Dakota Johnson: “Me hice productora por lo sola que me he llegado a sentir en algunos rodajes”
La actriz y productora estrena en AppleTV+ “Cha Cha Real Smooth” (”Bailando por la vida”), a las órdenes de Cooper Raiff y en lo que podría ser la gran tapada de la temporada de premios
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Aunque la conociéramos a la sombra de sus padres, Don Johnson y Melanie Griffith, y su gran salto al estrellato llegara de la mano de la infame saga “Cincuenta sombras”, la carrera de Dakota Johnson (EE.UU., 1989) dista mucho de lo convencional. O, al menos, de lo que Hollywood tenía preparado para ella. Personaje arisco y extraño en el planeta cine —para el recuerdo quedará su visita al programa de Ellen DeGeneres o su disertación sobre las limas en el “Architectural Digest” solo para luego confesar que es alérgica— Johnson intenta alejarse todo lo que puede de la sombra del nepotismo y del taquillazo erótico que la puso en el mapa. Así, y tras trabajar con directores de la talla de Luca Guadagnino o Drew Goddard, la actriz ha dado el salto a la producción con “Cha Cha Real Smooth”, o “Bailando por la vida” como la ha titulado AppleTV+ para su estreno en España.
Siempre atenta al cine independiente (viene de trabajar en “Personal Assistant” y “The Nowhere Inn”), Johnson recibió un proyecto de guion de Cooper Raiff, indie darling donde los haya en el nuevo cine estadounidense y responsable de la brillante “Shithouse”, de 2020. Así se empezó a dar forma a “Cha Cha Real Smooth”, quizá una de las grandes tapadas de la temporada de premios que siempre está en marcha, y una historia en la que seguimos a Andrew (el propio Raiff) en busca de su propia identidad como adulto. Con el corazón roto por la marcha de su novia de la universidad a Barcelona, en un proyecto a largo plazo, el protagonista vuelve a su pueblo, a vivir con su familia y a intentar ganarse la vida como organizador de Bar Mitzvahs mientras encuentra un trabajo relacionado con su formación. Allí se hará un nombre entre las madres de la zona, llegando a conocer a Domino (Johnson) y a su hija Lola (Vanessa Burghardt), que está en el espectro de las personas con autismo. Entre bailes noventeros, copas de más y revelaciones gerontófilas, “Cha Cha Real Smooth” se revela como una comedia romántica poco convencional, dura por momentos y extremadamente realista en su definición del amor, menos grave y más comedida.
Si bien en su primer proyecto cinematográfico, centrado en sus años universitarios, Raiff exploraba el mundo desde el personalismo, desde el yo más egoísta, en “Cha Cha Real Smooth” nos encontramos con un director insultantemente maduro (25 años), capaz de desnudar sus filias y fobias más profundas sin perder de vista la universalidad de su historia. El autismo, quizá motor argumental en otro tipo de película, aquí no es excusa ni medio, solo circunstancia y casi anécdota en el cómputo global de lo que quiere contar la historia. “Bailando por la vida” es, en la reflexión posterior, una película que crece en el recuerdo, no tanto gracias a la sucesión de diálogos icónicos a la que aspira como todo montaje de vestimenta indie, sino por la misma elipsis a la que somete su tramo final: Raiff habla de las decepciones, pero le interesa más hablar de cómo superarlas, de cómo quitarles drama. La película, si acaso prosa ética del bagaje emocional, no solo es inteligente en el qué, sino que también se las apaña para darle forma a un cómo que a veces es pueril, a veces violento y siempre pasional, romántico quizá. Johnson, Raiff y Burghardt atendieron a LA RAZÓN en una mesa redonda desde Los Angeles.
-¿Cómo nació el proyecto? ¿En qué etapa se sumó cada uno?
-Dakota Johnson: Mis compañeros de producción se reunieron con Cooper (Raiff) poco después del estreno de “Shithouse” y me contaron que había un proyecto de película en la que querían que participara como productora. Con el guion ya escrito, Cooper y yo confirmados, empezamos a buscar a Lola. Y así dimos con Vanessa (Burghardt), que en realidad hizo suyo el papel y cambió muchas cosas, de manera muy orgánica, haciendo mucho más especial su personaje.
-”Cha Cha Real Smooth” lidia con la vida después de la universidad, con esa especie de frustración generacional que recorre la actualidad. ¿Cuánto hay de experiencia propia en ello?
