Netflix vuelve a fallar en sus traducciones con una expresión andaluza en “Luis Miguel, la serie”
No es la primera vez que la popular plataforma comete errores traduciendo algunas de sus series o películas
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Por si no teníamos suficiente con la traducción desacomplejada y en ocasiones rayana en lo ridículo de numerosos títulos de películas que las productoras de los países receptores escogen con fines comerciales y que tantos comentarios suspicaces han ocasionado y siguen ocasionando: ¿quién nos quita el trauma de ejemplos como el controvertido “Rosemary’s baby”, cuya traducción al español es “La semilla del diablo”, el explícito “Die Hard” de “Jungla de Cristal”, cuyo título original es “Die Hard” o una de las más sangrantes, “¡Olvídate de mí!”, cuyo título real es “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, ahora vamos con los guiones. Todo esto sin ser ni muchísimo menos culpa de los traductores, conviene matizar, ya que las malas y precarias condiciones en las que trabajan muchos de sus profesionales y el abuso de la traducción automática son algunos de los principales los elementos que generan este mal hacer.
En esta ocasión ha sido Netflix, plataforma parece que bastante reincidente en esto de meter la pata en las transcripciones (cabe recordar la reciente polémica generada con “El juego del calamar”, cuando un tiktoker coreano aseguró que el diálogo estaba muy bien escrito pero que “en la traducción a inglés no se había conservado nada de él”), la que ha vuelto a generar revuelo por culpa de la omnipresente expresión andaluza, concretamente sevillana si nos ponemos un poco puristas, mi arma. Durante un diálogo en el sexto capítulo de la segunda temporada de “Luis Miguel: la serie” se podía escuchar un doméstico “lo siento, mi arma”. Pero el algoritmo desacertado de la traducción prefirió optar por la vía del enfrentamiento bélico y tuvo a bien traducir en inglés como “I’m sorry, this is my weapon”. MY WEAPON (PISTOLA). La literalidad de la palabra traducida no tardó en despertar el ingenio de los twiteros pero también la indignación de muchos de ellos.
Con independencia de la rápida subsanación del error por parte de la plataforma (optando por un “darling”, es decir, “cariño, en vez “weapon”), el fallo pone de manifiesto una cuestión mucho más relevante alejada de lo paródico de la anécdota y es el precario ambiente laboral de los traductores así como la progresiva sustitución de sus servicios por máquinas. En un artículo publicado por Genbeta, profesionales de la traducción aseguraban conocer que empresas subcontratas de Netflix y de otras plataformas como Amazon Prime usan tecnología que realiza traducción automática que después los trabajadores editan.
Pese del miedo y la desazón que produce pensar en el reemplazo tecnológico de profesiones que requieren de la sensibilidad y las habilidades específicamente humanas, está claro que la herramientas digitales que se usen para realizar traducciones, no pueden llegar a alcanzar el nivel de los profesionales del sector. “No es Netflix quien usa esta tecnología para ahorrarse la contratación de servicios de traducción, sino algunas de las empresas intermediarias con las que Netflix colabora. Netflix tiene traductores propios para una parte de su oferta audiovisual, pero subcontrata a agencias de traducción para otra parte de sus productos”, aseguraba Iris C. Permuy, vicepresidenta de ATRAE, Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España. Con todo, si algo queda claro a raíz de este saleroso fallo es que hace falta invertir tiempo, ganas y dinero en dignificar las condiciones de trabajo de los traductores y apostar más por la profesionalidad de las manos que por la inestable rapidez de los algoritmos.