Cataluña

El baile de siglas que amenaza la hegemonía de ERC y Junts entre el independentismo

El descontento de parte del secesionismo con la ley de amnistía y el auge de Aliança Catalana pueden diversificar el voto y restar representación parlamentaria a los partidos que copan este nicho en la actualidad

GRAFCAT3813. BARCELONA, 11/09/2023.- Miles de personas participan en la manifestación independentista convocada por la ANC con motivo de la Diada del 11 de septiembre, que ha comenzado en Barcelona como cada año a la simbólica hora 17:14, esta vez con la asistencia de ERC, además de JxCat y la CUP, y en un contexto de negociación de la investidura del próximo presidente del Gobierno. EFE/Alejandro García
Manifestación independentista por la Diada del 11 de septiembreAlejandro GarcíaAgencia EFE

Los electores catalanes vuelven a las urnas en menos de un año y tanto sus representantes en las instituciones como quienes aspiran a serlo ya operan calculadora y diccionario de modismos en mano. La Cataluña de 2021 y la actual no guardan semejanza alguna, y así lo reflejará, tras los comicios, una paleta parlamentaria ya de por sí de tradición policromática. Son varios y de inédito pelaje quienes pretenden irrumpir en el Parlament, y la gran mayoría de candidatos a conseguirlo llevan por bandera tanto la independencia de Cataluña como el rechazo a la agenda de sus principales valedores hasta la fecha -léase Junts, ERC y también CUP-. A más siglas en un mismo espacio, menos escaños -cortesía de Hont-. Tal es el baile de siglas que podría poner en peligro la hegemonía independentista que subsiste en el Parlament de forma ininterrumpida desde que CiU se pasó al secesionismo, hace más de una década

El descontento generalizado con esta agitada legislatura, que apurará hasta el último instante por dotarse de nuevos Presupuestos, es una de las causas. El gobierno en solitario ha desgastado a los republicanos y también, pese a la positiva valoración que le otorgan los sondeos, a su presidente, Pere Aragonès, que repetirá como candidato. La danza de siglas, no obstante, pretende interpretarse con más ostentosidad hacia el electorado de Junts: quiénes perjuraban «no tener nada que hablar con el Estado opresor» y vilipendiaban a los republicanos por ello.

Los posconvergentes confían en el rédito de haber redactado a su antojo la ley de amnistía. También en las bonanzas de su aplicación, pues pretenden presentar a Carles Puigdemont como candidato y despertar, así, aletargadas pasiones. Hay quien se cuestiona la jugada, no obstante, de forma metafísica: «¿No estábamos orgullosos de lo que habíamos hecho? ¿Por qué queremos ahora que nos perdonen?». De igual manera, alzan la voz quienes acusan de «traidores» y «autonomistas» a los que orquestaron el 1 de octubre y prometieron «fidelidad a su mandato». En los nuevos actores que pretenden ocupar el espacio de Junts hay incomprensión respecto a una medida de gracia que consideran responde más al beneficio personal que al colectivo.

La agenda política, que ha olvidado al procés en los últimos tiempos, también marca este nuevo escenario. Gana adeptos, cada vez que abre la boca su líder, Sílvia Orriols, un nuevo fenómeno ultraderechista, Aliança Catalana. Cuestionan el modelo migratorio y los «preocupantes datos de criminalidad» que consideran consecuencia del mismo. Como Vox, pero con estelada. También reacios, por otra parte, al compadreo con el PSOE. Orriols consiguió la alcaldía de Ripoll con un discurso tintado de xenofobia pero con el beneplácito de los vecinos de la localidad gerundense, que aprueban su gestión. Fue desde el propio consistorio donde la alcaldesa anunció su intención de trasladar estas políticas al Parc de la Ciutadella. No suena tan mal el racismo entre algunos sectores de la nobleza cuando habla en catalán, lleva barretina y come butifarra.

Otra propuesta que puede restar votos, especialmente a Junts, es Alhora: una plataforma recientemente presentada por la exconsejera y eurodiputada de los propios posconvergentes Clara Ponsatí y el periodista Jordi Graupera. Acusan al independentismo de haber «abandonado la causa» y prometen regresar a una unilateralidad de la que, consideran, nunca debiera haber salido el secesionismo. «No haríamos esta propuesta si los partidos que hay en el Parlament estuvieran haciendo su trabajo», explica Ponsatí, que asegu-ra que la aspiración de Alhora es congregar a «todos los independentistas de verdad» en la marca.

Surgirán, como en cada ocasión que se acercan elecciones, más y más papeletas con la esperanza de colarse en la cámara. Lo intentó en la última legislatura una sucursal del PNV, liderada por Marta Pascal, y pereció en el acto el PDCat.Esta vez parece tener la intenciónde no correr la misma suerte la ANC, una importante asociación independentista que ha sometido a votación entre sus socios la posibilidad de presentar una lista cívica a los próximos comicios. Se conocerá en los próximos días. Esta institución también censuraque ERC y Junts «no trabajen para conseguir la independencia». De la CUP todos piensan que han llegado a la conclusión de que el anarquismo no tiene fronteras.

Es pronto y son vagos los datos como para ver reflejado el baile de siglas en las encuestas. Sí apuntan los sondeos una nueva victoria del PSC, aunque con un margen ligeramente mayor para poder formar gobierno. Auguran, asimismo, un sorpasso del PP a Ciutadans, que desaparecería del Parlament. El independentismo mantendrá su mayoría en función del éxito o fracaso de los extraparlamentarios.