-D.J.: Creo que siempre estoy buscando mi lugar en el mundo, y esa identificación me parece universal, más allá de la edad que tengas cuando te enfrentes a la película.
-Vanessa Burghardt: Bueno, yo acabo de terminar el instituto y no tengo ningún plan a la vista. O sea que no es solo extrapolable a la universidad.
-D.J.: Excepto porque estás atendiendo a la prensa en un estreno mundial, claro. (Ríe).
-Dakota, después de “La hija oscura”, vuelves a un papel complejo, con aristas, una idea multidimensional en un personaje femenino. ¿Es eso lo que buscas ahora? ¿Ese tipo de personajes, con mayor exploración, menos planos?
-D.J.: Cooper fue muy poco proteccionista con su guion. Me permitió casi escribir al personaje de Domino junto a él, lo cual me hizo poder defenderlo desde un punto de vista casi moral. Es mi personaje porque también lo escribí yo. De hecho, hay diálogos explícitos de nuestras conversaciones que él coló en guion. Trabajar con mujeres, directoras y con directores que están empezando me parece lo más interesante en este momento de mi carrera.
-Ambos personajes son madres peleando con esa condición misma...
-D.J.: Es curioso, sí, y es muy bonito. Trabajando en ambos proyectos he tenido la suerte de contar en el equipo con grandes profesionales que, además, son madres. Y lo más importante que he aprendido es que no hay una sola manera, no hay una manera correcta o buena de ser madre. Ese es el mito que hay que derribar, pero es muy complejo porque está anquilosado en nuestras sociedades. No sé realmente qué es ser una buena madre, pero quizá tenga que ver con escuchar, entender que tu hijo es un ser humano al menos tan complejo como tú y que tiene que explorar sus propios horizontes. Pero en realidad no tengo ni idea de lo que estoy hablando (ríe).
-¿Cómo es la Dakota Johnson productora?
-D.J.: Crecí en el seno de esta industria. Es parte de mí, y lo adoro, pero como actriz no siempre me siento del todo implicada en la historia que estoy contando. Siempre he querido un poco más. En términos de creatividad y de vulnerabilidad, siempre he querido tener un poco más de control, ser capaz de defender lo que estamos contando en la película. Como productora, estoy mucho más cerca de eso, porque veo todo el proceso desde el principio hasta el final. Además, me interesaba levantar una compañía en la que el amor y la colaboración fueran importantes, también el respeto. He estado en muchos rodajes en los que me he sentido muy sola, excluida de todo el proceso, casi apartada de manera jerárquica. Quería crear un nuevo tipo de ambiente en el que todo el mundo se sintiera parte de él. Este es un trabajo tremendamente privilegiado, así que no veo por qué no podemos hacerlo en armonía, compartiendo solo con gente con la que quieras estar.
-¿Cómo encaja eso con darle el sí a Sony y Marvel para “Madame Web”?
-D.J.: Quiero hacer de todo, en este trabajo no te puedes estancar. Me propusieron una idea muy entretenida, muy loca, así que lo acepté sin pensármelo mucho. Será divertido.
-Cooper, después del éxito de “Shithouse”, ¿cuál dirías que es la lección principal como director, como artesano casi?
-Cooper Raiff: Cada película es un puto milagro. Diría que lo más importante que aprendí en la primera película y que he aplicado en esta es saber escuchar. Entender, en un modo más profundo, que se trata de un arte colectivo. Por eso quería saber qué tenían que contar Dakota o Vanessa, qué querían extraer de sus personajes y ponerlo al servicio de la película. En la película anterior me sentí muy solo, de manera totalmente voluntaria y estúpida, así que quería sentirme rodeado y que el esfuerzo fuera colectivo, que realmente todos diéramos forma a este proyecto.
-Cooper, por momentos, tanto en “Shithouse” como en “Cha Cha Real Smooth”, parece que la comedia fuera improvisada. Los diálogos son redondos y a la vez naturales, como si no hubiera esfuerzo. ¿Cómo se consigue ese resultado?
-C.R.: ¡Es porque es así! ¡No nos esforzamos en absoluto! (ríe). Creo que todo tiene que ver con el elenco, con el cásting y la elección de los actores. No hay una salsa especial que se le pueda echar a la película, es algo más relacionado con la intuición y con la química que al final quieres buscar en tu película. Esa autenticidad, creo, solo es posible si realmente confías en tu película y en lo que quieres contar.