Ursula Corberó: “Cuando llegué a América me sentí muy vulnerable”
La actriz española, célebre por “La casa de papel”, da el salto a Hollywood en “Snake Eyes: el origen”, perteneciente a la saga “G.I. Joe”
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Su mirada habla por sí sola y su voz envuelve tanto como su presencia ante la cámara. Es su carisma como actriz lo que convence, conquista y, por tanto, le permite coleccionar un éxito tras otro. Úrsula Corberó es hoy una de las actrices jóvenes más valoradas de nuestro país y tanto en cine como en televisión, no ha pasado desapercibida, hasta que llegó Tokio. «La casa de papel» supuso un antes y un después en su carrera. La fama de Corberó se catapultó hacia el plano internacional gracias a una interpretación de la que el 3 de septiembre, con el estreno de la quinta entrega, podremos volver a disfrutar.
Ahora, ha regresado a Tokio, pero no con mono rojo y juegos al estilo de la ruleta rusa, sino esta vez para rodar una película que, sin duda, supone un nuevo salto en su carrera: Corberó ha llegado a Hollywood. Como no podía ser de otra manera, sin perder su irónica y pícara sonrisa, da vida a la Baronesa, a la villana, a la mala malísima, de «Snake Eyes: el origen», la secuela de la saga «G.I. Joe». El filme, dirigido por Robert Schwentke, aterriza hoy en los cines españoles con Henry Golding, Samara Weaving y Andrew Koji también en el reparto. Los retos han sido bastantes, tal y como confiesa la propia Corberó, pero la emoción de participar en el proyecto gana por goleada.
–Es su debut en Hollywood, ¿qué siente?
–Me siento en un sueño. Muy afortunada, contenta, tranquila, y eso es importante. Siento que está llegando todo a su debido tiempo, que estoy súper lista para afrontar todo lo que venga.
–¿Cómo le llegó el papel?
–Mi representante de Estados Unidos me llamó y me dijo que iban a hacer esta película de «G. I. Joe». Yo no estaba muy familiarizada con ese mundo, que mueve masas. Y me dijo que Lorenzo di Bonaventura, el productor, era muy fan de «La casa de papel» y que me había visualizado mucho con el personaje de la Baronesa. Me leí el guión, me enamoré de ella y dije que por supuestísimo que sí.
–¿Cómo ha sido hacer de mala malísima?
–Divertidísimo. Hacer de villana es lo mejor. Hay algo muy increíble en el hecho de poderte dar el permiso de hacer lo que quieras. Y con la Baronesa me pasó eso. Además, es una tía con mucho sentido del humor y eso daba mucho juego. Tenía muchas ganas de hacer algo un poco menos intenso, porque es verdad que Tokio es bastante intensa, yo la quiero mucho, pero no nos vamos a engañar.
–¿Cómo se introdujo en el universo G.I. Joe?
–Sobre todo con el guión. Me documenté mucho sobre la Baronesa, vi algunos cómics, pero no quise ver las películas anteriores. Me lo prohibieron un poco, porque querían hacer algo diferente. Y a mí me vino bien para hacer mi movida. Es más divertido.
–¿Cómo ha sido el rodaje a la americana?
–Ha sido todo bastante loco. Me sentí vulnerable cuando llegué, porque era como salir de mi zona de confort. Estoy acostumbrada a trabajar en España, donde somos una gran familia y siempre conozco a un montón de gente del equipo. Entonces me sentí como una niña pequeña el primer día de colegio. También, con el tema del inglés al principio yo estaba un poco más pez, entonces eso me daba un poco de inseguridad, pero en seguida me adapté. Pensaba que el tema de los rodajes con gente tan unida no pasaba en Estados Unidos, porque como es todo tan a lo grande... Y no, me di cuenta de que un rodaje es un rodaje en todos lados. Da igual donde estés. Y me acuerdo que cuando terminó la grabación lloré mucho.
–¿Cuál fue su mayor reto?
–Todo. (Ríe). Ha sido mi primera vez haciendo un montón de cosas. Hablando en inglés, por supuesto, 24 horas al día durante mucho tiempo. También que me iba tan lejos para rodar con gente no conocía. Eso impone. Dices, estoy aquí haciendo mi primera película en Hollywood, y a vercómo es esto. Las cosas nuevas, como no sabes cómo van a ser, generan, más que miedo, vértigo.
–Acostumbramos a ver películas de acción en Hollywood, pero no tanto en España...
–Eso está cambiando. Antes teníamos eso de que las películas de acción eran solo para los americanos, porque nosotros no sabemos hacerlo y no tenemos tampoco presupuesto suficiente. Y eso está cambiando. De hecho cuando se estrenó «La casa de papel», era un proyecto muy ambicioso para presentarlo en España y para el presupuesto que tenía. Estamos demostrando que no tiene nada que ver.
–Si «La casa de papel» supuso un antes y un después en su carrera, ¿qué va a suponer «Snake Eyes»?
–No puedo tener más expectativas con todo lo que me está pasando. No sé qué pasará, pero ojalá esto me abra puertas, no solo para lo americano sino para cualquier mercado. Me gustaría trabajar en todos los sitios del mundo.