¿Era Drácula un vampiro muy enfermo?
Dos científicos tratan de encontrar huellas bioquímicas para averiguar las enfermedades que padecía Vlad Tepes, el empalador
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¿Quién no ha conocido a varios chupasangres a lo largo de su vida? La peor fama se la han llevado los vampiros, pero, como cualquiera con un poco de experiencia puede afirmar, no son, ni de largo, los peores. De todos ellos, Drácula es quien goza del cartel más feo, y mira que hay naipes chungos en esa baraja. Su historia proviene de un tal Vlad Tepes, apodado el empalador, lo que da una imagen aproximada de lo que consideraban de él en el siglo XV, que es cuando el muchacho vivió. La leyenda (y su sobrenombre, para qué mentir) dice que era un sanguinario cruelísimo, pero mucho, y, a la luz de la realidad, es que él no hizo demasiado para corregir semejante éxito de masas. Frenó a los turcos y trabó alianzas importantes, pero eso no fue suficiente.
Si a eso hay que sumar que después le vino el paniaguado de Bram Stoker a enriquecerse con una novela basada en su figura que se ha vendido como si fueran camisetas de Messi, lo de remontar la popularidad se le puso definitivamente en contra. Su mito pervivía entre nosotros a través de la sombra de un monstruo nocturno que mordía cuellos de hombres y mujeres (nada que no se vea entre la chavalería de Malasaña durante un fin de semana cualquiera).
Pero los historiadores, que son unos pelmas y no dejan a un muerto en paz han decidido examinar los restos que dejó en varios documentos que había afirmado. Gleb y Svetlana Zilberstein, dos científicos del laboratorio Parabon Nanolabs, creen que pueden recuperar huellas bioquímicas de estos documentos y obtener moléculas como proteínas o metabolitos. ¿Y esto que permite? ¿Para qué sirve? Se dice que las enfermedades condicionan el comportamiento y el objetivo de esta investigación es saber qué alifafes padecía Vlad Tepes y si alguno pudo influir más de lo normal en su ánimo. De hecho, varios aspectos reales de su figura trascendieron su siglo y se añadieron a Drácula. ¿Era verdad que lloraba sangre (la enfermedad se llama hemolacria)? Esto es lo que tratan de averiguar ahora. Y, también, si sufría otros trastornos, aparte de un corazón partío, como diría Alejandro Sanz, por la pérdida de Mina Harker.