Camellos: “Somos amigos de lo amargo”
Después de cuatro cambios de fecha y dos de sala, el cuarteto ofrece mañana en Madrid un concierto con sorpresas como agradecimiento a sus fieles
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Estaban listos para ser importantes en España. Con sus segundo largo, los estribillos de Camellos ya se coreaban en las noches de parranda y sus canciones empezaban a viralizarse. Será porque era necesario que un grupo hiciera temas sobre cuestiones tan existenciales como la epopeya de ir a currar odiando tu trabajo todos los días de tu vida. A finales de 2019 publicaron “Calle para siempre” (Limbo Starr), un disco que, sin embargo, no podía prever que en 2020, calle, poca. Pero que es que incluía un tema que se llamaba “Es tan 2020”, la letra comienza diciendo: “A ver si me pasa algo, / que he quedado y no tengo / nada que contar”. Le pedimos explicaciones a Jorge, batería de la banda -junto a Fernando (voz y guitarra), Frankie (voz y guitarra) y Tommy (bajo)-, antes del concierto que mañana ofrecen en Madrid.
-Vale, tío, sí, en qué hora. La verdad es que... en qué momento hicimos ese tema. Vamos a ver, empezando con que es un disco que se llama “Calle para siempre” y que nos hemos pasado un año metidos en casa.... Publicamos un meme en Instagram que era “Casa para siempre”. Porque era de coña. Cuando la hicimos queríamos ser irónicos y quién se iba a imaginar esto.
-No podía ser un título más equivocado.
-Totalmente. Y es que el disco salió en 2019 con la intención de hacer burla de esa frase que se dice despectivamente de algo que está pasado de moda: “eso es muy 2008” o algo así. Y bueno, hablábamos de un año que todavía no había sucedido pero que ya tenía la caducidad puesta. Y mira, nos queríamos hacer los graciosos con el año. Y mira qué añito. Si te lo dicen, no me lo creo.
-He escuchado que “ser muy 2017″ es ser un antiguo.
-Claro, ¡pero si eso es ayer! Pues por ahí va la cosa, por lo rápido que la gente pone caducidad a algo, a pasar de moda enseguida.
-Oiga, pues como dice la canción, “a ver si nos pasa algo, que no tenemos nada que contar” a los nietos.
-(Risas) Sí, sí, es que es de coña. El día que deje la música, te echo las cartas, tío. Así me ganaré la vida.
-Camellos estaban a punto de dar el salto cuando llegó 2020.
-Nos ha pegado duro a todos, a cada promotor, a cada sala y a cada banda de una manera. Nosotros teníamos unos 30 o 40 conciertos y festivales y pudimos hacer algunas ciudades, pero se nos quedaron muchísimos sin poder hacer. Se truncó todo, pero bueno, es que Cariño iban a ir al Coachella, y otros grupos iban a Latinoamérica, así que es más fácil de aceptar psicológicamente. Hay que seguir adelante.
-En vuestro caso la cosa estaba muy calentita.
-Teníamos muy buenas sensaciones, no te voy a engañar, pero nunca sabremos si 2020 hubiera sido lo que parecía. Ojalá podamos hacer un punto y seguido.
-Camellos alimenta sus canciones de la vida y de la calle y no sé si la pandemia os ha frenado creativamente.
-Llegó un momento que nos sentamos a hablar porque estábamos ensayando pero, al ver que sólo pudimos hacer tres conciertos en todo el año y que se nos cayó alguno casi en la puerta, decidimos aprovechar esto de otra manera. No pensábamos hacerlo, pero teníamos tiempo y nos pusimos a ello. Y tenemos cosas nuevas, aunque no hemos sacado temas porque somos más amigos del EP o LP, pero no hemos encontrado dificultad para sacar letras. Porque es verdad que tiramos de calle y de vivencias pero esto ha dejado muchas historias. Somos bastante amigos de lo amargo y contamos cosas chungas de forma irónica o graciosa, pero siempre amargas. Y esto es un caldo de cultivo muy serio para la amargura. Cuando nos pusimos a hacer canciones nuevas no nos faltaba de nada. Éramos los cuatro de siempre haciendo lo de siempre.
