Amamantando la vida

El aumento de peso del bebé en función de la edad

Todos los bebés suelen aumentar de peso rápidamente, especialmente los cuatro primeros meses

Que no cunda el pánico si al principio come poco o nada de los nuevos alimentos
Que no cunda el pánico si al principio come poco o nada de los nuevos alimentosLa Razón

-Mi bebé tiene siete meses y medio, comenzó la alimentación complementaria a los cinco meses de edad, desde entonces no ha ganado peso como venía haciéndolo los primeros cinco meses que era alimentado con lactancia materna exclusiva, y ganaba entre 900 gramos y 1kg por mes. Desde hace dos meses que comenzó la alimentación sólo ha ganado 600gr el primer mes y este mes no gano nada de peso, aunque ha aumentado muchísimo de talla. ¿Debo preocuparme?

Durante los primeros meses de vida, las revisiones al pediatra son frecuentes y en ellas se realiza un control de peso y talla. Y bien sabemos los profesionales pediátricos que una de las principales preocupaciones de las familias es el aumento de peso del bebé. ¿Cuál es el aumento de peso recomendado para los bebés en función de su edad?

No es sencillo establecer una cifra exacta, debido a que la ganancia de peso está condicionada por múltiples factores, como el sexo, la edad, el tipo de alimentación (leche materna o de fórmula), si se trata de un bebé sano o enfermo, de un recién nacido prematuro o a término. A modo orientativo señalar que durante el primer mes de vida los bebés suelen aumentar unos 20 gramos diarios, lo que equivale a 140 gramos semanales. Entre el segundo y tercer mes de vida, se espera un incremento de peso semanal de 100-200 gramos. Y entre el cuarto y sexto mes unos 80-150 gramos semanales. Por lo general, alrededor de los seis meses de vida, el peso se duplica en comparación con el nacimiento. Como se puede ver el aumento de peso del bebé es escalonado, no continuo.

El ritmo de crecimiento de cada niño/a es diferente, sin embargo, para establecer una valoración general, existen los percentiles de talla y peso, que ayudan a valorar el crecimiento de cada niño/a de forma individualizada, permitiendo detectar variaciones en su crecimiento, de modo que una bajada o un aumento muy llamativo de percentil, alerte a tomar las medidas oportunas en cada caso en particular. No obstante, es necesario considerar que, en ciertos momentos, como ocurre entre los 6-18 meses, puede haber un cambio de posición en el percentil sin que esto signifique un inconveniente. Hay que tener en cuenta que se debe comer para estar sano, no tiene sentido “atiborrar” al bebé de comida para que engorde, este debe de ganar peso nutriéndolo bien, no “embuchándolo”

La situación de este bebé cuya madre consulta no es nada extraordinaria. Todos los bebés suelen aumentar de peso rápidamente, especialmente los cuatro primeros meses, es importante tener presente como hemos mencionado que a partir de esta edad la ganancia de peso se frena un poco.

Lo preocupante sería que hubiera fallo de medro (incapacidad para sostener una velocidad de crecimiento normal, tanto en peso como en talla). Pero una medida de peso de forma aislada en una revisión no sirve, es como una “foto”. Para ver si realmente hay un problema, hay que ver “toda la película”, Es decir, valorar varias mediciones a lo largo del tiempo y ver la tendencia. Si observamos que en una revisión el bebé no ha ganado el peso esperado, no hay que alarmarse, sino hacer una valoración individualizada de su alimentación, valorando el aporte calórico de los alimentos que consume, porque puede ocurrir que se le estén ofreciendo alimentos menos calóricos que la leche materna, como frutas y verduras. La leche materna tiene 70 calorías por cada 100 ml. La manzana aporta 52 calorías por cada 100 gramos, la pera 59, la naranja 54 y el plátano 90. La papilla tradicional de verdura con pollo y aceite hecha en casa, no es tampoco una panacea, ya que la cantidad de calorías varía mucho según la cantidad de pollo o aceite que se agregue, además tampoco conviene excederse con la cantidad de carne para evitar un exceso de proteínas. Por lo general este tipo de papillas de verduras con pollo, contiene alrededor de 50 calorías por 100 gramos de papilla, muchas menos que las que contiene la leche materna. Otra alternativa común que se suele recomendar son las papillas de cereales hidrolizados. Estos obviamente engordan más, ya que una porción de cereales puede contener alrededor de 200 calorías (aproximadamente 390 calorías por cada 100 gramos de cereales), pero cabe destacar que su valor nutricional es bastante más inferior a la papilla tradicional mencionada y por supuesto a la leche materna. Con los cereales, daríamos al bebé más calorías, pero a costa de empobrecer su dieta. En otras palabras, cometeríamos el error de “embucharlo” cayendo en la trampa de sobrealimentar al bebé.

La manera en que se ofrecen los alimentos también puede influir en su ganancia de peso, no es igual dar los alimentos en forma de puré que iniciar la alimentación con trozos (baby-led weaning). Cuando es el bebé quien coge por sí mismo la comida que se pone a su alcance, es él quien decide la cantidad, y deja de comer en cuanto se siente saciado, mientras que un bebé alimentado a base de purés no necesita masticar, la comida le entra sin esfuerzo alguno, ingiriendo más cantidad de la que necesita, tardará más en sentirse saciado y por lo tanto come más. Parece lógico, que cuando el bebé se alimenta por sí mismo, coja menos peso que el que se alimente a base de purés.

No obstante, es necesario aclarar que es algo muy distinto el ganar peso de forma lenta que perderlo. Los bebés sanos no pierden peso a no ser que reemplacemos tomas de leche por alimentos sólidos con menos densidad calórica que la leche. A la vez, es importante tener presente que, hasta el año de edad, la leche es su principal fuente de alimentación. Que no cunda el pánico si al principio come poco o nada de los nuevos alimentos que le ofrecemos, o si hay días en los que come menos cantidad. Lo importante es que siga tomando leche materna. Los nuevos alimentos deben ser ofrecidos al bebé sin presionarle a comerlos, y debe ser él/ella quien decide la cantidad. La clave es observar y ver en qué momento está más predispuesto a comer. El momento ideal para iniciar con esta nueva experiencia es aquel en el que los progenitores puedan dedicarle tiempo. Aunque, no siempre existe la posibilidad de comer todos juntos, si es importante poder hacerlo en algún momento del día. Los bebés comen mejor y muestran más interés, cuando lo hacen acompañados, de este modo aprenden a socializar sus conductas, imitando al ver lo que come el resto de la familia. Entre los 6 y 12 meses cuanta más variedad coman, no cantidad, mejor aceptarán y menos rechazo tendrán por los nuevos alimentos. Los alimentos deben ser caseros, los preparados industriales para bebés, son totalmente sustituibles por alimentos caseros que consume el resto de la familia. Unos buenos hábitos de alimentación durante la infancia son esenciales para asegurar un crecimiento y desarrollo óptimo del niño/a, y una mejor salud en edades posteriores de la vida.