Curiosidades

La palabra del castellano que parece catalana, pero en realidad es al contrario

Las palabras viajan, se mezclan y se transforman, enriqueciendo así el patrimonio lingüístico

El catalán es lengua cooficial en Cataluña, junto al castellano
El catalán es lengua cooficial en Cataluña, junto al castellanoDreamstime

La riqueza lingüística de España es un reflejo de su historia y diversidad cultural. Las lenguas cooficiales, como el catalán, han contribuido significativamente al español, pero ¿qué pasa cuando la influencia parece ir en sentido contrario?

Con casi 9 millones de hablantes de catalán en toda España, y más de 5 millones solo en Cataluña, es innegable la influencia que esta lengua ha tenido en el castellano. Sin embargo, hay casos curiosos donde la realidad es diferente a lo que muchos creen.

Una palabra que ha generado debate sobre su origen es "bandolero". Aunque muchos podrían pensar que proviene del catalán, la verdad es que es al revés. Su raíz se encuentra en el castellano, derivada de "bando", que significa facción o grupo. Esta palabra es proveniente del gótico "bandwo", que denota "bandera" o "emblema". El catalán la adoptó como "bàndol", y de ahí surgió "bandoler", término que luego se adaptó al castellano como "bandolero".

Además, la palabra “cremallera” que en español se refiere al cierre de una prenda, proviene del catalán "cremallera", que a su vez tiene sus raíces en el castellano "cremella", que significa "tirador".

Palabras del castellano que vienen del catalán

Otras palabras también han viajado de vuelta desde el catalán al castellano, Una de las más curiosas es el término "añorar". Esta variante catalana de "nostalgia" y "morriña" tiene sus raíces en el latín "ignorare", que significa "no saber dónde está algo o alguien". Mientras en español se mantuvo casi inalterada, en catalán evolucionó a "enyorar", añadiendo el matiz de la pérdida acompañada de tristeza.

¿Y qué decir de "borracho"? Su origen parece estar en la palabra catalana "morratxa", que se refería a una especie de vasija para servir vino. Con el tiempo, la "m" inicial se cambió por una "b", y aquellos que se aferraban a la vasija comenzaron a ser conocidos como "borratxos". Así, esta palabra, que muchos asumen como propia del castellano, tiene sus raíces en el catalán.

Pero la influencia del catalán en el castellano va más allá de estas sorpresas lingüísticas. Términos como "cantimplora", "capicúa" o "faena" son ejemplos comunes de palabras que han encontrado su lugar en el español gracias al catalán.

Esta claro que la interacción entre el castellano y el catalán es un testimonio de la complejidad y la riqueza del lenguaje. Más allá de las fronteras políticas y geográficas, las palabras viajan, se mezclan y se transforman, enriqueciendo así el patrimonio lingüístico de ambas comunidades. Es un recordatorio de que, en el vasto universo de la comunicación humana, las fronteras son solo líneas imaginarias.