Cambio climático

El turismo en la Comunidad Valenciana gana el pulso a las olas de calor

Ni la inflación ni las altas temperaturas han podido con el aumento de visitantes a la región

Dos turistas pasean con sombreros para protegerse del calor que impera en la Comunidad
Dos turistas pasean con sombreros para protegerse del calor que impera en la ComunidadAna EscobarAgencia EFE

Dos veranos y treinta meses después de que se declarara la pandemia por la covid-19, el turismo se recupera. Durante la primera quincena de agosto, la Comunidad Valenciana, que lidera esta regeneración en España, alcanzó las cifras de ocupación de 2019, según ha informado la patronal Hosbec.

La ocupación supera el 90% en las tres provincias y, en puntos clave como Benidorm, ha llegado al 95%. Los países de origen más comunes son, según Visit Valencia, Italia, Francia y otros puntos de España. Ni la inflación ni las olas de calor han ahuyentado a unos turistas que, de nuevo, llenan las calles y las playas de la región.

La mayoría de los que pasean por el centro de Valencia no consideran el calor un impedimento, en una mañana que da un respiro al bochorno de los últimos días. Caminar por la sombra, descansar a mediodía, llevar botellas de agua y pasear por el cauce del río son algunas de las estrategias que han usado para combatir las altas temperaturas.

“No esperábamos que fuera a ser tan húmedo -dicen dos sevillanas de mediana edad- porque grados nos puedes echar los que quieras, pero esta humedad...”. Después continúan paseando junto a la Catedral, cuyo pórtico es constantemente buscado por las cámaras de los visitantes.

Una pareja de alemanes descansa en un banco de la Plaza del Ayuntamiento. Acaban de salir de la oficina de información turística y miran los mapas que les han dado. “Volveremos, pero a lo mejor no en agosto -dice ella, que chapurrea español- porque hace demasiado calor: buscaríamos otra época”. Coinciden con ellos dos jóvenes chilenas, que llevan casi dos meses viajando por Europa y han visitado ya varias ciudades españolas.

Otros, como una familia recién llegada de Galicia, incluso lo agradecen, porque vienen “del frío”. En lo que coinciden todos es en que la ola de calor no les ha estropeado el viaje, y que recomendarían Valencia, pero advirtiendo que en esta época del año es muy calurosa.

Más que sol y playa

El turismo, después de la agricultura, es el sector económico con mayor exposición al cambio climático. Esto defiende un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Alicante y la Agencia Valenciana de Turismo, que insiste en la necesidad inmediata de adaptar el sector a las necesidades del planeta y de los usuarios.

Sus consecuencias para el turismo son diversas e ineludibles, según explica el estudio: la transformación de los enclaves naturales -sobre todo las zonas costeras o en el turismo de nieve-, el incremento de los territorios de riesgo, los problemas para el abastecimiento de agua potable y, en conclusión, la pérdida de seguridad y confort de los destinos.

En cifras, diversos estudios han señalado que el calentamiento térmico puede llegar a producir una pérdida de cuota de mercado del turismo en España de más de un punto porcentual, pasando del 6% al 4,8% en 2030. Además, provocaría una reducción a largo plazo de la llegada de turistas, que en 2080 podrían haberse reducido en un 20%.

Desde Turismo de la Comunidad Valenciana se ha apostado por dos vías de adaptación: “Llevamos ya varios años abriendo el mercado a visitantes que no vienen a la Comunidad sólo en busca de sol y playa, y también supone un gran reto la desestacionalización”, han comunicado a este medio fuentes de la institución.

“El objetivo es evitar que haya una única oferta: ampliarla a otras épocas del año y ofrecer diferentes experiencias: turismo deportivo, cultural, musical... No reducirlo todo al verano, porque hay mercados internacionales que están interesados en otro tipo de viaje”, explican desde Turismo. Estos países son, entre otros, Alemania, Países Bajos, Estados Unidos o los países nórdicos.

En 2021, Visit Valencia se adhirió a la Declaración de Glasgow para la Acción Climática en el Turismo, que recoge el compromiso de gobiernos, destinos y empresas de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de carbono en 2050, además de apostar por un sector más sostenible y responsable tanto en los alojamientos como en el tipo de estancias.