-Son el grupo que mejor humor negro hace en España.
-Creo que la gente entiende nuestra música en diferentes grados. Es una percepción que tenemos, que los hay que se quedan con la gracieta, con el pico de la broma y otros llegan al meollo. Una de las que más me gustan es “Café para muy cafeteros” que es una canción muy chunga. Mucho. Y la gente se ríe en alguna parte y es verdad que hay una broma, pero bueno, ahí está lo que cada uno interpreta. Hay otras que tienen muchos dobles sentidos, que son muy poco explícitas. Y que está muy bien que la gente interprete como quiera.
-¿Será un disco de costumbrismo pandémico?
-Este año ha dejado muchísimo de lo que hablar. Nos han pasado cosas y también a las personas que, sin formar parte de la banda, son de nuestro grupo de amigos. Somos un grupo que además de los cuatro del escenario hay mucha más gente con nosotros y lo que les pasa a ellos también sale en las canciones. En lo lírico, no vamos a cambiar nada. Es la manera que tenemos de contar cosas. Puede que en lo musical nos atrevamos con alguna cosa nueva.
-El proceso de sus canciones es muy colaborativo.
-Muchísimo. Fer y Paco tiran de lo musical, pero las letras son al 25 por ciento. Ellos llevan más el esqueleto y ellos componen primero y hacen el boceto.
-Y claro, así salen las letras.
-A veces es un tema en concreto, porque hay algo que nos toca los huevos o que queremos tratar. Y Paco saca el libro mágico, la libreta que tenemos, y empezamos a apuntar. “Arroz con cosas”, por ejemplo, nació en el pueblo de Fer porque todos los grupos tienen una canción que habla de follar en plan de guay pero nosotros queríamos hacer una que fuese como nosotros, de perdedores, al estilo Camellos. Y a ese tema le dimos nuestro giro.
-¿Es fácil identificarse con vosotros?
-Es que somos gente normal. Si hablas de que tu curro es una mierda o que tu jefe te tiene frito o que estás pasando una crisis, ¿quién no se va a sentir identificado? Si te hablan de la profundidad del ser, pues no. Pero si te dicen que 25 años currando así... pues normal.
-El mundo laboral es una auténtica mina para Camellos.
-Pero si es que somos curritos, tío. Somos gente normal haciendo música, es que las cosas que me pasan a mí te han pasado a ti y a todo el mundo. La única diferencia es que nosotros contamos nuestras mierdas en una canción, pero somos gente normal.
-Hacer una canción viral os preocupa, ¿se puede buscar?
-Pues hombre, como persona a la que le encantaría poder vivir de la música me encantaría que se oyeran muchísimo. Pero si una canción mía se hace viral porque la usa un tío que me cae mal o que tengo muchas diferencias.... Si sale en un mítin de Vox, pues no, yo así no quiero. Que me cierren el Spotify antes.
-Presentáis el disco en horario vermú.
-Sesión matiné, sí. Estamos encantados. Los formatos son lo que son, y estamos muy predispuestos, vamos a tocar hora y media, que es mucho para nosotros. Tenemos un set preparado que te echa los pelos para atrás y tenemos muchísimas ganas. Y en Madrid. Va a haber cosillas, alguna que otra novedad o un guiño. Llevo toda la vida yendo a conciertos y este formato no es atractivo. Ves a bandas que a lo mejor has visto haciendo un pogo a sentados y además a precios más elevados por todo este tema de la pandemia. Y aun así, la gente va. Este concierto ha tenido cuatro cambios de fecha, dos cambios de sala, devolución de entradas y vuelta a comprar. Eso tiene mucho mérito. Muchísimo. La gente está apoyando esta movida. A mí me hacen esto y yo el sábado no voy al concierto. Está siendo muy complicado y es para decirlo y agradecerlo. Por eso queremos que se vayan pensado que ha merecido la pena.