Caos, libertad religiosa y pérdidas millonarias: así es el origen del Black Friday
El Viernes Negro dedicado al consumismo tiene una relación directa con el Día de Acción de Gracias, celebrado en Estados Unidos desde la llegada de los Padres Peregrinos en el siglo XVII
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Llega el Viernes Negro (Black Friday) y hay una cosa clara: buscar el chollo del año y, sobre todo, comprar. Hace no tanto que en España todo esto, en esta fecha concreta, nos sonaba a chino (a “yankee” en este caso), pero, como toda buena tradición capitalista, ya la hemos hecho nuestra. Unos acuden a las tiendas “online”, este año más que ninguno, a darle clic a esa prenda u objeto de deseo que llevan semanas marcando como “favorita”; otros lo hacen “in situ” por aquello de palpar lo que se va a comprar; y los más precavidos hasta cierran sus compras de Navidad. Pero ¿de dónde viene esta tradición?
No se puede desligar el Black Friday del Día de Acción de Gracias (ese en el que en las clases de inglés nos obligaban a marcar con un lustroso pavo). Allá por 1939, con la Segunda Guerra Mundial recién comenzada, aunque con EE UU todavía fuera de ella, Franklin D. Roosevelt quiso adelantar el “Thanksgiving” del “último jueves de noviembre” al “cuarto del mes”. Con el país todavía convaleciente del Crack del 29, el presidente creyó oportuno la medida para impulsar las ventas navideñas. Sin embargo, la confusión fue total y la mayor parte del país ni se enteró. Por ello, dos años más tarde, el Congreso acabó con el barullo al establecer por ley que el Día de Acción de Gracias se debía celebrar el cuarto jueves de noviembre.
Un festejo que remonta su primera efeméride a 1621, en un largo festival celebrado entre los Padres Peregrinos y los indígenas wampanoag. Los peregrinos habían llegado a Massachusetts desde Plymouth, en Inglaterra, en busca de libertad religiosa y de las maravillas del nuevo mundo. Luego, en su primer invierno allí la mitad de ellos enfermó y murió.
Con este día ya fijado en el calendario para que no haya dudas, el objetivo siglos después del desembarco y años más tarde de la confusión “rooseveltiana” fue consolidar un día de rebajas que empalmara Thanksgiving con la Navidad. Un “puente” que ya en los años 20 se había encargado de trazar Macy’s, cuando en 1924 celebró el primero de sus famosos desfiles en Nueva York. Entonces, la tienda multimarca aprovechó para anunciar sus mejores precios para las compras navideñas que, también por tradición, solían comenzar oficialmente el día después de Thanksgiving.
Tardó un tiempo en instaurarse, pero ya en la década de los 50 eso de dedicar un día exclusivamente al “shopping” gustó tanto que hasta se decretó festivo nacional. No tuvo nombre hasta diez años después, cuando la Policía de Filadelfia lo bautizó como Viernes Negro por el caos que se formó, en 1966, en el centro de la ciudad. Miles de personas asistieron a comprar. Sin embargo, hay otros que afirman que su origen se remonta a la redacción del “New York Times” el 19 de noviembre de 1975: fecha en la que la cabecera empleó el concepto para referirse al caos en la Gran Manzana por los descuentos del día después de Acción de Gracias.
Aun así, el terminó no fue una invención del comisario de turno, sino que ya venía arrastrado de un siglo antes, de un 24 de septiembre de 1869, el día en el que dos financieros de Wall Street, Jay Gould y Jim Fisk, fracasaron en su idea de lograr beneficios. Por contra, el mercado entró en bancarrota desatando una fuerte crisis económica desde aquel Black Friday. Seguro que nada comparable con las monstruosas cantidades de dinero que se mueven hoy: en 2019, solo en Estados Unidos se gastaron más de 6.000 millones de dólares.