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Christos Papadopoulos, la honestidad griega de la danza minimalista

Referencia de la danza contemporánea europea, llega a la MIT de Ribadavia para presentar su mítica obra «Elvedon», inspirada en «Las olas», de Virginia Woolf
Laurent PhilippeLion & the Wolf

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Aprovechando la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (Orense), Christos Papadopoulos desembarcará en este «concello» junto a su legión de intérpretes y bailarines. Como argumento de peso para conquistar las orillas del río Avia, trae su emblemático «Elvedon», un incono de su corta y meteórica carrera, y donde hace gala, una vez más, del minimalismo que le rodea. No oculta que la pieza se trata de su niña bonita: «Es mi primogénita y la tengo en un lugar especial en mi corazón». La define de forma literal con la frase «juntos podemos superar...». Y, a partir de ahí, que cada uno invente en su cabeza este espectáculo surgido de la novela experimental «Las olas», de Virginia Woolf. Igual que las mareas, Papadopoulos se deja llevar por la vida, que sea esta la que fluya por sus venas y la que le coloque en el camino oportuno.
Como buen huésped, se entrega a los manjares gallegos, una gastronomía de la que ya le han advertido. Poco más conoce de esta «zona verde con costas al Atlántico y frontera con Portugal», añade. Nada que ver con el pueblecito del Peloponeso en el que creció. Sin embargo, no es necesario el paisanaje para que la obra de un griego se comprenda, se sienta y se viva en el noroeste de España. De hecho, no hacen falta casi elementos para que su danza ocurra. Papadopoulos hace bueno aquello de Mies van der Rohe de que «menos es más».
–¿Está de acuerdo?
–Menos es más porque en nuestras vidas decir «más», a veces, es «exagerado». Y con «menos» queremos volver al equilibrio para descubrir lo esencial.
–¿Cómo es su minimalismo?
–Estoy en un proceso constante de descubrir qué es esencial para mí, qué me conecta e interesa; y, por otro lado, cuál es la información que no necesito. No es fácil entenderse y ser honesto contigo mismo. Es una pelea constante. No siento que pertenezca a una ola artística.
Con lo justo, el griego ha creado este proyecto de raíces «woolfianas»: «Parecía imposible trasladar mi idea de un texto a la danza porque son dos formas de arte demasiado diferentes, pero al estudiar el original llegué a comprender las esencias vitales que capturaron mi imaginación. Me concentré en ello para iluminar mi propia impresión de la obra en lugar de revivir la trama, las escenas y los personajes –continúa de un título con seis soliloquios, uno por protagonista–. En ese momento no me interesaba la puesta en escena, así que no es una escenificación de la novela, sino de mis sentimientos».
«Elvedon» habla del «patrón del flujo incesante del tiempo que existe a lo largo de la novela de Woolf», asegura. Al nacer, la vida se pone en movimiento y ya no hay opción de darle a la pausa. Así, para Papadopoulos, «el tiempo es infinito e imparable»: «Esta comprensión inevitable se convierte en una parte integral de la vida y solamente tenemos que aprender a aceptarla. Las ondas tienen un ritmo intrínseco, un movimiento repetitivo. Hay momentos en nuestras vidas en los que afrontarlos sincroniza su ritmo con el de nuestro interior. Instantes preciosos que llevan al autoconocimiento, y es entonces cuando nuestra mente se siente clara y pura como el cristal», explica.
Desde que firmó este «Elvedon» en 2015, Papadopoulos se ha convertido en uno de los principales nombres de los escenarios europeos, según sus palabras, «gracias al trabajo duro, de ser yo mismo, ser honesto con mi visión y con confianza». Nada más necesita para pisar con fuerza en un mundo al que la pandemia le ha recordado «lo frágiles e indefensos que somos. En décadas no hemos hecho ningún trabajo serio para proteger el medio ambiente. Solemos preocuparnos un minuto y olvidarlo después. La Covid nos mostró que somos una parte real de este mundo», termina el coreógrafo.
  • Dónde: Auditorio «Rubén García» de Castelo, Ribadavia, Orense, Galicia. Cuándo: 23 de julio (23:00 horas). Cuánto: entradas agotadas.

COREÓGRAFO, BAILARÍN, DIRECTOR... Y OLÍMPICO

Si Christos Papadopoulos tiene un maestro ese es Dimitris Papaioannou (que acaba de presentar «Transverse Orientation» en el Grec, aunque tuvo que suspender varias funciones por un contagio de Covid). Empezaron a colaborar en la ceremonia de apertura de los JJ OO de Atenas de 2004, luego bailó bajo sus órdenes en «Nowhere» e «Inside», y ahora es su alumno aventajado: «Todavía visita mis ensayos para aconsejarme. ¡Es al que llamo cuando estoy metido en un gran problema!».