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Crónica de un récord anunciado: la subasta del Boticelli de los 80 millones

Sotheby’s esperaba que el “Retrato de un hombre joven sujetando un medallón”, atribuido a Boticelli, se subastara en torno en torno al precio que ha acabado costando
Seth WenigAP
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Como si de una gran retransmisión de un evento deportivo se tratase (con acuerdo publicitario con Bulgari incluido), la casa de subastas Sotheby’s atrajo los focos mediáticos de todo el mundo en la tarde de ayer. Desde su sede en la ciudad de Nueva York, el mazo de un enérgico Oliver Barker, famoso desde la tensa venta del último gran Basquiat en manos privadas, daba comienzo a la «Semana de los Maestros» de la institución. El interés de la subasta pasaba por el esquivo lote número quince, que se convirtió en el catorce tras retirar otro a última hora: «Retrato de un hombre sujetando un medallón», atribuido a Sandro Boticelli desde principios del siglo pasado, tenía un precio de salida de 50 millones de dólares.
A las 16:40 de la tarde hora española, el carismático maestro de ceremonias abría la veda. Rápidamente, los 50 se convirtieron en 70 y, tras un minuto esperando la conexión con la sala de conferencias de Londres, se subió hasta los 75. Antes de que se llegara al cuarto minuto de subasta y en un clima en el que los cazadores del menudeo ni siquiera osaron a entrar, se cantaba la última oferta: 80 millones de dólares, unos 65 millones de euros. Tras los dos avisos pertinentes, el cuadro quedaba adjudicado a un pudiente anónimo y se convertía así en el retrato más caro que ha pasado por las manos de Sotheby’s, pero lejos de los 450 millones que pagó la familia real saudí por el «Salvator Mundi» atribuido a Da Vinci y que todavía marca el ridículo cielo. Con la suma de los impuestos pertinentes, aunque para el récord no compute, el cuadro alcanza un precio total de 92,2 millones de dólares y, aunque sea por poco, supera los 75 que esperaba marcar como tope la casa de subastas.
La obra, una témpera sobre madera que data del Renacimiento florentino, no es un retrato todavía aparejado, pero muchos historiadores creen que se podría tratar de un miembro de la familia Médici. Pese a los tratados mencionando su existencia, no fue hasta 1938 cuando se le listó entre las obras del autor de «La primavera» o «El nacimiento de Venus”. Y, por supuesto, hay quien todavía duda de su autenticidad.