Amamantando la vida

Las otras zancadillas a la lactancia materna (parte II)

La mayoría de las lactancias fracasan porque ni los profesionales sanitarios ni la sociedad apoya a las madres como debieran

El sistema sanitario público debería incorporar a profesionales en lactancia
El sistema sanitario público debería incorporar a profesionales en lactanciaLa RazónLa Razón

Retomando el caso de la semana pasada, en el que la madre tuvo que suplementar con leche de fórmula porque el bebé había perdido peso, resaltar que suplementar con leche de fórmula en muchas ocasiones, aunque necesario, supone una “zancadilla a la lactancia”, si no se hace de manera controlada, al disminuir el número de tomas que el bebé realiza al pecho que en consecuencia reducirán la producción de leche materna.

No he llegado nunca a entender por qué los profesionales esperan que el bebé gane peso de forma programada y si se desvía en lo más mínimo de lo que “supuestamente” se espera, se sacrifica la lactancia en lugar de adelantarse a que la cosa no se “desmadre”, dando apoyo practico para llegar a superar el problema sin tener que introducir leche de formula. Me pregunto, por qué no se sospesan las consecuencias futuras de esta decisión cuando hay otras posibles soluciones, no creo que dar una “ayudita de leche de formula” sea la solución sin valorar ni ayudar a que la lactancia salga a flote.

No está justificado como medida primaria. Por supuesto tampoco se trata de favorecer la lactancia a costa de dejar que el bebé pase hambre con el objetivo de conseguir una lactancia materna exclusiva. Rompo una lanza en merced de la leche de fórmula, ya que en ausencia de suficiente leche materna en ocasiones puede ser un refuerzo necesario. La cuestión es que su uso debe estar justificado, lo importante es alimentar al bebé, sin dejar de averiguar la causa del posible problema de lactancia, ayudando a la madre que desea amamantar.

En este caso, aunque si bien era necesario suplementar, también lo era salvaguardar la lactancia, protegiendo la producción de leche. La extracción de leche le permitiría poder suplementar al bebé con su leche, a la par que aumentaría la producción láctea. Para esta madre fueron varias semanas intensas no solo de ponerse constantemente el bebé al pecho, sino de utilizar muchísimo el sacaleches, aparato que llegó a aborrecer. Porque, nadie le “enseñó”, ni le “explicó” cuál podía ser la mejor forma de extraerse leche ni tampoco el método más conveniente de suplementación para ofrecer el suplemento de leche al bebé.

Una de las recomendaciones más importantes, que hacen las guías de buenas prácticas clínicas, (también la del Ministerio de Sanidad) es la de “enseñar a todas las madres antes del alta de la maternidad cómo se realiza la extracción manual de leche”, una forma sencilla y eficaz de reforzar la confianza en la madre en su capacidad de amamantar, además que con la extracción manual, se extrae leche más rica en grasa que la leche que se extrae con un sacaleches.

Otra de las cosas a tener en cuenta a la hora de suplementar durante los primeros días, es evitar el uso de biberones, para ello, existen diferentes técnicas para administrar suplementos al bebé amamantado, el empleo de una u otra técnica debe ser individualizada para cada caso en particular, puesto que, cada circunstancia tiene sus particularidades, cada bebé es diferente, y cada método tiene sus ventajas e inconvenientes, y debemos optar por aquel que en menor medida dificulte el establecimiento y continuidad de la lactancia materna directa. Por tanto, estas recomendaciones debe hacerlas personal cualificado en lactancia.

En este caso, la ratio leche de formula versus leche materna empezó a cambiar y cada vez el bebé tomaba más cantidad de fórmula y menos pecho. Al final del segundo mes ya estaba tomando 150 ml de leche de fórmula.

Sexta zancadilla a la lactancia. Al final consciente de que el bebé se está alimentado exclusivamente con leche de formula las madres dicen hasta aquí hemos llegado, su ilusión por amamantar fracasa.

A los dos años esta madre tuvo su segundo hijo, en ese momento se encargó de que la situación fuese diferente, se informó y dio a luz, en un hospital donde sabía que nada más nacer el bebé estaría piel con piel con ella, es decir, que no los separarían. En la puerta de la habitación del hospital y en la de su casa puso un cartel para las visitas que decía “los consejos de lactancia los tenemos todos”, no deseaba que nadie opinara ni atacara su decisión de amamantar, si alguien intentaba decir alguna cosa en relación a la lactancia, el padre de la criatura les contestaba, “si estuvierais mínimamente enterados de lo que significa amamantar y lo importante que es para el bebé, para la madre y para la sociedad la apoyaríais”.

En definitiva, la lactancia no fracasa porque el cuerpo de la mujer falla. La mayoría de las lactancias fracasan porque ni los profesionales sanitarios ni la sociedad apoya como debiera, se actúa desde la ignorancia, desde ideas retrogradas sin valor científico e influenciadas por los intereses económicos de una industria que se aprovecha de esta desinformación.

¡Basta ya!, no puede ser, que hoy en día, el sistema sanitario que debería protegerla, cierre los ojos y entorpezcan o incluso extingan un bien tan preciado para la salud, recomendando suplementar con leche de fórmula ante la mínima dificultad, es imprescindible no solo formar de manera actualizada y universal a todos los trabajadores del sistema sanitario en contacto con madres y bebés, para que puedan ofrecer apoyo de manera uniforme y basados en la evidencia, sino además es necesario que sean consciente de que amamantar es invertir en salud y en su mano esta contribuir a promoverla.

Como sociedad debemos estar unidos frente a este único propósito y cambiar justos este panorama, que no es tan difícil hacerlo. A este respecto, tienen un gran papel los señores/as que tomas las decisiones sanitarias, en poner personal cualificado y formado en lactancia en los centros sanitarios, porque no todos los profesionales sanitarios, en contacto con la madre lactante, están capacitados ni han recibido la suficiente formación en lactancia para que la lactancia de las madres pueda ser un proceso efectivo, duradero y satisfactorio. Pero “haberlos hailos”, y muchos son los profesionales que se han formado y verdaderamente están capacitados para poder hacerlo y no están desempeñando estas funciones que tanto bien podrían hacer a la sociedad.