralizado. Aunque suene extraño, el modelo a sseguir era el de la República Federal Alemana (RFA). El artículo 2 “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
En parte, por la participación de Roca i Junyent y Solé Tura en la redacción del texto, se la conoce como la “Constitución de los vcatalanes”, pese a no tratarse, ni mucho menos de dos políticos independentistas. Otro dato importante que poca gente parece acordarse es que el nacionalismo catalán, liderado por Jordi Pujol hizo campaña a favor del “sí”. El mismo Roca i Junyent, desde hace muchos años un exitoso abogado, fue durante tiempo el hombre fuerte de CiU en el Congreso de los Diputados.
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