
Ciencia
Alerta científica sin precedentes: confirman la presencia de plástico en el interior de la retina humana
La ciencia redefine los límites de lo imaginable: desde minicerebros con actividad eléctrica hasta un guante que teje vendas instantáneas o el inquietante hallazgo de microplásticos por primera vez en la retina humana

La contaminación por plásticos ha traspasado una nueva frontera, una que hasta ahora se creía a salvo: el interior del ojo humano. Un estudio reciente ha confirmado por primera vez la presencia de microplásticos en la retina, un hallazgo alarmante que demuestra hasta qué punto estos contaminantes han penetrado en nuestro organismo. El descubrimiento plantea serias incógnitas sobre las consecuencias a largo plazo para la salud visual y general.
De hecho, el análisis realizado sobre doce ojos humanos post-mortem no deja lugar a dudas: todas las muestras contenían partículas plásticas. Este descubrimiento constata que la polución ha alcanzado rincones insospechados del cuerpo, superando barreras biológicas y convirtiendo lo que era una crisis medioambiental en un problema de salud pública de primer orden.
Sin embargo, la misma ciencia que revela estas amenazas también trabaja sin descanso en buscar soluciones a otros grandes retos. En este campo, un equipo de investigadores ha desarrollado un recubrimiento comestible y natural, a partir del almidón de la «fruta del lobo», que prolonga la frescura de los alimentos. Tal y como informa el medio SciTechDaily, este compuesto ofrece una vía prometedora para reducir el desperdicio alimentario, habiendo demostrado su eficacia al conservar zanahorias durante quince días a temperatura ambiente.
La ciencia que responde a los grandes desafíos del presente
Asimismo, el ingenio humano se inspira a menudo en la propia naturaleza para solventar problemas inmediatos. Un claro ejemplo es el diseño de un guante que, imitando la habilidad de las arañas para tejer sus telas, es capaz de disparar fibras de polímero para crear un vendaje instantáneo sobre las heridas. Este dispositivo portátil podría suponer una herramienta crucial para los equipos de emergencia en contextos tan diversos como un hospital, un campo de batalla o una competición deportiva de élite.
Finalmente, la investigación va más allá de las aplicaciones directas para adentrarse en la frontera del conocimiento. La creación en laboratorio de «minicerebros» u organoides cerebrales es un hito en este sentido. Estas estructuras no son inertes, sino que demuestran una actividad eléctrica similar a la del tejido cerebral real, lo que abre una nueva era para el estudio de la neurología y podría ofrecer una alternativa a las pruebas con animales más directa y ética.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


