Música

Rigoberta Bandini se desata en Valencia

La artista catalana reúne a más de 5.000 personas en el primero de sus dos conciertos en Valencia, en los Jardines de Viveros

Rigoberta Bandini en la actuación en Viveros anoche
Rigoberta Bandini en la actuación en Viveros anocheRodrigo Márquez

Salieron su marido, sus primos y sus bailarinas, y después salió ella. Falda escocesa verde, corta, y una sudadera negra de la que colgaban decenas de chapas. Hacían juego con el fondo del escenario: un gran panel de lentejuelas doradas que ondulaba al poco viento de una noche muy cálida para pasarla saltando.

Pero a Rigoberta Bandini le costó poco conseguir que las cerca de 5.000 personas que fueron a verla a los Jardines de Viveros olvidaran el sofoco y empezaran a saltar. En cuanto se apagaron las luces del escenario, los gritos del público acallaron el “cri-cri” de los grillos y dieron paso al “¡Mónica Naranjo, te quiero!” de “In Spain We Call It Soledad”.

Pasadas las tres primeras canciones, cayó la primera prenda de la noche. Rigoberta se quitó por fin la sudadera, como el que de pronto es consciente del calor de una verbena de pueblo, y se quedó con una camiseta blanca, en armonía con el resto de la banda y las bailarinas, que aparecían o se marchaban según el tema que sonara en los sintetizadores de Esteban y Juan.

Un rato después, en “Perra”, se arrancó la falda de un tirón, y nunca más se supo. Llegó “Ay mamá”, el mayor éxito de Rigoberta desde el Benidorm Fest y la canción más esperada de la noche. “¿Se sacarán las tetas?”, se preguntaba la gente. Y en efecto, medio Viveros destapó sus pechos mientras gritaba que no sabía por qué daban tanto miedo.

Además de su decena de singles, la catalana versionó tres canciones: el “Qualsevol nit pot surtir el sol” de Jaume Sisa, el “Corazón contento” de Marisol y el “Lalala” de Masiel, que acabó con el puño en alto como en Operación Triunfo.

Rigoberta Bandini y sus bailarinas en el concierto de Viveros en Valencia
Rigoberta Bandini y sus bailarinas en el concierto de Viveros en ValenciaRodrigo Márquez

Los uniformes blancos y el grupo de bailarinas recordaban a las clases de gimnasia del colegio, y la sensación se confirmó cuando sonó “Así bailaba”, el último lanzamiento de Rigoberta, y las bailarinas sacaron una cuerda gigante y empezaron a saltar a la comba en el escenario.

No hubo casi pausas entre canción y canción, también como en las clases del colegio, que se acumulaban antes del patio. Sólo que en el concierto todo era la hora del patio -hora y cuarto, concretamente, sin bises- y cuando sonó el timbre para volver a clase les pilló dando vueltas por el escenario, del que se bajaron para volver a subirse a hoy, en el segundo de los conciertos que ofrecen este verano en Valencia.